La seguridad personal del Papa recae en última instancia en siete personas que le acompañan en todos sus viajes

El viaje de Benedicto XVI a Madrid con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) ha supuesto el despliegue de 10.000 efectivos, incluidos policías nacionales, guardias civiles y policías locales, que se encargan de velar por la seguridad del evento y en cada acto aseguran el perímetro, vigilan a los asistentes y rodean al Pontífice, pero en última instancia, la seguridad personal del Papa recae en siete personas que son las que durante todos estos días pueden verse corriendo alrededor del ‘papamóvil’.

El número no es aleatorio. En todos sus viajes al extranjero, el Papa se rodea de siete guardaespaldas, cinco miembros de la Gendarmería vaticana, el cuerpo policial encargado de la seguridad del Estado del Vaticano, y dos guardias suizos, el cuerpo militar que vela por la seguridad del Papa desde 1502 y es conocido por su colorido uniforme renacentista a rayas.

Al frente de estos siete escoltas, fácilmente identificables porque van vestidos de traje negro y son la última barrera antes del Papa en todos los actos que el Pontífice ha protagonizado en Madrid, se encuentra el comandante de la Gendarmería vaticana, Domenico Gianni. Exoficial de la Guardia de Finanza, una fuerza especial de policía de las Fuerzas Armadas de Italia, su nombre saltó a la prensa al evitar una posible agresión al Papa en la Nochebuena de 2009.

Esa noche, una mujer con problemas psicológicos, según explicó en su momento el Vaticano, Susanna Maiolo, saltó la valla protectora que separaba a los fieles del Papa en la Misa del Gallo y trató de agredir a Benedicto XVI. Gianni vio las intenciones de la mujer y la placó antes de que pudiera hacerlo, aunque no pudo evitar que la mujer tirara de las ropas del Pontífice haciéndole caer. Su intervención hizo que el Papa le comparar posteriormente con su ángel de la guarda.

Gianni, como el resto de escoltas del Papa reciben un entrenamiento especial para aprender, no sólo a garantizar la seguridad personal del Pontífice sino a adecuar su aptitud a lo que se espera de las personas que rodean a la primera figura de la Iglesia católica.

«La primera cosa que le enseñamos a nuestros hombres tiene que ver con la forma en que se garantiza la seguridad del Papa sin impedirle cumplir su misión entre la gente. Por este motivo los agentes del cerco estrecho en torno a él tienen competencias particulares, adquiridas gracias a una formación específica», explicó el prefecto de Salvatore Festa, encargado de coordinar las acciones entre la policía italiana que sirve en el Vaticano y las autoridades de la Santa Sede en una entrevista a concedida a L’Osservatore Romano.

Más allá de ese primer círculo de guardaespaldas, la seguridad general del Pontífice, así como de su séquito, corresponde a las autoridades locales del país al que viaja. Para la visita a España con motivo de la JMJ, la Policía Nacional ha puesto en marcha el Centro de Coordinación Operativa (CECOR) compuesto por 13 organismos que trabajan de forma conjunta. La Secretaría de Estado de Seguridad, la Delegación del Gobierno, el Ministerio de Defensa, Presidencia del Gobierno, la Casa Real, Policía Nacional, Guardia Civil, Policía Municipal de Madrid, Unidad de Coordinación de la CAM, organización de las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ), Bomberos, SAMUR y Protección Civil están representados de forma permanente en el CECOR.

El CECOR está ubicado en la sede de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional y centralizará la información global que recibe durante la celebración de los actos y solucionará las incidencias que puedan surgir. El CECOR ha sido activado desde el inicio de la fase crítica de la JMJ, y permanecerá activo initerrumpidamente hasta que el abandone España.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído