La Iglesia debe ponerse las pilas, estar activa, participar en los nuevos medios de comunicación
«El actual imaginario social y ético de la sociedad, los valores que la sostiene está en las antípodas del Evangelio. El catolicismo, la Iglesia ya no está en el centro. Sus valores no forjan los valores imperantes porque se encuentra en los márgenes». El doctor en Comunicación Josep María Carbonell, exdiputado socialista en el Parlamento catalán, expresidente del Consejo Audiovisual de Cataluña y actual decano de la Facultad de Comunicación Blanquerna de la Universidad Ramon Llull fue el encargado de abrir el nuevo curso de la Facultad de Teología de Vitoria en el aula magna del Seminario Diocesano. Lo cuenta F. Góngora en El Correo.
El acto académico comenzó con la lectura de la memoria por parte del decano, Carlos García Llata. El obispo de Vitoria y vice-gran canciller, Miguel Asurmendi, declaró abierto el nuevo curso. A continuación, Josep María Carbonell disertó en la lección inaugural sobre ‘Sociedad de la información y comunicación del Evangelio: un reto estratégico de la Iglesia‘.
Carbonell, que es el primer presidente laico de la Fundación Joan Maragall dedicada a la promoción del diálogo entre cristianismo y cultura, subrayó que desde la irrupción de los medios de comunicación de masas como la televisión, a la Iglesia le ha costado mucho situarse «porque su hábitat natural, histórico es la comunicación interpersonal, la relación directa y presencial. Mucho más complicado está siendo tener presencia en la nueva era de las redes sociales que Manuel Castells denomina la autocomunicación de masas».
Por otro lado, el catolicismo predica una visión completamente diferente de los valores actuales, como el individualismo, el capitalismo, la relación mercantil, la falta de moral. «Esto crea también dificultades para llegar a la gente», asegura Carbonell.«
¿Cómo hay que comunicar el Evangelio en estos nuevos tiempos?», se pregunta el doctor en Comunicación. «Como una ‘minoría creativa’ de sentido en palabras de Benedicto XVI, que va al fondo de las cosas y que habla de los temas nucleares, esenciales del hombre, lejos de la banalidad reinante». Además la Iglesia «debe ponerse las pilas estar activa, participar en los nuevos medios de comunicación pero teniendo una presencia cuidada porque preferentemente su medio debe ser la relación interpersonal y la comunidad creyente».