«Nunca es tarde para ser feliz, aunque hay que pensarlo antes»
«Soy católica, antidivorcio y antiaborto«. Ella es única en su especie, y manda y ordena en lo que a su vida se refiere. Cuando ayer salieron a la luz unas controvertidas imágenes de la noble desnuda hace 30 años, dijo que se sentía más molesta por lo que se dice de Alfonso que por unas fotos pasajeras. Aprovechó la coyuntura para afirmar que nadie de su entorno la animó a seguir adelante con la que será su tercera boda. Ni siquiera sus amigas la apoyaron, a pesar de lo cual recalca que se siente «muy querida». Lo cuenta María Serrano en La Razón.
«Todo eran opiniones en contra, hasta que todos se han dado cuenta del calibre de hombre que es». Cayetana defiende a capa y espada al que mañana será su marido, algo a lo que está acostumbrada. Tras acatar los deseos de su autoritario padre y casarse en 1947 con el marido elegido por él, la Duquesa resolvió que tomaría sus propias decisiones. El Duque de Alba se había opuesto a los noviazgos de Cayetana con toreros y a su boda con el Duque de Albuquerque, cuyo alto linaje relegaría a los Alba a un segundo plano.
Con sólo 46 años enviudó de Luis Martínez de Irujo, el «marido a la medida» de Cayetana con quien tuvo a sus seis hijos. En seis años volvía a pasar por el altar. En aquella ocasión también hubo críticas, rumores y maledicencias. Jesús Aguirre no tenía títulos, ni fortuna, era hijo de una madre soltera y fue sacerdote progresista hasta que colgó los hábitos en 1969. Nueve años después, la noticia de que Cayetana se había casado en Liria con un ex jesuita ocho años menor que ella revolucionó una sociedad que había despedido a Franco tan sólo tres años antes. Con sus hijos reticentes y los círculos de la Grandeza sorprendidos, Aguirre no se hizo con el cariño que poco a poco está consiguiendo Alfonso Díez.
Acusado de «cazafortunas» e «interesado», Alfonso reúne las características del hombre ideal de Cayetana: para hacerla feliz necesita «que sea sincero», y para que el matrimonio funcione, «amor, comprensión, ayuda y compenetración».
«Nunca es tarde para ser feliz, aunque hay que pensarlo antes», dice una mujer que, a sus 85 años, no renuncia a nada. A la pregunta de si siempre ha conservado su fe en el matrimonio, la Duquesa de Alba contesta: «Ah, desde luego. Yo soy antidivorcio, antiaborto y anti todas esas atrocidades. Soy católica y lo ejerzo, por eso me caso una tercera vez. Por desgracia, murieron mis dos maridos anteriores». Un ejemplo de fuerza y seguridad de una mujer que no permite que nadie le diga lo que tiene que hacer.