“Hubo un grupo de vascos que consideró legítimo matar a aquellos que se oponían a su proyecto nacional e identitario”
(José Manuel Vidal).- Aunque se quita importancia y dice haber aportado sólo «alguna cosita» al proceso de paz, el caso es que el sacerdote bilbaíno, Joseba Segura, fue uno de los mediadores que la Iglesia vasca puso a disposición de la lucha por la paz. Después, reclamado por el episcopado de Ecuador, se fue a Quito a liderar una profunda renovación de Cáritas en todo el país. Lleva ya 6 años allí. Dentro de 3, regresará a su diócesis, con la que siempre mantuvo un estrecho contacto. Creador de puentes, apuesta por la salida de la cárcel de Otegi y Rafa Díez, pide a Rajoy que posibilite la entrega de armas de ETA, aunque cree que los terroristas «no pedirán perdón como organización».
¿Cuál fue su primera reacción cuando se enteró del anuncio del cese de la violencia por parte de ETA?
Para mí ha sido una de las mejores noticias de los últimos 30 años. La pena es que, aunque la comuniqué con entusiasmo a mis compañeros ecuatorianos, aquí en Quito no he tenido gente con quien poder celebrarla como se merece. Euskadi vista desde otros continentes es, aunque a los de Bilbao nos cueste creerlo, una realidad pequeñita y desconocida. Además, sucede que nuestros problemas no son fáciles de explicar, incluso para los que tienen algún interés sobre el tema vasco.
¿Qué falta para que los terroristas entreguen las armas definitivamente?
ETA ha renunciado a la violencia y lo ha hecho sin obtener concesiones políticas. Ahora, para que entregue las armas es necesario ponerse en contacto con sus líderes a fin de concretar cómo, cuándo y en qué condiciones se produce esa entrega. Es lo que podríamos llamar una «interlocución técnica,» necesaria para asegurar que los responsables de ETA que han tomado la decisión, pueden llevarla práctica con el respaldo de toda la organización. En esos intercambios, la cuestión de los presos y la política penitenciaria es, tal vez, la más delicada por ser potencialmente la más controvertida.
¿Contribuyó la Iglesia, desde su ámbito, a este final feliz?
Muchas personas e instituciones han trabajado durante décadas para llegar a este punto. La Iglesia ha sido una de esas instituciones haciendo fundamentalmente dos cosas: por un lado ha intentado, con palabras y con gestos, deslegitimar moralmente esa violencia que ha provocado tanto sufrimiento; por otro, ocasionalmente y a petición de diversos interlocutores, algunas personas de Iglesia han colaborado con instancias institucionales cuando estas han solicitado apoyos específicos y cuando se ha considerado que eran cosas que la Iglesia podía y debía hacer. Todo lo que se ha hecho, ha estado motivado por un deseo de llegar cuanto antes a donde ahora finalmente se ha podido llegar.
¿Habría que rendir homenaje, en estos momentos, a eclesiásticos como monseñor Setién, monseñor Uriarte o Alec Reid?
No creo que la situación o aportaciones de esas personas sean comparables. Dos de ellas han sido obispos vascos a los que les ha tocado ejercer su ministerio en un periodo difícil de nuestra historia. La tercera, el P. Alec Reid, es una persona bien conocida en Irlanda por sus logros en los muchos años que se dedicó a la causa de la pacificación en aquel país. Sin embargo, creo que los tres responderían de modo similar a su pregunta: ni esperan, y ni tan siquiera desean, homenaje alguno por lo que hayan podido intentar o lograr en materia de pacificación. No creo que el afán de protagonismo sea la tentación de ninguno de esos hombres de Iglesia.
Usted mismo ejerció de mediador.
Mi papel no ha sido en ningún momento importante. Durante algunos años tuve la oportunidad de conocer, tratar y, en alguna medida, incluso colaborar con muchos de los verdaderos protagonistas de los logros que finalmente se han podido sustanciar. Eso me ha enriquecido enormemente, tanto en experiencias como en aprendizajes. Si a lo largo de esos años he podido aportar alguna cosita, doy gracias a Dios por ello. Pero no lo creo.
¿Cómo dar pasos hacia una reconciliación real y efectiva en Euskadi?
Ante todo, creo que deberíamos ser capaces de ponernos de acuerdo en un aspecto básico de lo que ha pasado: desde la llegada de la democracia hasta el 2011, un grupo de vascos ha considerado legítimo matar a aquellos que se oponían a su proyecto nacional e identitario, y ello en un contexto donde existía la posibilidad de defender cualquier idea por vías políticas. Sobre la base de ese reconocimiento se puede iniciar un proceso de sanación de las heridas personales e institucionales resultantes de esta larga historia de violencia y sufrimiento que nos ha acompañado desde que ETA militar decidió considerar legítimo promover su agenda política negando la dignidad humana de los que no compartían su proyecto.
¿ETA debería pedir perdón a las víctimas?
Se nos ha anunciado que la izquierda abertzale está preparando un documento en el que quiere explicitar su reconocimiento del dolor causado a las víctimas. No sabemos en qué términos, ni hasta dónde vayan a llegar en ese ejercicio de autocrítica. Respecto a ETA, no sé si como organización, hará en su momento algo similar. Lo veo difícil, aunque una sencilla frase, lamentando el sufrimiento causado sería, en sí misma, significativa. Más allá de eso nadie puede esperar que ETA reniegue de su historia, de su razón de ser, o que pida perdón por una ideología político-militar con la que ha justificado su actuar. Esto lo pueden hacer a título personal algunos militantes de ETA, tal y como de hecho está sucediendo, pero yo no lo esperaría de la organización como tal.
¿Cómo debe actuar la izquierda abertzale a partir de ahora?
La izquierda abertzale, cuando finalmente sea legalizada, será una opción política como cualquier otra, actuando únicamente con la fuerza de los votos que le concedan las urnas y de los apoyos que pueda lograr. Esos votos se traducirán en representación institucional en un marco definido por unas determinadas reglas de juego que, finalmente, han acabado aceptando con todas las consecuencias. Ese marco puede ser modificado pero solo de acuerdo a unas normas, las ya existentes u otras nuevas que eventualmente puedan consensuarse. Estos cambios ya no podrán ser forzados al margen de la política. De este modo la izquierda abertzale pierde su excepcionalidad y, ya sin victimismo y sin recurrir a amenazas directas o indirectas, sus propuestas valdrán lo que valga su capacidad de buscar los apoyos necesarios para lograr implementar su proyecto.
¿Se debería excarcelar a Arnaldo Otegi?
La salida de Otegi y de Rafa Díez de la cárcel sería un paso importante en el proceso de normalización de la opción que estos líderes representan. Los resultados electorales recientes de las coaliciones Bildu y Amaiur son la expresión de un voto represado y reflejan una situación excepcional. Está por ver cómo esos apoyos evolucionan en el tiempo, modulados con las responsabilidades de la gestión política que siempre desgasta. Llega la hora de que el proyecto político de la izquierda abertzale se someta al contraste de una realidad tan plural y compleja como la de la sociedad vasca actual.
Un sueño navideño para Euskadi
Que a partir de ahora nuestras diferencias políticas, aunque sean intensas, se diriman siempre en el respeto al que piensa distinto, sin negar en ningún momento su dignidad humana y su derecho a disentir. Y en lo que al nuevo gobierno se refiere, aun reconociendo que la pacificación difícilmente va a ser una prioridad para Rajoy, pido a los Reyes que el nuevo Presidente haga lo posible y razonable para facilitar que ETA entregue pronto las armas y se disuelva cuanto antes como organización. Cuando era niño a veces los Reyes me traían lo que pedía, especialmente cuando pedía cosas sencillas. Otras veces, me quedaba con las ganas. A ver lo que pasa con esta petición, porque se me ocurren algunos motivos para que Rajoy no se mueva.
¿Cómo ve, desde la distancia, la situación eclesiástica en Euskadi, con dos obispos «impuestos»?
El procedimiento para elegir obispos de la Iglesia Católica es, hoy por hoy, similar en todos los lugares del planeta. La calidad humana y cristiana de los obispos, su capacidad de diálogo con las comunidades bajo su cuidado pastoral y con el mundo, son, sin duda, aspectos muy importantes. Sin embargo, creo que el gran desafío del catolicismo en Europa tiene mucho que ver con un problema cultural de fondo: la dificultad que muchas personas tienen para comprender, valorar y conectar con elementos importantes de la propuesta religiosa cristiana (oración, descentramiento, dependencia de OTRO, reconocimiento de la realidad del pecado, sentido del sacrificio…). Estos y otros elementos encuentra una fuerte resistencia, cuando no una oposición militante, en muchos ambientes europeos. No me refiero a la propuesta ética del cristianismo (solidaridad, servicio a los pobres, defensa de la dignidad humana, justicia…) con la que aparentemente muchos europeos no tienen problema, o incluso pueden llegar a identificarse. Me refiero a elementos centrales de lo que ha sido y seguirá siendo el mensaje religioso cristiano, y, de manera particular, a todo lo relacionado con la vida sacramental, tan central en la historia e identidad católica. Esta fuerte disociación es, en mi opinión, un fenómeno característicamente europeo, ya que no se da en otros continentes, ni con la misma intensidad, ni en un modo similar. Por eso, el auténtico desafío de la Iglesia vasca no es específico de nuestra realidad, sino similar al del conjunto del catolicismo europeo.
¿Para cuándo su regreso a Bilbao?
Me quedan 3 años más en Ecuador, tras los cuales, Dios mediante, volveré a mi diócesis a colaborar donde mi obispo de Bilbao considere que debo desarrollar mi trabajo pastoral.
¿Qué está aportando y aprendiendo de la Iglesia ecuatoriana?
Llegué a Ecuador hace ya 6 años para apoyar el fortalecimiento de la red de Cáritas en el país, colaborando con los esfuerzos de las diócesis para lograr que en muchas parroquias haya una Cáritas activa y comprometida. En este tiempo se han conseguido avances significativos, no por lo que yo haya podido aportar, sino porque mi llegada ha coincidido con una clara apuesta de la Iglesia ecuatoriana por desarrollar Cáritas a todos los niveles. Y respecto a lo que estoy viviendo aquí, y por referirme solo a una cosa, trabajo también en una parroquia al norte de Quito en la que estoy disfrutando mucho, aprendiendo de la fe de este pueblo para el cual «Diosito,» como dicen por aquí, es un compañero muy importante y una presencia cotidiana en la vida de mucha gente. Espero que el cura esté ayudando a fortalecer la fe de su comunidad, pero lo que con certeza está ocurriendo es que los ecuatorianos fortalecen y enriquecen la fe del «padrecito» europeo. Ser sacerdote en Ecuador, como en otras muchas zonas de Latinoamérica, es realmente una experiencia gozosa de la que voy a disfrutar hasta el último día de mi estancia. Y luego, cuando toque regresar, «que me quiten lo bailao»!!
Algunos titulares
«El cese de la violencia de ETA fue una de las mejores noticias de los últimos 30 años»
«Para que ETA entregue las armas es necesario ponerse en contacto con sus líderes y concretar las condiciones»
«La Iglesia ha intentado, con palabras y con gestos, deslegitimar moralmente la violencia»
«A Setién y Uriarte les ha tocado ejercer su ministerio en un periodo difícil de nuestra historia»
«Si he podido aportar alguna cosita, doy gracias a Dios por ello»
«Hubo un grupo de vascos que consideró legítimo matar a aquellos que se oponían a su proyecto nacional e identitario»
«ETA promovió su agenda política negando la dignidad humana de los que no compartían su proyecto»
«No espero que ETA en cuanto organización pida perdón»
«Nadie puede esperar que ETA reniegue de su historia, de su razón de ser, o que pida perdón por una ideología político-militar»
«La izquierda abertzale pierde su excepcionalidad y su victimismo»
«La salida de Otegi y de Rafa Díez de la cárcel sería un paso importante en el proceso de normalización»
«Pido a los Reyes que el nuevo Presidente haga lo posible y razonable para facilitar que ETA entregue pronto las armas y se disuelva»
«Ser sacerdote en Ecuador es realmente una experiencia gozosa»