Las relaciones de Rajoy y Rouco Varela "están rotas"
(Jesús Bastante).- Recelo y cierta sensación de frustración. Con estos sentimientos se ha recibido en el seno de algunos grupos pertenecientes a la ultraderecha católica española (Derecho a Vivir, Hazte Oir o el Instituto de Política Familiar) algunos de los nombramientos ministeriales decididos por el nuevo presidente, Mariano Rajoy. Estos sectores son especialmente críticos con el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, y con la titular de Sanidad y Servicios Sociales (de quien depende también Familia e Igualdad), Ana Mato.
En privado, algunos de sus responsables temen que tanto Gallardón como Mato «no pongan toda la carne en el asador» para derogar la actual ley del Aborto y, especialmente, la cuestión de las bodas gay. Así, acusan al ya ex alcalde de Madrid de «activismo progay», y recuerdan que, durante su época como regidor, presidió muchas bodas entre homosexuales. Y lo cierto es que Gallardón no hizo referencia alguna a este tipo de modificaciones legislativas, que en todo caso no forman parte de las prioridades del Gobierno popular. En todo caso, el Gobierno aguardará a las resoluciones del Tribunal Constitucional antes de dar un paso en cualquier de ambas cuestiones.
En cuanto a Ana Mato, aunque se le reconoce -al igual que a Jorge Fernández Díaz, titular de Interior- cierta «sensibilidad» hacia la familia tradicional, se le critica que en su organigrama no figure el apartado de Familia, y sí Igualdad, lo que, en opinión de Instituto de Política Familiar, «muestra una peligrosa continuidad con los gobiernos Zapatero, tan negativos para la Familia». Del mismo modo, en una nota hecha pública ayer, exigen al Ejecutivo popular «que se deroguen las leyes regresivas para la familia, que implantaron los gobiernos de Zapatero y que tanto daño han hecho y siguen haciendo a la familia».
Estos recelos se suman al hecho de que Mariano Rajoy, ni durante la campaña ni posteriormente, haya hecho el más mínimo acercamiento a los sectores más conservadores de la Iglesia católica. De hecho, fuentes episcopales confirman que las relaciones con Rouco Varela «están rotas», y que el presidente del Gobierno busca acercarse con los grupos más moderados de la democracia cristiana, como los propagandistas. Eso se suma a su excelente relación con el cardenal Antonio Cañizares, a quien Rajoy querría tener en Madrid en sustitución de Rouco Varela.