(Ana Rosas).- Alrededor de 900 personas configuran la vecindad de mi pueblo, Vivares, un pueblecito de las vegas Altas del Guadiana, con pequeñas parcelas de regadío y una tradición participativa de sus vecinos, auspiciada desde siempre por la parroquia. Trabajadores, muy trabajadores, en una agricultura tomatera principalmente, y en tránsito ruinoso por la política comunitaria, pero sostenida por una cooperativa agrícola que vela y remienda la maltrecha economía de los abnegados campesinos de mi pueblo.
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