Si Jesús ha entrado en la historia del mundo, no puede pedirme que me abstraiga como lo hacen ciertas espiritualidades
(José Luis Pinilla sj).- Un alumno me dice muy orgulloso esta frase. La ha elegido como una especie de divisa para su vida. Le pregunto qué quiere decir con eso, y él me lo explica: «En clase, hay compañeros de todos los colores de piel: asiáticos, árabes, africanos, malgaches. Hay alumnos a quienes parece no gustarles eso, entonces yo les digo: «Dios ha creado el arco iris, me imagino que le gusta».
Los hay budistas, musulmanes o cristianos, y otros que no son de nada. En lugar de encontrar eso molesto, yo digo: «¡Dios ha creado el arco iris!»». Esta anécdota la encontré en un libro pedagógico lasaliano sobre las Migraciones cuyos comentarios también en parte recojo y a la vez me inspiran para un sencillo comentario sobre el día de las Migraciones y el mensaje del Papa y los Obispos españoles (cuyos párrafos escribo en negrita) sobre el mismo
Dios ha creado el arco iris ¡Pues sí, ese joven tiene mucha razón! Para comprender a los demás, ¿por qué no empezar por alegramos de nuestras diferencias? Yo admiro en el musulmán el sentido agudo de la trascendencia de Dios. Encuentro que el hinduismo y el budismo dan un gran valor a la dimensión espiritual del hombre. Las antiguas religiones de Africa y de América me han enseñado a respetar la naturaleza y sus componentes nutricios y a no comportame corno señor sin límite del universo.
La caridad a ejercer con todos no está » en función de lo que hoy se considera proselitismo» Así lo recogen los obispos citando a Benedicto XVI en una frase bien hermosa de su primera carta apostólica: «La caridad no ha de ser un medio. El amor es gratuito; no se practica para obtener otros objetivos. Quien ejerce la caridad en nombre de la Iglesia nunca tratará de imponer a los demás la fe de la Iglesia. Es consciente de que el amor, en su pureza y gratuidad, es el mejor testimonio del Dios en el que creemos y que nos impulsa a amar. El cristiano sabe cuándo es tiempo de hablar de Dios y cuándo es oportuno callar sobre Él, dejando que hable solo el amor» (CIV 31c).
Pero nosotros mismos, ¿sabemos de qué color somos? ¿Somos felices con el color que tenemos? A mí sí me gusta mi color y mi fe. Me gusta y mi fe lo proclama, desde el silencio de un testimonio modesto pero también desde el anuncio explicito, lo que hemos celebrado en Navidad, que Dios ha tornado forma humana. Ha nacido de una mujer y ha querido entrar en nuestra historia. De ahí fluye la mirada que mi fe cristiana me hace tener sobre todo lo que me rodea. Es una forma de situarme en los acontecimientos de mi época. Si Jesús ha entrado en la historia del mundo, no puede pedirme que me abstraiga como lo hacen ciertas espiritualidades. Un mundo en crisis donde me golpean la conciencia todos los vulnerados
Por eso me gusta el final del mensaje de nuestros obispos: concretan e inspiran acciones que muchas obras, comunidades, parroquias, grupos católicos etc ponen en práctica día a día porque sus miembros son capaces de cruzar su mirada con los excluidos:
– Siguen insistiendo ( será que lo cumplimos poco?) en crear espacios y comunidades () que promuevan solidaridad, acogida, diálogo. Lugares físicos y ámbitos que respiren un ese clima: En la parroquia , en la asociaciones, en las canchas deportivas de nuestros barrios , en el mercado, en la plaza y en la Escuela …
– El inmigrante no es un ser aislado. Traen una parte de su cultura, de sus raíces. No pueden despojarse de lo que son. Ni se pueden desarraigar de su familia. Ninguna ley debería hacerlo. No son solo individuos y mucho menos «mano de obra». No olvidemos lo del filosofo suizo. Pedíamos trabajadores y nos llegaron personas : «la familia emigrante es elemento imprescindible de cohesión social
– Nos recuerdan -por si lo hemos olvidado- lo que fuimos, al constatar el nuevo éxodo de españoles que están empezando a llamar – en Europa- también a las puertas de las Misiones Catolicas creadas en su momento con tanto esfuerzo de nuestros excelentes sacerdotes emigrantes al viajar con ellos a Europa y que promovieron tantas asociaciones familiares .. Bien que lo saben sindicatos y partidos políticos hoy legalizados que conectaban con muchas propuestas, con la acogida, con la denuncia que la Iglesia hacía defendiendo esa «doble cultura» la de origen y la de destino que iba creando identidades nuevas más ricas. Hoy entre 2008 y 2011, casi 400.000 mil españoles dejaron el país para buscar trabajo en otro lugar. Parece que se marchan los «cerebros». Sí, los mismos que seleccionamos y dejamos entrar y así «esquilmamos» a los emigrantes del sur. Al final del mensaje recuerdan la necesidad de seguir con las experiencias pastorales con los cerca de de más de millón y medio de jóvenes emigrantes. Miran quienes se marchan y miran quienes han venido ¡
– Hay un aspecto práctico muy interesante. Es un consejo eficaz para nuestros comentarios en la pandilla, o en la pescadería, o en el próximo mitin de las elecciones andaluzas para evitar las palabras xenófobas ( y acciones) que tuvimos que aguantar en las pasadas generales: Entre todos hemos de crear una opinión pública favorable- esa que no se sabe cómo se genera hoy día que tantos medios dependen de no sé que multinacionales . Lo de crear las leyes favorables parecería más fácil. No es tan difuso como el crear opinión, pero…¿ Lo haríamos sin esa visión ultrapartidista que busca plenos y goleadas en vez de buscar consenso para los marcos normativos en la regulación migratoria? Eso es lo que los obispos piden. Y el consenso es participación de todos. ¿Para qué?. Para lo que pide el Papa: imaginación ( nuevos métodos, nuevo ardor, nuevas expresiones.) para » la valoración de lo que enriquece recíprocamente, así como la promoción de nuevos programas políticos, económicos y sociales, que favorezcan el respeto de la dignidad de toda persona humana, la tutela de la familia y el acceso a una vivienda digna, al trabajo y a la asistencia»
– Y por último dos llamadas de atención también concretas: Una en forma de denuncia clara: «ante las mafias que abusan de los trabajadores inmigrantes (transportes hacia España, contratos abusivos, trata y explotación de personas con fines de explotación sexual) ,; y otra en forma de petición hacia los ingresados en los Centros de Internamiento por faltas administrativas . Los obispos se hacen eco de su «excepcionalidad jurídica» . Y mientras existan ( como si desearan que no existieran ) piden que » sean utilizados de modo excepcional, y que en todo caso se vele por las condiciones de vida de los internos y reciban la asistencia y el apoyo previstos en la ley..Ahí es bien necesaria otra petición concreta: que se garantice la atención religiosa adecuada, fluida, regularizada y permanente
A Dios le gusta el arco iris que surge tras la lluvia como señal de alianza con la Humanidad .Y su Hijo me da una mirada nueva para todos aquellos con los que me encuentro » leyendo en el rostro de los inmigrantes sus dolores y esperanzas, traduciendo la esperanza del Evangelio en respuestas prácticas para adultos, jóvenes y niños. En la evangelización -como en la relación migratoria- no hay uno que da y otro que recibe. Los dos dan y reciben.. Comprendo la frase del Evangelio: «Lo que hayáis hecho a uno de estos pequeños que son mis hermanos, me lo habéis hecho a mí».
Estoy llamado a formar un pueblo, a trabajar para la unificación de todos más allá de las barreras de razas y de culturas. Estoy contento de que el Espíritu de Pentecostés nos haya sido dado para salir al encuentro y abrir las puertas y reunir en un solo cuerpo tantos hombres y mujeres que pertenecen a pueblos diversos y que hablan todas las lenguas de la tierra. El Espíritu santo tiene el vigor del grito de los hombres, mis hermanos, y transmite la llamada desgarradora de un crucificado. Pero también tiene la ternura de un Padre hacia sus hijos.
Soy feliz de que el Espíritu haga su morada en nosotros. Y de que ese mismo Espíritu esté actuando en todo hombre de buena voluntad, enseñándome a ponerme a la escucha de hermanos tan distintos unos que comparte n mi fe con quienes testimonio que no ha quedado «reducida a un mero hecho cultural» y otros que sin compartir mi fe tienen derecho a que les muestre el «el Dios en quien creemos que es el Dios del amor, de la justicia, de la ternura y de la misericordia».
«Dios ha creado el arco iris, me imagino que le gusta.»
Jose Luis Pinilla Martin s.j.
Director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Migraciones