Joan Piris: "No podemos crear muros entre las personas"
La Iglesia catalana ha pedido hoy respeto para las personas inmigradas y ha alertado contra los discursos xenófobos que ponen en peligro la cohesión social, con motivo de la conmemoración de la jornada mundial de las Migraciones que se ha celebrado hoy en muchas parroquias de Cataluña.
Bajo el título de «La solidaridad con los inmigrantes«, el cardenal-arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, ha hecho hoy un reconocimiento en su carta dominical al «esfuerzo» que está haciendo la comunidad cristiana e instituciones como Cáritas para acoger a familias inmigradas y facilitar su integración.
El cardenal reconoce, sin embargo, que «la actual crisis económica hace difícil y especialmente ardua la realización de programas políticos, económicos o sociales que puedan ayudar a los inmigrantes», aunque llama a que ello no sea obstáculo para llevar a cabo programas de integración.
El prelado catalán dice que «nadie debe sentirse forastero» y que la inmigración «representa un enriquecimiento recíproco», por lo que apela a la tradición de Cataluña con su larga experiencia de acogida «para responder a los nuevos retos del momento presente».
El delegado de la Pastoral Social de la Diócesis de Barcelona, mosén Josep M.Jubany, ha denunciado en un editorial, que publican las hojas dominicales de las diócesis de Barcelona, Sant Feliu de Llobregat y Terrassa, que uno de los colectivos más afectados por el desempleo y la crisis son los inmigrantes, que hasta ahora ocupaban los trabajos de más baja cualificación o precarios y ahora están desempleados y sin ayuda de la familia.
Mosén Jubany denuncia que estas personas son vistas por colectivos «como personas intrusas que compiten por un puesto de trabajo. Se les niega la participación. Son víctimas de descalificaciones de determinadas formaciones políticas y sociales».
«El discurso xenófobo se ha instalado en algunas capas de nuestra sociedad, poniendo en peligro la cohesión social», alerta el religioso, que ha hecho un llamamiento a no dejarse llevar «por propagandas interesadas, no tenemos que hacer caso de las leyendas urbanas, sin ningún fundamento que se difunden en algunos medios».
También el obispo de Lleida, Joan Piris, ha destacado en su carta dominical que «las sociedades actuales están compuestas por personas de procedencia muy diversa» y explica que ha visitado una escuela con el 75% de inmigrantes procedentes de 22 países diferentes.
Señala «el sufrimiento y condiciones precarias de vida» de las familias de inmigrantes cuyas relaciones «muchas veces les lleva a convertirse en guetos».
«No es fácil -agrega el obispo- acertar con la política migratoria y con una legislación adecuada y menos en estos tiempos de crisis generalizada y por la sensibilidad social que hay. Pero en el siglo XXI, cuando son inexistentes las fronteras para el comercio y la información, no podemos crear muros entre las personas«.
El obispo ilerdense recuerda que las personas que emigran lo hacen «para poder sobrevivir» y pide «el establecimiento de políticas de respeto a los derechos fundamentales de los recién llegados» y defiende que la multiculturalidad «enriquece mutuamente».
El obispo de Terrassa, Josep Àngel Saiz Meneses, también aboga en su carta dominical por «encontrar una convivencia serena en el respeto de las diferencias legítimas» en una sociedad «cada vez más multiétnica e intercultural».
Tras felicitarse por el grado de integración conseguido en su diócesis, el obispo de Terrassa pide que se promocionen nuevos programas políticos, económicos y sociales para favorecer el respeto de la dignidad de todas las personas. (RD/Efe)