En el País Vasco son muchos los líderes políticos, en todos los niveles de gestión y en la más amplia pluralidad ideológica, que proceden del mundo cristiano
Si en algún lugar ha existido una conexión entre política y religión ha sido en Euskadi, donde se han sacralizado identidades y se han alentado reivindicaciones calcando escenarios en los que el Evangelio ha sido un motor y una inspiración. En el País Vasco son muchos los líderes políticos, en todos los niveles de gestión y en la más amplia pluralidad ideológica, que proceden del mundo cristiano. El Instituto Diocesano de Teología y Pastoral de Bilbao ha reunido a representantes de cuatro formaciones para hablar sobre «el por qué y el para qué del compromiso sociopolítico de los cristianos». Josune Ariztondo (PNV), Carlos García de Andoin (PSE – PSOE), Beatriz Marcos (PP) y Iosu Murgia (Aralar) se aventuraron en una confesión pública muy poco habitual. Lo cuenta Pedro Ontoso en El Correo.
Los itinerarios no suelen coincidir entre la derecha y la izquierda en cuanto a la convicción cristiana y el paso a la política, vinculada en unos casos a la herencia familiar o a la trayectoria asociativa de los protagonistas, y aparejada, en muchas ocasiones, a experiencias de injusticia. Josune Ariztondo, responsable de Cultura de la Diputación de Bizkaia y miembro cualificado del PNV, reivindicó la memoria de su familia «euskaldun, monolingüe, religiosa, nacionalista y represaliada» para explicar el contexto vital en el que se ha fraguado su conciencia social y política, primero como profesora en la escuela de Magisterio y después como líder jeltzale, desde la primera lección aprendida en casa: «Aplicar el código de la honradez a todas las conductas».
En Aritztondo dejó huella el relato familiar de la guerra, la posguerra y unos años convulsos «de agitación, clandestinidad y represión». Y siempre le ha dado vueltas al hecho de que, con todo lo que estaba pasando, no hubiera acabado en el MLNV. «Hay dos razones que me salvaron – confesó -. A mí me enseñaron a distinguir entre el bien y el mal, que ha sido un tronco básico incrustado en mi familia. Y tenía una responsabilidad con la confianza de mis padres para que estudiara. No podría fracasar».
El papel de la familia también ha sido capital para Beatriz Marcos, que se dedica en cuerpo y alma a su responsabilidad como concejal del PP en el Ayuntamiento de Bilbao. «Mi familia era cristiana y tuvimos una educación religiosa muy intensa, un ambiente en el que todos los hermanos nos sentíamos muy cómodos». Madre y abogada, entró en contacto por casualidad con un parlamentario del PP, vecino circunstancial en un verano del 93, y más tarde fue «fichada» por Leopoldo Barreda. La edil popular cree que su decisión de entrar en política tiene mucho que ver con su «obligación como católica de sembrar y recoger, de dar testimonio en la vida pública. Yo he recibido 5 talentos y tengo que multiplicarlos por 10«, resumió, echando mano de una parábola.
Pero si el testimonio es importante, la capacidad de transformar la realidad y de influir en el Boletín o en los Presupuestos es una cuestión a la que concede mucha importancia Carlos García de Andoin. Procedente de los movimientos de Acción Católica, el coordinador de Cristianos Socialistas reivindicó el esfuerzo de este sector para «tender puentes entre el PSOE y el mundo cristiano, en un partido en el que se ha ido imponiendo, en muchos casos por pragmatismo, la laicidad incluyente».
El exconcejal de Sestao dejó la dirección de los laicos vizcaínos para integrarse en el Gobierno de Zapatero, primero con María Teresa Fernández de la Vega y después en el gabinete del ministro Ramón Jáuregui, y en los últimos años como coordinador de la política religiosa y la memoria histórica. Desde la tesis de que hoy pocos cuestionan que la religión es un asunto público, García de Andoin enumeró algunas aportaciones significativas que, gracias a una mediación en las políticas de valores, ha servido para introducir mejoras en iniciativas legislativas como la muerte digna, el profesorado de Religión, la asignatura de Educación para la Ciudadanía o la ley del aborto. «En esta última cuestión se trabajó con Iñigo Urkullu para inclinar un acuerdo con el PNV».
Iosu Murgia, coordinador de Aralar en Bizkaia y miembro de su ejecutiva nacional, fue el más radical en sus planteamientos. Diplomado en Teología y procedente del escultismo, pronto llegó a la conclusión de que «tenía que militar a la izquierda del Padre«. Murgia cree que la política se ha olvidado de escuchar a la calle y cuestiona que los partidos no tomen «decisiones más fuertes a favor de los débiles en este momento tan complicado». Tanto él como García de Andoin defendieron la necesidad de una profunda reforma fiscal – Ariztondo no entró al trapo «porque es un tema serio que no se puede despachar en pocos minutos»-. El representante socialista reclamó una reflexión moral de la Iglesia sobre fiscalidad, «porque hay un olvido de las estructuras de pecado en esta cuestión«.
Murgia terminó planteando una pregunta ante una sala abarrotada en la que sobresalían Ángel Mari Unzueta, vicario general de la diócesis de Bilbao, o el diputado foral de Presidencia, Juan María Aburto, dos pesos pesados en sus respectivos ámbitos. ¿Si Jesucristo estuviera hoy aquí, donde se situaría?. Murgia lo tiene claro: «Jesús estaría con los manifestantes del 15 – M«.