Ser austero significa ser libre y no ser esclavo de las cosas, es decir, manifestar el dominio del hombre, de su razón y de sus criterios
El obispo de Girona, Francesc Pardo, ha recordado a los responsables de las administraciones públicas que «no son los amos de los bienes de todos» sino que los gestionan para distribuirlos «con justicia y equidad«, y a los empresarios les indica que sus bienes tienen también una finalidad social.
En su carta dominical que publica hoy la hoja parroquial de su diócesis, titulada «Cuaresma 2012: Sobriedad«, el obispo recuerda que la crisis económica «es muy negativa y dolorosa, sobre todo para aquellos que más la sufren porque no tienen trabajo».
El prelado pide que el inicio de la Cuaresma sirva a los colectivos que no sufren la crisis como «oportunidad para reflexionar sobre el estilo de vida» y les recomienda «sobriedad y austeridad».
«Ser austero significa ser libre y no ser esclavo de las cosas, es decir, manifestar el dominio del hombre, de su razón y de sus criterios sobre las cosas y las pulsiones más primarias de poseer y acumular», explica el obispo.
Monseñor Pardo defiende que «la austeridad o la sobriedad manifiestan claramente que los bienes materiales no son la razón de ser de la persona, ni el objetivo último a conseguir en la vida, ni el medio para ser feliz y sentirse realizado, pese a que esto vaya en contra de todas las técnicas de mercadotecnia».
Para el prelado gerundense, la «exigencia ética» es una obligación para todos, «pero especialmente de los que tienen la responsabilidad de administrar mucho dinero o bienes productivos«, explica en referencia a los empresarios «porque ciertamente son de su propiedad, pero llevan inscrita una finalidad social».
«Las patronales y dirigentes de empresas del ámbito privado o público tienen que tener bien presente que, para asegurar la viabilidad de la empresa y el trabajo del futuro de muchas personas, tendrán que dedicar dinero a la investigación, a la renovación de maquinaria, a la formación de las personas, y no tanto a disfrutar personalmente de las ganancias…», argumenta el obispo.
Francesc Pardo escribe, en alusión a los políticos, que la ética «también obliga a los responsables de las administraciones públicas en sus diversos niveles«.
«No son los amos de los bienes de todos y que precisamente reciben de todos: son sus administradores para que los distribuyan con justicia y equidad», arguye el obispo.
(Rd/Efe)