El anticristo es el que ordena y manda las guerras. Todos los violentos; los que quieren resolver los problemas del mundo a través de las armas o las violencias
Dice que de salud está «como los coches antiguos». El Padre Ángel, fundador de Mensajeros de la Paz, acaba de pasar la última ITV médica tras superar un cáncer de colon. Ahora, si cabe, valora más la vida. Lee todos los días el Evangelio, en el que sigue encontrando «cosas nuevas y revolucionarias». También a San Juan Bosco y a los teólogos de la liberación, los periódicos… Esta semana acaba de inaugurar un comedor para niños en Madrid. Le gusta «seguir con los pies en la tierra». No le gusta hacer proyectos. Lo último que le obsesiona es la cárcel de Benín (África), donde vio a «niños recién nacidos durmiendo sobre el suelo sin colchones con sus madres». Lo entrevista Fernando Allende en La Voz de Asturias.
Ese es ahora su objetivo más inmediato. «A la madre de Calcuta le recriminaban que no hiciera proyectos. Ella decía: mira yo doy de comer y vosotros que sois tan listos haced lo otro», comenta con su proverbial humor.
Corren malos tiempos en España.
Sí. Pero parece como si el que la viera mal fuera solamente yo. La han visto todos los políticos. Da la sensación de que cuando un cura ve que están mal las cosas eso se llama demagogia. Pero en España llevamos un tiempo mal y un tiempo con preocupación. Toda Europa está mal. Hablamos del euro, del dólar, pero hay unas preocupaciones básicas como poder subsistir, poder comer, tener un poco de dinero para llevar a los niños al colegio, comprarles los libros, pagar la luz. Pero son tiempos que vamos a superar si somos solidarios unos con otros.
Mariano Rajoy dice que los españoles entienden las medidas que está tomando el Gobierno, como la reforma laboral ¿Qué opina?
Lo primero que quiero decir es que aunque me vean hablar con unos y con otros no estoy afiliado a ningún partido. El único partido en el que milito es el de la iglesia desde hace 50 años. Yo creo que Rajoy ve con preocupación también la situación económica que tiene en frente. De todas formas yo creo que de esta salimos, pero no porque lo digan los políticos sino porque entre todos estamos empeñados en salir. En nuestra Asturias hace más de 50 años, cuando yo era un niño, había muchos más problemas. Yo he pasado hambre como la pasaron todos los niños de mi edad. Después se superó y hemos podido vivir mejor. Hay que dar mensajes de esperanza pero no por ser optimistas sino porque es verdad.
¿Le ha parecido un poco tibia la respuesta de los sindicatos y los partidos de la oposición a la reforma laboral?
Sí, sí porque yo he visto cientos de manifestaciones y muchas peleas en el Congreso por otros temas menos importantes, pero por los asuntos que a la gente de verdad le preocupan no. Están echando a las familias de sus casas con desahucios, con las hipotecas. A veces llegan los padres a casa y a los niños no tienen qué darles de comer o como ocurre en una comunidad de Galicia, donde hay abuelos que acuden a un comedor de caridad para que sus platos, en casa, los puedan comer los nietos. Si esto no es preocupante que venga Dios y lo vea. Los políticos a veces se pelean por quítate tú y me pongo yo, tendrían que reflexionar y pisar más la calle. Yo tengo ganas de que vayan los políticos a servir a los comedores, a ver a la gente que está haciendo colas para poder comer un plato de cocido. La iglesia a veces dice cosas que no gustan, pero ha sido pionera en obras sociales con los leprosos, con el SIDA y ahora es pionera en montar comedores sociales para dar de comer a la gente. No da de comer sólo a los que creen en Dios. No se pregunta esto. Debían coger ejemplo también otras instituciones.
¿Usted hubiera hecho ya una huelga general?
Uno no se puede quedar con los brazos cruzados. Creo que todos los gobiernos quieren hacerlo bien, pero no puede ser que a veces, los recortes sociales se extremen tanto y que en algunas comunidades autónomas hayan llegado a decir que van a bajar el 25 por ciento las ayudas para los mayores en las residencias o para los niños. Están locos. Cómo se va a bajar el 25%. ¿Qué quiere, que le corte una oreja o que no le dé comer? Porque la luz cuesta dinero y el agua. Hay que ser firmes y a veces hay que decir las cosas aunque a la gente no le guste, pero no por denunciar sino por anunciar que es posible un mundo mejor, y que tenemos que arrimar el hombro todos.
¿Le pediría a Mariano Rajoy que suavizaría la reforma laboral y negociara un poco con los sindicatos?
Yo le pediría diálogo. Con el diálogo se es capaz de todo. Pero además de dialogar, un gobernante tiene que gobernar, aunque a veces no nos guste. Prefiero que se equivoque gobernando a que no gobierne. Es mucho más fácil no hacer nada. Yo no le echaría todo el agua encima, le pediría que dialogue.
Esta crisis la han provocado los ricos (los poderes financieros).
Yo confieso que no lo entiendo, porque no se a quién se debe el dinero. El Gobierno propone ahora ahorrar 40.000 millones. No entiendo mucho de eso. La culpa es de los que dirigen la economía. Pero también hay un bienestar social. Cuando llego de África y veo que en España tenemos seguridad social, sanidad, agua potable, tenemos hasta ahora, todavía, que comer. Tenemos una seguridad que no nos matan ni nos asesinan en la calle. Por eso, uno envidia a esta España nuestra. Y eso se debe a los políticos que hemos tenido: Adolfo Suárez, Felipe González, Aznar (omite a Zapatero) y quienes tenemos ahora. Lo bueno que tenemos se lo debemos a ellos, pero también lo malo. Esa es la percepción que tengo.
La mitad del mundo pasa hambre y las diferencias entre pobres y ricos se acentúan. ¿Esto tiene arreglo?
Diariamente mueren más de 30.000 personas. Es un campo de fútbol entero, lleno de gente. Pero esto tiene arreglo. Mi generación no lo verá. Cumplo pronto 75 años. Es trágico que haya hambrunas y se nos tendría que caer la cara de vergüenza de pensar que haya todavía niños, mujeres y hombres en el mundo que mueren por falta de pan y de agua, pero esto se va a resolver. Estoy seguro.
¿Pero cómo? ¿Las ONGs no son un poco voluntaristas y la llave de la solución sería que todos los gobiernos se pusieran de acuerdo?
Por supuesto. Pero no se puede echar la culpa a las ONGs.
No les echo la culpa, digo que son voluntaristas.
No, en el buen sentido. Pero ni las ONGs ni las instituciones religiosas pueden arreglar este problema. Los únicos que pueden hacerlo son los políticos. Por eso hay que creer en ellos. Y yo creo en los políticos. Yo en la Cruz de los Ángeles decía hay que creer en Dios y en los hombres. ¿Cuándo en la historia de la humanidad se habían reunido ciento y pico países para erradicar la pobreza, el analfabetismo y las enfermedades? Nunca. En los años 90 se reunieron. Es verdad que todavía no se ha cumplido. Pero hoy hay una sensibilidad social muy grande hacia estos problemas y también en los políticos.
¿Cómo ve Asturias?
La veo con nostalgia con pena, con rabia, con ganas de tener veinte años menos y estar ahí trabajando por ella. Aunque digan que los asturianos somos muy fanfarrones también somos personas trabajadoras, gente que por la tierra nuestra matamos, como dice la Belén Esteban (risas). Asturias va a salir adelante. Ha sido la pionera en aspectos sociales. Se reveló e hizo una revolución ante las injusticias, y ese espíritu hay que volver a tenerlo. Nosotros llevamos la revolución en nuestros genes. Hay que protestar por hacer el bien a Asturias. Ojalá en estas nuevas elecciones los políticos que salgan sean capaces de entusiasmar a los asturianos y de darle a esta región lo que necesita, pero lo último que se puede perder es la esperanza. A mí lo que me molesta es el derrotismo. Soy optimista por realista. Yo conocí la Asturias de los años 1939 y los 40, cuando yo era un niño y no tiene nada que ver con lo que es ahora.
¿Se han perdido ocho meses con el Gobierno de Francisco Álvarez-Cascos?
O se han ganado (risas). Depende de cómo se quiera ver la media botella. Si era muy bueno se han perdido. Si era muy malo se han ganado. No se ha perdido nada. Es cierto que el Gobierno que teníamos en Asturias no podía gobernar. Se necesitaba pegar un puñetazo encima de la mesa y decir: vamos a volver a empezar, porque estando como estaba era imposible salir adelante. Yo quiero y admiro mucho a mi Asturias y a mis políticos, de tal forma que algún disgusto me costó cuando me preguntaron a quién votaría yo y dije que les votaría a todos si pudiera. Además, los conozco y los quiero, tanto a Javier Fernández como a Cascos y a Cherines. Yo los votaría a los tres.
Los partidos de izquierda critican que en Asturias el arzobispo pide el voto para los partidos de derechas.
Creo que lo han interpretado mal, sin duda alguna. Si yo fuera de algún partido lo diría sin problema alguno y, además, creo que no sería ningún pecado. Tenemos obligación de votar y el que no lo hace es mala persona. Hay que votar para poder exigir. Que el obispo diga su pensamiento o que Santiago Carrillo diga el suyo no creo que sea ninguna barbaridad. No sé por qué lo sacan de quicio. Yo quería haber sido cura rojo y comunista como los curas comunistas que conocí yo de Asturias. Otros admirarán a los curas que van a la Universidad.
Jesús dijo: «Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios»
Por desgracia o por gracia los ricos también van a ir al cielo. Cantinflas, al que tuve la oportunidad de conocer y de hablar con él, tenía una frase que yo repito muchas veces. Decía: «yo no quiero que se acaben los ricos, lo que quiero es que se acaben los pobres». Los ricos, si son capaces de repartir y compartir, aunque se quedan con una buena parte del león, van al cielo si es que creen en ello y si no, el cielo lo tienen aquí ya.
Con el dinero se puede hacer de todo, hasta entrar en el cielo.
Los ricos son tan ricos que ya se pondrían a régimen para entrar en la aguja (risas).
Pero la iglesia siempre ha estado al lado de los ricos.
Yo no creo en eso. A veces, cuando nos quieren dividir, dicen: la iglesia eres tu y no los que están con los ricos. No es verdad. La iglesia es Cristo. Y es la iglesia de los pobres y de los ricos. Cristo nunca llegó, ni tan siquiera, a condenar a los ricos. Condenó a los violentos, a los que lo quieren todo para sí. La iglesia que yo conozco y que yo piso, la de los misioneros que están en más de 50 países es una iglesia abierta. Algunos de ellos han perdido una pierna o un brazo, muchos la vida o la salud. Si eso no es iglesia que venga Dios y lo vea. La iglesia no son solo los papas, los obispos y los curas.
¿Qué les diría a los banqueros, que viven como si fueran a ser eternos, que den créditos a las empresas, a las familias?
Sobre todo que compartan, que sean solidarios. Pero cada vez lo son más. Además, si no lo son, que tengan cuidado porque se lo pueden quitar todo. El mundo ha cambiado un poquitín. Los ricos ya no son los poderosos. Los poderosos a veces son otros. Son los que tienen más información, los que pueden influir. Los ricos no son los que mandan en el mundo.
Pero nos gobiernan los mercados.
Hoy poca gente se pone de rodillas delante de los ricos, como antes. La felicidad está en hacer el bien a los demás y hacerlos felices. No hay felicidad mayor que cuando viene alguien a pedir ayuda y les das 300 euros para la hipoteca o para comer. Entonces duerme uno con satisfacción. Esta semana inauguramos en Madrid un comedor para niños de 2 a 12 años. Para mí es una ilusión y una felicidad ver como los niños se pueden sentar en una mesa. Hemos quitado las mesas de oficinas y los ordenadores para poner el comedor. Hace más falta comer que tanta técnica.
El Apocalipsis dice que al final del mundo vendrán muchos falsos profetas a engañar a la humanidad. ¿Estamos en el final como dicen algunos colectivos de cristianos?
Yo creo que mi padre y mi madre ya conocieron a falsos profetas. Son los que nos engañan. Hay profetas que son verdaderos, aunque los matan. Son los buenos, los que dicen lo que hay que hacer y les molesta a la jerarquía. Hay más bien falsos predicadores. Pero hay más verdaderos profetas que molestan mucho como Vicente Ferrer, Nicolás Castellanos, Benjamín Forcano .
¿Y quién es el anticristo del siglo XXI?
El anticristo es el que ordena y manda las guerras. Todos los violentos; los que quieren resolver los problemas del mundo a través de las armas o las violencias son anticristos, porque Cristo era paz. El anticristo es todo lo que está pasando ahora en Siria; los asesinos de tanta gente. Pero hay más cristos que anticristos.