Sigo siendo sacerdote y religioso. Estoy suspendido a divinis hasta que la Congregación considere oportuno
(José Manuel Vidal).- Le acusaron, le denigraron y hasta le suspendieron a divinis. Pero el cura Juan Molina Msc pasó por Gran Hermano proclamando a diario que es feliz siendo sacerdote. Se acercó a los jóvenes, no tuvo tentaciones de la carne y aprendió que los jóvenes quieren curas alegres, auténticos y con corazón. Feliz por la misión cumplida, este religioso en la frontera espera reincorporarse a su congregación, cuando termine el programa. Siempre humilde, pide «perdón de corazón a las personas que haya podido escandalizar por mi paso por GH». El pater Juan, cura motero y cura de GH, un ejemplo de la nueva evangelización.
¿Se siente «derrotado» por haber salido de la casa de GH?
Me siento un afortunado por haber podido participar y por haber vivido la experiencia 74 días. El sentimiento de derrota estaría en el caso de que mi meta fuera ganar el concurso, pero en ningún momento era esa mi ilusión.
¿Qué aprendió allí dentro?
Aprendí a convivir con respeto con personas que no conocía, de diferentes edades y sensibilidades. Aprendí a conocerme un poco más: mis reacciones, mis prejuicios, mis miedos, mis deseos más profundos. Aprendí a controlar mis impulsos: la restricción en la comida, el no dejarme llevar por la ira o el enfado, etc… siempre se puede aprender algo de todo lo que vivimos.
¿Tuvo ocasión de enseñar algo de su fe a los demás?
Tuve ocasión de compartir mi fe con los compañeros/as de la casa. Hubo multitud de momentos en los que, cuando me veían leyendo la Palabra, me pedían que les leyera textos bíblicos y se los explicara. Hubo momentos para dar razón de mi fe como nos pide Pedro en su epístola. Momentos en los que me hacían preguntas que suscitaban respuestas «complicadas» en materia, sobre todo, de ética personal y social. Momentos en los que podía explicar dudas que tenían sobre la Iglesia, explicar lo que era el rosario, etc…
¿El hecho de ser cura le benefició o le perjudicó en la casa?
Dentro de la casa me benefició, en general, aunque el único compañero con el que tuve un poco de conflicto lo aprovechó para ridiculizarme. Fuera de la casa algunos medios se han empeñado en querer presentar una mala imagen mía como sacerdote inventándose sin pudor mentiras muy graves.
¿Qué tipo de cura quiere la gente joven con la que convivió?
Les gustó conocer un sacerdote cercano que bromeaba, que bailaba con ellos, que reía y compartía todo con ellos. En alguna ocasión alguno manifestó que jamás se habría imaginado llegar a ser amigo de un sacerdote como es el caso de Michael o Cristian. En definitiva, quieren lo que creo que a todos nos gusta de un sacerdote: cercanía, alegría, autenticidad en sus convicciones, que sea una persona de corazón.
¿Pudo hablar de sus convicciones religiosas más profundas y de la felicidad que proporciona el seguimiento de Jesús?
Por supuesto, en varias ocasiones surgía el tema. E incluso me preguntaban ¿Y si no te dejaran volver a ser sacerdote? Y les contestaba que me sentiría perdido porque es lo que más feliz me hacía en la vida. No sé si se emitieron todas las conversaciones sobre este tema que tuve con ellos pero fue en repetidas ocasiones.
¿Tuvo que resistir muchas veces la tentación de la carne?
Para nada. Soy consciente que este asunto da mucho morbo en general pero desde el primer momento que pisé la casa tenía muy claro quién era y lo que estaba haciendo allí. Cuando ya conocí a todas las mujeres con las que iba a convivir ninguna despertó en mi interés en esa materia, las veía como compañeras y posibles amigas, nada más. Y al saber todas ellas que yo era sacerdote me trataban con respeto y ninguna se acercó a mi con otro interés que no fuera el de buscar un buen compañero o amigo.
¿Considera que cumplió su objetivo de ‘evangelizar’ de otra manera?
Creo que, a pesar de las tremendas críticas que he leído por parte de algún sector de Iglesia, sí he cumplido ese objetivo y se sigue cumpliendo. Creo que he sido objeto de burla y crítica dura por los extremos, tanto por gente anticlerical que por el mero hecho de ser sacerdote ya tenía fobia a todo lo que yo dijera o hiciera como por gente de iglesia más conservadora que considera que GH no es lugar para un sacerdote, etc… En cualquier caso, yo pienso que no hay nada ni nadie que no necesite de Cristo y que evangelizar es llevar el amor de Dios a cualquier persona y por cualquier medio que sea necesario.
¿Incluido un medio tan superficial como la televisión?
La televisión es un medio masivo, nos guste o no, que llega a multitud de hogares y personas de lo más variopintas. ¿Por qué no aprovechar ese medio para decir soy sacerdote y soy feliz siéndolo? Desde que salí de la casa he recibido el cariño de la gente por la calle, hay miles de personas que quieren estar en contacto conmigo por las redes sociales. He recibido testimonios preciosos de personas enfermas o que están solas que les he hecho compañía y les he alegrado un poco más sus vidas: Ha habido personas agnósticas y no creyentes que me han manifestado que, aunque no creen en Dios, les ha gustado mi paso por la casa y los valores que he compartido. Otras personas que son creyentes y se habían alejado de la iglesia se han animado a acercarse un poco más, etc… Hay muchas cosas hermosas fruto de este paso por el programa.
¿Seguirá siendo el cura motero y, ahora, el cura de GH?
Seguiré siendo Juan, un sacerdote enamorado de Cristo, con sus virtudes y defectos, con sus luchas e inquietudes, con sus aficiones y convicciones. Sólo espero que así como mi afición por las motos me ha permitido ser compañero de camino de muchas personas que comparten afición, mi paso por GH también me permita llegar a más corazones para alegrarlos e intentar llevarlos más cerquita de Cristo.
¿Piensa explotar su fama y dedicarse a los medios?
La fama es efímera y no me interesa. El paso por GH no me ha hecho famoso, me ha hecho ser un poco más conocido y si de eso el Señor puede sacar algo bueno, aquí estoy. Los medios de comunicación me encantan y no descartaría la opción de poder hacer algo por ahí pero ya veremos cómo y cuándo… ahora lo más importante para mi es retomar la normalidad en mi vida sacerdotal y religiosa.
¿Cuál es, en estos momentos, su situación canónica? ¿Sigue siendo fraile a todos los efectos?
Sigo siendo sacerdote y religioso. Estoy suspendido a divinis hasta que la Congregación considere oportuno. En principio, la cosa sigue así hasta que acabe el programa y después mis superiores me digan.
¿Le han readmitido en su comunidad? ¿Cómo le han acogido a su vuelta?
Hasta que acabe mi compromiso con GH mi superior me ha pedido que esté con mis padres. No he vuelto a la comunidad.
¿Repetiría la experiencia, seguro de que también así se puede evangelizar?
Absolutamente SÍ. Siempre me ha gustado esa experiencia de Pablo de hacerse todo a todos para ganar aunque sea a algunos. Sigo pensando que de todo esto el Señor saca siempre algo bueno. Me gusta recordar las palabras de la Madre Teresa de Calcuta «somos lápices en manos de Dios» y Él escribe en nuestras vidas una hermosa historia de Amor.
¿Qué dice a los que le acusaron de dejar mal a la Iglesia y de meterse en la boca del lobo?
Tras leer muchas críticas tremendamente duras e incluso insultantes hacia mi persona por parte de algunas personas que se identifican como creyentes sentí mucha lástima, sinceramente, porque no logro comprender cómo se puede seguir a Cristo y no ser compasivo y misericordioso. Como reza 1 Cor 13 «el amor todo lo comprende, todo lo espera, todo lo excusa». Yo pedí a la comunidad, con la que celebraba la eucaristía cada domingo, que intentaran tener un corazón y una mente abierta, que ser misionero es intentar llevar el evangelio más allá de los muros de la Iglesia y que hay personas que se sienten llamadas a estar en la periferia intentando un diálogo de cercanía y respeto. Yo, desde siempre, he sentido mi vocación como una invitación a llevar a Cristo fuera de los muros del templo, a hacerme compañero de camino y no esperar a que la gente venga a la Iglesia sino que la iglesia vaya a la gente. Pido perdón de corazón, por supuesto, a las personas que se hayan podido escandalizar por mi paso por GH, nada más lejos de mi intención que «dejar mal a la Iglesia». Mi idea era todo lo contrario. Lo de la boca del lobo me recuerda a las palabras del Señor «mirad que os envío como corderos en medio de lobos», no es nada nuevo.
Algunos titulares
Me siento un afortunado por haber podido participar en Gran Hermano
Mi meta y mi ilusión no eran ganar el concurso
Aprendí a convivir, a conocerme y a controlar mis impulsos
Tuve ocasión de compartir mi fe con los compañeros/as de la casa
Me pedían que les leyera textos bíblicos y que les explicara dudas sobre la Iglesia
Algunos medios se han empeñado en presentar una mala imagen mía como sacerdote, inventándo sin pudor mentiras muy graves
Les gustó conocer un sacerdote cercano que bromeaba, que bailaba con ellos, que reía y compartía todo con ellos
Los jóvenes quieren curas cercanos, alegres, auténticos en sus convicciones y con corazón
Ser sacerdote es lo que más feliz me hace en la vida
No tuve tentaciones de la carne. Veía a las mujeres como compañeras y posibles amigas
He sido objeto de burla y crítica dura por parte de los anticlericales y de los católicos más conservadores
¿Por qué no aprovechar la tele para decir soy sacerdote y soy feliz siéndolo?
Espero que mi paso por GH me permita llegar a más corazones para alegrarlos e intentar llevarlos más cerquita de Cristo
La fama es efímera y no me interesa, pero no descarto hacer algo en los medios de comunicación
Sigo siendo sacerdote y religioso. Estoy suspendido a divinis hasta que la Congregación considere oportuno
Hasta que acabe mi compromiso con GH mi superior me ha pedido que esté con mis padres
Desde siempre, he sentido mi vocación como una invitación a llevar a Cristo fuera de los muros del templo
Pido perdón de corazón a las personas que se hayan podido escandalizar por mi paso por GH