Si la historia es un lento revelarse del ser humano a si mismo ¿en qué punto de esta revelación nos encontramos ahora?
Como todos los años, el servicio de animación comunitaria ‘Por un mundo mejor’, fundado por el jesuita italiano padre Ricardo Lombardi, ofrece sus cursos de veranos 2012. Con dos ofertas principales. Un primer curso, titulado ‘Convocados por Jesús a vivir relaciones nuevas – Una propuesta par renovar la fe’, que se celebrará del 16 al 20 de julio en la casa de espiritualidad San Frutos de Segovia.
Y el segundo, titulado ‘Una manera de ver y escuchar la realidad – Los signos de los tiempos’, a celebrar del 5 al 11 de agosto en el monasterio de la Estrella de San Asensio de La Rioja.
Cursos de verano ‘Por un mundo mejor’
«CONVOCANDOS POR JESÚS A VIVIR RELACIONES NUEVAS»
-Una propuesta para renovar la fe-
Fechas: del 16 (noche) al 20 (mañana) de Julio
Lugar: Casa de Espiritualidad San Frutos. Segovia
UNA MANERA DE VER Y ESCUCHAR LA REALIDAD
-Los signos de los tiempos-
Fechas: del 5 (noche) al 11 (mañana) de Agosto
Lugar: Monasterio de la Estrella de San Asensio (La Rioja)
INFORMACIÓN
POR UN MUNDO MEJOR
Servicio de Animación Comunitaria
C/ Villamanín, 48, Escl. 1, 9º
28011- Madrid
Móvil: 669823483
E-m: [email protected]
www:porunmundomejor.com
«CONVOCANDOS POR JESÚS A VIVIR RELACIONES NUEVAS» -Una propuesta para renovar la fe-
Qué queremos:
La época moderna constituye la cumbre de una parábola; ella señala la supremacía absoluta del sujeto sobre la naturaleza y sobre la historia. Replegado y contraído en la propia subjetividad, el hombre de la modernidad, y después el de la postmodernidad, vive sin embargo una «noche oscura de época», en la que se le escapa el sentido de la totalidad y de la relación con el otro.
Ahora, al inicio del tercer milenio, el ser humano-individuo aparece tan capaz de haber dado un giro radical a las relaciones que en otro tiempo lo vinculaban a la sociedad, pero muestra también su trágica soledad, la incapacidad de «disimular» el malestar profundo que deriva de haber aniquilado la sociedad en la que vive y haberle negado todo cuidado.
Si la historia es un lento revelarse del ser humano a si mismo ¿en qué punto de esta revelación nos encontramos ahora? ¿Cuánto tiempo tendrá que transcurrir para que el ser humano, después de haber descubierto el individuo y la sociedad de los individuos, descubra también la dimensión de la reciprocidad, es decir, la relación con el otro como «lugar» en el que sea posible conjugar juntos la expresión y la acogida de las diferencias? ¿Hasta cuándo deberá durar el olvido de la dimensión relacional en todas sus dimensiones: consigo mismo, con los demás con la naturaleza, con Dios…?
Jesús invoca a Dios como Abba (Padre), que no es un atributo divino sino un modo de relacionarse con Dios. Jesús, simplemente, anuncia el amor increíble de Dios a los hombres, que el capítulo 15 de Lucas llega a comparar con lo que es el dinero para los seres humanos: la verdadera alegría de Dios se da cuando se recupera «uno solo» de los perdidos…
Jesús admira la naturaleza: evoca la belleza de los lirios y la libertad de los pájaros, sabe del cuidado y el cariño que necesita una viña o una higuera, y se asombra ante el poder de la vida para hacer que la semilla crezca por sí sola mientras el labrador duerme. Pero, a la hora de ponernos en contacto con Dios, Jesús no nos invita a dar gracias ni a quedar absortos ante el misterio del universo (aunque esto pueda darse por supuesto). La oración que enseña nos invita a pedir la llegada del Reinado de Dios, que es el triunfo de lo plenamente humano: sustento suficiente para todos y reconciliación entre las personas, la justicia y la paz, en una palabra.
Las primeras comunidades cristianas acuñaron la fórmula «en Cristo», o «en el Señor», que servía para caracterizar todas las relaciones humanas (pareja, familia, esclavitud…), insertándolas en una especie de atmósfera nueva que las transforma: «hay hermanos, hijos, inspectores y amigos en el Señor, hay saludos, alegrías, exhortaciones… en el Señor, la mutua pertenencia varón-mujer es en el Señor»…
Todo eso convierte nuestro condición como ser humano en «una tarea relacional»: como enseña la ciencia y confirma la experiencia, somos «seres separados» desde nuestro nacimiento. Esa separación, que queda sellada al cortar el cordón umbilical, es la raíz de nuestra inagotable capacidad de deseo que nos convierte en seres anhelantes que supere nuestra separación… Hasta que aprendemos que esa totalidad ansiada es imposible y que nuestro crecer como personas consiste en poner en su lugar la alteridad y aprender a relacionarnos con ella.
Por eso proponemos:
Que las personas participantes, en un clima de reflexión, oración y comunicación, tomemos conciencia de nuestra vida en relación, en sus diversas formas, y nos abramos a la novedad que nos ofrece Jesús en el evangelio, para situarnos en un proceso de renovación, crecimiento y búsqueda en nuestra vida relacional.
ITINERARIO
1. Evocamos la realidad: Cómo vivimos las relaciones
2. El bien relacional
3. La relación y algunos de los contextos
3. Habilidades para vivir la relación conmigo mismo
4. Habilidades para vivir las relaciones interpersonales
5. La relación con la naturaleza, el contexto social…
6. La Buena nueva de Jesús sobre las relaciones
7. El proceso de crecimiento en las relaciones.
Fechas: del 16 (noche) al 20 (mañana) de Julio 2012
Lugar: Casa de Espiritualidad San Frutos. Segovia
ESCUCHAR LA REALIDAD -Los Signos de los Tiempos
Qué pretendemos:
Nos acercamos al 50º aniversario del Concilio Vaticano II; «el acontecimiento más importante para la Iglesia en el s. XX». Ciertamente fue una manifestación muy especial del Espíritu del Señor para toda la Iglesia, pero también tuvo una gran resonancia en todo el mundo. Y sigue siéndolo hoy: Juan XXIII en su inauguración ya dijo: «Nuestra tarea no es únicamente guardar este tesoro precioso, como si nos preocupáramos tan sólo de la antigüedad, sino también dedicarnos con voluntad diligente, sin temor, a estudiar lo que exige nuestra época (…). Es necesario que su doctrina se profundice y exponga según las exigencias de nuestro tiempo» (11.X.1962)
Por eso, queremos celebrar de forma especial este acontecimiento tan singular. Toda celebración es actualización, de alguna manera, de aquello que rememoramos. En nuestro caso, es como volver a vivir y a hacer presente el estilo del Concilio en uno de los aspectos más destacados, la relación de la Iglesia con el mundo actual.
Como ya sabemos, la Constitución «Gaudium et spes» inicia así su andadura: «Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez, gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo»(GS 1).
El significado de esta expresión, entonces como también hoy (parece que se nos está olvidando) la entendemos como una nueva forma de interpretar las manifestaciones de Dios en la historia, en las mediaciones humanas, concretamente en las realidades sociales, políticas, religiosas y culturales del mundo y de la Iglesia.
Más adelante los Padres Conciliares indican las razones por las que se tiene que dar dicha cercanía y solidaridad: «El Concilio, testigo y expositor de la fe de todo el Pueblo de Dios congregado por Cristo, no puede dar prueba mayor de solidaridad, respeto y amor a toda la familia humana que la de dialogar con ella, acerca de todos estos problemas, aclarárselos a la luz del evangelio y poner a disposición del género humano el poder salvador que la Iglesia, conducida por el Espíritu Santo, ha recibido de su Fundador. Es la persona humana la que hay que salvar (transformar). Es la sociedad humana la que hay que renovar. Es, por consiguiente, la persona, pero la persona entera, cuerpo y alma, corazón y conciencia, inteligencia y voluntad quien será objeto central de las explicaciones que van a seguir» (GS 3).
Seguidamente, el Concilio enuncia el modo cómo proceder para poder realizar la misión de solidaridad en favor del mundo: «Para cumplir esta misión, es deber permanente de la Iglesia, escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que, acomodándose a cada generación, pueda la Iglesia responder a los perennes interrogantes de la humanidad sobre el sentido de la vida presente y de la vida futura y sobre la mutua relación de ambas» (GS 4).
Sabemos lo importante que es tener presente esta dimensión de reciprocidad entre la Iglesia y el mundo, en este momento que estamos viviendo, a comienzos del Tercer Milenio, y que no podemos olvidarlo hoy, a pesar de los aires que en general se respiran, de cierto repliegue, cuando no de rechazo total del mundo actual.
Para entonces y para la posteridad, el Concilio propuso claramente los pasos que tenemos que dar los cristianos para mejor vivir la relación Iglesia-mundo: «Es propio de todo el Pueblo de Dios, pero principalmente de los pastores y de los teólogos, auscultar, discernir e interpretar, con la ayuda del Espíritu Santo, las múltiples voces de nuestro tiempo y valorarlas a la luz de la palabra divina, a fin de que la Verdad revelada pueda ser mejor percibida, mejor entendida y expresada en forma más adecuada» (GS 44).
Las claves que nos ofrece el Concilio necesitan ser desarrolladas, profundizadas y asimiladas…con una pedagogía acorde, que lleve a vivir una experiencia contemplativa de la realidad, en la que el Espíritu de Jesús hoy, nos sigue llamando para colaborar con Él en la construcción de un Mundo Mejor.
Nos proponemos:
Vivir la experiencia de «ver y escuchar la realidad» -en un clima de reflexión, oración y diálogo- y a la luz del Evangelio discernir los signos de los tiempos, abriéndonos al dinamismo de renovación que el Espíritu de Jesús produce en la historia y comprometiéndonos, de forma solidaria, en construir un Mundo Mejor.
Itinerario: «Ver y escuchar al estilo de Jesús»
* La escucha
* Los signos de tiempos según la Biblia y el Concilio
Primer paso: ESCUCHAR LO COTIDIANO
* Lo cotidiano, principio intrínseco de la realidad
* Escucha personal
* Escucha compartida
Segundo paso: AUSCULTAR LO ESCUCHADO
1) Hechos de mi vida
2) Desafíos de lo cotidiano
3) Signos de vida de lo cotidiano
Tercer paso: ESCUCHAR A JESÚS
Jesús nos propone el Reino de la abundancia:
* Mensaje de las Parábolas
* Las Bienaventuranzas (Lucas 6, 20-26)
* El Padrenuestro
Cuarto paso: ESCUCHAR DE OTRA MANERA
1) Ejercicio de discernimiento
* General
* Cercano
* Personal
2) Hacia un Mundo Mejor
* Llamados a unirnos al dinamismo de promover otro mundo posible…
Fechas: del 5 (noche) al 11 (mañana) de Agosto 2012
Lugar: Monasterio de la Estrella de San Asensio (La Rioja