La jerarquía está más preocupada por el aborto o los matrimonios gay que por responder a la crisis. Van de la bragueta a la cartera, se alejan del corazón
(Jesús Bastante).- «La jerarquía está más preocupada por el aborto o los matrimonios gay que por responder a la crisis«. Arcadi Oliveres, catedrático de economía, fue el encargado de abrir el 32 Congreso de la Asociación de Teólogos y Teólogas «Juan XXIII» con una conferencia sobre «la dictadura de los mercados y su alternativa». Antes, repasa con RD causas, responsables y posibles soluciones de esta crisis.
¿Hasta qué punto los mercados son responsables de los que está pasando?
Del todo. Lo que sucede es que la economía que debía estar al servicio de los ciudadanos, parece que se ha puesto en manos de los mercados financieros. La economía se ha hecho especulativa, y esto ha hecho que muchas construcciones no se hayan podido vender, y las instituciones públicas han ido al rescate aportando dinero público. Al final, el ciudadano es el que paga.
¿Existen soluciones?
Siempre las hay. A nivel teórico, frente a la explotación se habla de la tasa Tobin (contra los especuladores). También, denunciar las amnistías fiscales del Estado, que propicia el fraude fiscal. En julio, hubo manifestaciones contra los recortes sociales. Dicen que van a recortar 65.000 millones de la sanidad, y sin embargo el fraude fiscal en España es de 91.000 millones al año, y llevamos sin recaudar tres años. Los defraudadores y Rajoy son los mismos.
Además hay otras medidas frente al desempleo, como el recorte de la jornada, algo que ya están haciendo Merkel y Hollande en Alemania y Francia. Pero no hay voluntad política.
En el congreso, se hablará de los movimientos sociales. En España, esto se traduce en las acciones del 15-M. ¿Ha servido para algo esta movilización o quedará en un sueño?
A la larga, saldrán algunas propuestas concretas. Tras esas propuesta, siempre surgen ideas de acción (desahucios, proyecto de cambio de ley electoral…) De este movimiento de indignados está surgiendo una nueva pedagogía política, que si funciona cambiará la mentalidad de los electores. La acción va a cuajar.
Que la gente no vote por ignorancia, como ha sucedido en las pasadas elecciones. Los que estuvimos 40 años sin poder votar apreciamos lo que significa este derecho. En Francia, además, no es lo mismo que gobierno Hollande que Sarkozy. Para algo debe servir ese cambio de gobierno.
¿Cuál es el papel de la Iglesia? ¿Está entre los responsables o entre las víctimas de la crisis?
Hay que diferenciar la militancia cristiana. Por un lado, los militantes de base, curas de parroquias, que hacen una gran labor, junto a la de organizaciones como Cáritas. Eso sí, dejando claro que la primera obligación es del Estado.
Otra cosa es la labor de la Iglesia jerárquica, que tiene muy poco que ver con el mensaje evangélico del Sermón de la Montaña. La jerarquía está más preocupada por el aborto o los matrimonios gay que por responder a la crisis. Van de la bragueta a la cartera, se alejan del corazón.
¿La jeraraquía es, entonces, responsable?
La Iglesia jerárquica es responsable, por acción y omisión, de esta crisis. Si no, recuerden temas como el de Cajasur. La protección eclesial ante determinadas actuaciones es corrosiva. La Iglesia debería criticar más, y eso sin entrar en las finanzas vaticanas. Habría que saber dónde pone la Iglesia sus dineros. Y en ocasiones lo hace en instituciones escandalosas desde el punto de vista financiero. Si a eso le sumas el IBI y otros privilegios, pues podemos argumentar esa responsabilidad.
¿Qué podemos hacer los cristianos?
En primer lugar, intentar saber lo que sucede. Buscar fuentes de información, crear grupos de católicos que den forma a un pensamiento.
En segundo término, adquirir responsabilidades públicas y privadas, en el orden de generar la igualdad, y militar entre los indignados.
Finalmente, y ya como acciones de carácter privado, reflexionar si en el trabajo actuamos dignamente; cómo es nuestro consumo; qué condiciones están vinculadas a donde ponemos nuestro dinero. En este sentido, es importante el impulso a la banca ética.
Fomentar la Justicia y la Paz, con acciones civiles, como por ejemplo la objeción fiscal al gasto militar.