La Iglesia sabe "mucho mejor" que los políticos "de la línea del laicismo" lo que necesitan los hombres
(José Manuel Vidal).- No es cardenal (todavía), pero dirige la más importante congregación vaticana. El prefecto de Doctrina de la Fe, Gerhard Ludwig Müller celebró la solemne fiesta de Santo Tomás en la Universidad San Dámaso de Madrid con una brillante conferencia sobre «la liturgia en el pensamiento teológico de Joseph Ratzinger». Y dejó claro, que, en este como en otros muchos ámbitos, la Iglesia apuesta por la continuidad. Porque «la contraposición de a liturgia pre y postconciliar es un instrumento ideológico».
Expectación en el salón de actos del seminario conciliar de Madrid, abarrotado de profesores, seminaristas y algunos laicos. Todos quieren ver y escuchar al «guardián de la ortodoxia», el arzobispo alemán que es capaz de conjugar su amistad con Gustavo Gutiérrez, el padre de la Teología de la Liberación, y la defensa de la sana doctrina.
De hecho, el prelado alemán comenzó su intervención saludando a los «amigos de la verdad y de la sana doctrina». Y rodeado de amigos estaba. En la mesa presidencial, el rector de la Universidad, Javier Prades, y el cardenal de Madrid, Rouco Varela. En la primera fila, los obispos auxiliares, Herráez, Franco y Camino, junto a vicarios, profesores y seminaristas de una Universidad, en la que el propio Müller impartió clases como profesor invitado, hace algunos años.
Por eso, el cardenal de Madrid le dio la bienvenida al «muy conocido y muy querido prefecto de Doctrina de la Fe a esta casa de la que fue profesor invitado». A continuación, Javier Prades hizo una somera semblanza del recorrido vital y teológico del arzobispo curial y subrayó que, como decía santo Tomás, «la Iglesia necesita seguir teniendo maestros».
Un Prefecto de la Fe, monaguillo
Müller es un prestigioso teólogo, pero, al escucharlo, se le entiende todo lo que dice. Al Igual que el Papa Ratzinger, tiene esa cualidad de los grandes teólogos alemanes (al menos de algunos) de hacer asequible y sencillo lo teológicamente complicado. De ahí que, para explicar su aproximación a la liturgia en Benedicto XVI, comenzase por la teología del monaguillo y su experiencia vital de «servir al altar» y de tener «a la Iglesia como patria espiritual».
Recordó que «el resurgimiento t la renovación de la liturgia» coincidieron con su juventud, en una región alemana, como la de Maguncia, cuna de Romano Guardini, «el maestro de la renovación litúrgica u de la renovación de la Iglesia a través de la liturgia». Y por si fuera poco, Müller nació a la sombra de otro gran personaje, el obispo Von Ketteler, «un luchador valiente y competente comprometido con la justicia social».
De ahí su síntesis vital y doctrinal en cuanto a la liturgia. «La liturgia no es un juego con los sentimientos religiosos de espaldas al mundo, sino preparación para servicio al mundo en la unidad interna de amor a Dios y amor al prójimo».
Una reforma de la liturgia entendida, pues, como continuidad. Porque «la contraposición de la teología y liturgia preconciliares y posconciliares es contraria a la experiencia personal en la vida de la Iglesia y demuestra ser cada vez más un instrumento ideológico con el que se quiere romper la unidad de la Iglesia en la continuidad de su tradición y mediación histórica de la revelación».
Tampoco ofrece problemas al prefecto de Doctrina de la Fe el hecho de casar en el eucaristía el sacrificio con el banquete. «E carácter sacrificial de la eucaristía no depende de la orientación de la celebración ni se opone a su concepción como banquete».
Porque, en resumidas cuentas, «frente a conservadores y progresistas, necesitamos una interpretación integral y auténtica de la renovación litúrgica«. Porque, «la renovación de nuestra capacidad litúrgica depende de la renovación de nuestra capacidad de dar razón a los hombres y mujeres de hoy del Logos de la esperanza que habita en nosotros», concluyó monseñor Müller.
Declaraciones a la Cope
El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe –que tiene como misión no sólo defender la fe sino promoverla–, monseñor Gerhard Ludwig Müller, ha pedido «coraje» a los católicos españoles frente a la secularización y ha asegurado que la Iglesia sabe «mucho mejor» que los políticos «de la línea del laicismo» lo que necesitan los hombres.
«No podemos perder el coraje de anunciar el Evangelio hoy porque nosotros sabemos mucho mejor que todos estos políticos de la línea del laicismo, de esta ideología ateísta, nosotros sabemos mucho mejor lo necesario para todos los hombres», ha afirmado en una entrevista a la COPE recogida por Europa Press.
En este sentido, ha subrayado que la mentalidad «secularizada» no puede dar una respuesta adecuada a los sufrimientos de los hombres, a sus problemas existenciales, a lo que hay después de la muerte, ni a la forma de construir una sociedad basada en los valores de «la justicia social y la dignidad humana».
Además, monseñor Müller ha indicado que las polémicas sobre la Iglesia son «inútiles» y que hay que concentrarse no en lo «superficial» sino «en las grandes preguntas existenciales de los hombres que viven hoy en el mundo». Asimismo, ha destacado que es necesario «un anuncio de esperanza» y que la Iglesia da esperanza a todos los hombres. Porque la fe católica «no es un irracionalismo» pues «existe una conexión entre razón y fe».
Así, ha explicado que, «para presentar el Evangelio como fuerza que da vida, es necesario subrayar la intelectualidad, la racionalidad de la fe» pero también «expresar la dirección de la razón de los hombres hacia la fe, hasta el encuentro con Dios«.
En el marco de esta «intelectualidad», monseñor Müller ha destacado que las universidades son «absolutamente importantes» y ha recordado que son «fundaciones de la Iglesia» en la historia del cristianismo europeo. Además, ha remarcado que, ya sean universidades del Estado o de la Iglesia, siempre se trata de «la misma esencia».
En este sentido, se ha referido al «alto intelectual» que es el Papa Benedicto XVI al que ha definido también como «una persona muy humilde, muy sencilla y muy cultivada» que además se encuentra «muy bien de salud». «El Papa tiene la capacidad de dirigir la Iglesia en el buen rumbo hacia una nueva cultura de la humanidad, porque la humanización y la evangelización son casi dos manos con solo cuerpo», ha precisado.