El cardenal Amigo se autodescartó: "Ya he hablado varias veces con el Espíritu Santo y hemos llegado a un acuerdo".
(Silvia Jiménez/ Agencias).- ¿Cuál es el papel que jugarán los cardenales españoles en el cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI? Nuestro país cuenta con diez cardenales, de los que cinco entrarán en la capilla Sixtina a votar por el nuevo Papa. España no tiene ningún candidato entre los cardenales, pero su peso puede ser determinante.
Tienen derecho a voto por ser menores de 80 años: el presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, el de Barcelona, Luis Martínez Sistach, y el arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, así como Antonio Cañizares y Santos Abril, los principales representantes españoles en la curia romana.
La lista con mayor representación de cardenales electores la comanda Italia con 28, seguida de lejos por Estados Unidos con 11 y Alemania con seis. España se mantiene con cinco, al mismo nivel que el país con mayor número de católicos en el mundo, Brasil.
Las esperanzas de que algún cardenal español pudiese salir elegido en el próximo cónclave pronto se desvanecieron. El mismo día de la renuncia de Benedicto, seguidores del cardenal Amigo iniciaron una campaña a su favor en las redes sociales: #AmigoVallejoPapa. Pero el purpurado se autodescartó: «Ya he hablado varias veces con el Espíritu Santo y hemos llegado a un acuerdo».
Rouco Varela pudo suceder a Juan Pablo II hace ocho años. Gallego, doctor en Derecho Canónico por la universidad de Múnich y desde hace casi dos décadas al frente de la archidiócesis madrileña, ha sido anfitrión de multitudinarias visitas a España de los dos últimos papas. Pero su edad, 76 años ahora, le resta muchas posibilidades, y más en vista de que numerosos cardenales se han pronunciado en los últimos días a favor de un papa joven.
Los españoles, eso sí, podrían suponer un factor facilitador del consenso dentro del cónclave, por sus estrechos lazos con la Iglesia de América Latina, donde se encuentran casi la mitad de los católicos del mundo. «Debemos pensar en Hispanoamérica y en las estrechas relaciones efectivas y afectivas que la Iglesia en España tiene como puente de América con Europa», considera el decano de Humanidades de la Universidad San Pablo CEU de Madrid, José Francisco Serrano Oceja.
En varias entrevistas de prensa, el embajador de España ante la Santa Sede, Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga, destaca el «prestigio» del que goza la Iglesia española en el Vaticano. El cardenal Cañizares es prefecto de la Congregación del Culto Divino, un cargo comparable al de ministro, mientras que otros dos españoles son secretarios de las congregaciones para la Doctrina de la Fe y del Clero, Luis Francisco Ladaria y Celso Morga.
También son muchos los españoles al frente de los influyentes nuevos movimientos y realidades de la Iglesia, como el obispo prelado del Opus Dei, Javier Echevarría, el presidente de Comunión y Liberación, Julián Carrón, o el iniciador del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello, así como de órdenes como los jesuitas, franciscanos, claretianos o escolapios, y buen número de congregaciones femeninas.
La ‘preocupación española
Aún así, España fue una de las mayores preocupaciones de los dos últimos Papas. El ahora emérito papa Ratzinger viajó tres veces al país en sus ocho años de pontificado, los cuales coincidieron en gran parte con el gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, que con sus políticas en temas como los derechos de los homosexuales, el aborto o las relaciones Iglesia-Estado llevó a Benedicto a acuñar para España la etiqueta de «vanguardia del laicismo».