La imagen de Jesús del Gran Poder, la segunda con más nazarenos de Sevilla, ha podido culminar su procesión
Un año más, la ya «clásica» lluvia de Semana Santa se ha cebado con numerosas cofradías y hermandades que en las últimas horas se han visto obligadas a suspender sus salidas o a guarecerse y acortar los recorridos de sus imágenes en las principales procesiones.
Pero en otros lugares la lluvia ha dado paso al sol, como por ejemplo en la localidad vizcaína de Balmaseda, donde miles de personas han presenciado el Vía Crucis viviente, uno de los actos de Semana Santa más populares del País Vasco.
También con tiempo primaveral se ha celebrado la procesión de Los Salzillos, que ha recorrido esta mañana las calles de Murcia desde las siete de la mañana, y que se ha prolongado durante ocho horas.
Sin embargo, la popular Semana Santa sevillana no ha podido acabar su famosa «Madrugá» debido a un aguacero caído poco después de las siete de la mañana.
Las procesiones de tres de sus seis cofradías -La Macarena, La Esperanza de Triana y Los Gitanos- se han tenido que interrumpir y los cofrades se han visto obligados a refugiarse en templos próximos al lugar por el que transcurrían en ese momento.
La Macarena ha sido la única de estas tres cofradías que ha decidido reanudar la procesión y regresar a su basílica para recogerse definitivamente a las once y media, cuando entraba el paso de la Virgen.
Muchos sevillanos han aguardado en la Plaza del Salvador desde esa hora hasta las diez de la mañana, pegados a los auriculares de sus receptores de radio, en espera de noticias y hasta que, finalmente, los responsables de la hermandad han decidido salir de nuevo en procesión hasta su templo, en el barrio de la Macarena.
La Esperanza de Triana se ha tenido que guarecer en la Catedral y la cofradía de Los Gitanos lo ha hecho en la Iglesia de la Anunciación, relativamente cerca de su templo. Ambas regresarán a sus capillas mañana, sábado.
La imagen de Jesús del Gran Poder, la segunda con más nazarenos de Sevilla, ha podido culminar su procesión, si bien en los últimos tramos tuvo que aligerar el paso para entrar en su iglesia.
Las inclemencias meteorológicas también se han adueñado de las calles de Zamora y la lluvia ha obligado a suspender esta madrugada la procesión de la cofradía de Jesús Nazareno, la más numerosa.
Después de una hora de espera e incertidumbre abandonó su intento de salir por la persistente lluvia, uno de los peores enemigos de los pasos de la Semana Santa, ya que puede deteriorar las imágenes.
Es el segundo año consecutivo que esta cofradía no puede salir y realizar su recorrido procesional y es la cuarta procesión suspendida por la lluvia en esta edición de la Semana Santa zamorana.
Las malas previsiones meteorológicas también se han cumplido en Cuenca, donde la procesión Camino del Calvario, conocida como «Las Turbas», ha sido suspendida por segundo año consecutivo.
En Ávila, y después de dos años sin poder celebrarse el Vía Crucis, los penitentes han acompañado la talla del Cristo de los Ajusticiados, aunque la lluvia les ha hecho acelerar su marcha y finalizar en el interior de la catedral.
Pero a esta hora aún no saben si saldrán o no sus tallas a la calle muchos ciudadanos de Madrid y Navarra, entre otros.
Si al final la lluvia lo permite, Madrid vivirá hoy el día de Semana Santa con más procesiones en sus calles, con hasta seis pasos en el centro de la capital y un gran foco de atracción, el Cristo de Medinaceli, el que más fieles suele congregar en la Semana Santa.
De la Basílica del Cristo de Medinaceli de los Padres Capuchinos (Plaza Jesús, 2) saldrá a las 19.00 horas la procesión de Nuestro Padre Jesús Nazareno, el Cristo de Medinaceli, una talla anónima del siglo XVII que suele protagonizar la procesión más multitudinaria de la Semana Santa en la capital.
También, las numerosas procesiones y actos religiosos que tienen lugar hoy en diferentes poblaciones navarras se encuentran en esta ocasión pendientes de la lluvia, que esta mañana ha dado una tregua al Via Crucis viviente de Andosilla, que en su 23 aniversario ha congregado a numerosas personas en esta localidad navarra.
Por la tarde, si la lluvia no lo impide, tendrá lugar el acto más representativo de la Semana Santa de Pamplona, la procesión del Santo Entierro, en la que doce pasos desfilan por el casco antiguo de la capital.
Los que han desafiado la lluvia son los leoneses, que han celebrado el acto más emotivo de su Semana Santa, el encuentro entre las tallas de San Juan, La Madre Dolorosa y el Nazareno, y lo han hecho a pesar de que caía un aguacero, que no obstante ha obligado a reducir el recorrido de la procesión.
La procesión del Vía Crucis de San Vicente de la Sonsierra (La Rioja) ha contado hoy con la presencia de diez «picaos», que han recorrido descalzos el camino al Calvario mientras se flagelaban para cumplir su penitencia.
El prior de la Cofradía de la Santa Veracruz, José Ramón Eguíluz, ha detallado a Efe que miles de visitantes y vecinos de este pueblo, de unos 1.200 habitantes, se han congregado en las calles para contemplar esta tradición, que también se celebró ayer.
A los dieciséis «picaos» que participaron en la procesión de la Santa Cena, se sumaron otros cuatro disciplinantes, que cumplieron anoche con este rito dentro de la iglesia, en la Hora Santa.
En el Vía Crucis de hoy han procesionado los pasos del Cirineo, San Juan y la Magdalena, La Piedad y la Virgen Dolorosa y los propios disciplinantes han elegido a cuál de ellos dedicar su penitencia.
Cada «picao» se ha arrodillado ante el paso al que ha hecho la ofrenda, ha rezado una oración y, una pez en pie, su acompañante o «padrino» le ha retirado la capa marrón y ha destapado la abertura posterior del hábito blanco de lino, para dejar al descubierto la zona lumbar.
Después, los disciplinantes, cuya identidad ocultan con una capucha que cubre su rostro, han utilizado como flagelo una «madeja» de cáñamo, de unos 80 centímetros de longitud y un peso inferior a un kilo, para infligirse casi un millar golpes en la espalda, durante unos veinte minutos.
Un «práctico» de la cofradía ha pinchado la zona lumbar de cada penitente con una «esponja», que es una bola de cera virgen con seis cristales incrustados.
Los «picaos» han regresado después a la ermita de San Juan de la Cerca, sede de la Cofradía de la Santa Veracruz, donde les han lavado las heridas con agua de romero elaborada de forma tradicional por los cofrades, que la mantienen veinticuatro horas al sereno.
Esta cofradía cuenta con unos 150 miembros, de los que son 50 mujeres, quienes también han participado en las procesiones como «Marías», y así, tres de ellas han recorrido las calles descalzas, con el rostro cubierto y ataviadas con el manto de la virgen de los Dolores.
Esta tradición, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional en 2005, ha atraído a la localidad sonserrana, a miles de turistas, que han aprovechado la visita para conocer también su patrimonio artístico, su gastronomía y sus bodegas. (RD/Agencias)