El estado laico o la laicidad positiva no es algo extraño al cristianismo, sino que se inspira en las palabras de Jesús que se han convertido en patrimonio de la humanidad mundial del estado democrático
El cardenal Lluís Martínez Sistach ha asegurado que «la relación Iglesia-Estado no es una cuestión que concierne sólo a los países de forma individual, sino que la relación entre los países y las confesiones religiosas se convierte en un tema capital en la constitución europea para los ciudadanos de la Unión Europea».
En este sentido, ha asegurado que «la identidad europea es incomprensible sin el cristianismo» y ha añadido que los padres de la Unión Europea «la concibieron animados por una profunda fe cristiana», durante la presentación en Roma del volumen ‘Cristianos en la sociedad del diálogo y de la convivencia‘ (Cristiani nella società del dialogo e della convivenza) ).
Así, el nuevo libro del arzobispo de Barcelona, el cardenal Sistach, que recoge 15 ensayos del autor pronunciados en diferentes sedes entre los años 1986 a 2012, destaca la presencia de la Iglesia y de los cristianos en la sociedad.
Durante el acto de presentación este miércoles por la tarde han intervenido, además del autor, el vicario del Papa para la diócesis de Roma, el cardenal Agostino Vallini, el histórico Vicente Cárcel Ortí, el Asesor religioso de la Embajada Española ante la Santa Sede, Antonio Pelayo, el director del Instituto Cervantes de Roma, Sergio Rodríguez y la responsable de la edición española de ‘L’Osservatore Romano’, Marta Lago.
Además, asistieron a la presentación los cardenales españoles Antonio Cañizares Llovera y Santos Abril y Castelló, así como también el Embajador de España ante la Santa Sede, Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga.
El prefacio de la obra corre a cargo del Secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone que precisa que el libro trata argumentos «que respaldan sobre todo el rol de la Iglesia y de los cristianos en su relación con la sociedad civil en un sentido amplio y otros más específicos, como la realidad de la Unión Europea o de las relaciones entre la Iglesia y el Estado en España».
Además, el cardenal Bertone apunta que «la presencia pública de la Iglesia es necesaria para evangelizar, pero también para volver a llamar con firmeza aquellos principios, que son fundamento del bien común y que, si son practicados en los ámbitos sociales, económico o político, promueven el desarrollo integral de la persona humana».
Al final del prefacio, el secretario de Estado destaca que el último capítulo del libro está dedicado a la Iglesia de la Sagrada Familia de Barcelona que «no es sólo un lugar sagrado, sino que también es símbolo y signo de la presencia pública de la Iglesia» y añade que «ahora es un lugar fundamental en donde se desarrollan el culto litúrgico, la catequesis y la evangelización de cuantos la visitan de todo el mundo y admiran su singular y asombrosa belleza».
Por su parte, el cardenal Sistach ha explicado que le suscita especial interés después del Concilio Vaticano II «la presencia de los cristianos laicos en la sociedad de dialogo«.
Además, el autor ha resaltado el rol de los cristianos en la cultura de la coexistencia, el diálogo en el mundo plural y el modo de vivir la fe en la sociedad secularizada y ha recordado el mensaje del Papa Francisco en que los cristianos deben ir a las periferias sociales para anunciar su evangelio.
Por otro lado, el arzobispo de Barcelona ha recordado que el derecho fundamental de la libertad religiosa todavía «no es respetado en todos los países del mundo» y en esta línea ha destacado la importancia de las relaciones entre Iglesia y Estado y de la Iglesia y sociedad.
Asimismo, Sistach ha insistido en que «el estado laico o la laicidad positiva no es algo extraño al cristianismo, sino que se inspira en las palabras de Jesús que se han convertido en patrimonio de la humanidad mundial del estado democrático» ‘dar al César lo que es del César y dar a Dios lo que es de Dios’.
(RD/Ep)