Los niños pueden y deben ser evangelizadores, también en sus familias. Y los jóvenes no deben tener miedo de entrar en el debate de las ideas
Esta mañana ha dado comienzo la II Asamblea de la Acción Católica General con la oración, presidida por el Cardenal Rouco, arzobispo de Madrid, acompañado por D. Carlos Osoro, arzobispo de Valencia y presidente de la Comisión de Apostolado Seglar y por D. Carlos Escribano, obispo de Teruel-Albarracín y obispo-consiliario de la ACE. Han estado presentes miembros de las 45 diócesis en la que se encuentra presente la ACG; de todas las edades, niños, jóvenes y adultos, constituyendo una asamblea rica y multicolor.
Tras la oración ha introducido la presentación de la Asamblea D. Higinio Junquera, presidente de la ACG, destacando que esta segunda Asamblea General es la primera para muchos de los asistentes, que se han incorporado a la ACG en los 4 años que han transcurrido desde la Asamblea fundacional de Cheste. Se trata de la «primera generación de una nueva ACG», pero deben ser muchos más los que vengan.
«La ACG es una propuesta única e integral para todas las edades, para todas las personas, para toda la familia, para todos los que pasan un tiempo con nosotros». La tarea que la ACG tiene por delante es preciosa, aunque no sea poca. Ha recordado unas palabras del Papa Francisco en la JMJ de Río de Janeiro: «Espero lío, quiero lío en las diócesis».
Afirmó que la ACG es la mediación adecuada para este «lío», el cauce habitual para la mayoría de los laicos.
Tras la proyección de un vídeo-resumen de la actividad de los 4 años transcurridos tras la Asamblea de Cheste, tomó la palabra el cardenal Rouco, que comenzó afirmando «yo pertenezco al lío de la AC desde que era niño, aspirante de la AC«. Recordó también la peregrinación a Santiago de Compostela de los jóvenes de AC en el año 1948, convocada por el ya venerable Manuel Aparici.
Se mostró convencido de que la AC ofrece la oportunidad de que los laicos sean evangelizadores a todas las edades. Los niños pueden y deben ser evangelizadores, también en sus familias. Y los jóvenes no deben tener miedo de entrar en el debate de las ideas, que se juega en la universidad, en el mundo intelectual, para ofrecer la luz de Cristo. Destacó que «no se equivoca la AC cuando pone el acento en la fe, la esperanza y el amor a Jesucristo». La ACG tiene que asumir su responsabilidad al servicio de la Iglesia en España. Y para ello no puede olvidar las enseñanzas del Concilio Vaticano II, volver de nuevo a estas fuentes: el decreto Apostolicam Actuositatem, la constitución Lumen Gentium y también la exhortación apostólica de Juan Pablo II, Christifideles Laici.
En su intervención, monseñor Osoro destacó que la AC, como la Iglesia, no vive para sí misma sino para dar a conocer el rostro de Jesucristo. La realidad actual es que la gente tiene sed de Dios, manifestada de muchas maneras diferentes, y debemos responder a ese grito en busca de Dios, llevando la esperanza y alegría que recibimos del Señor.
Monseñor Carlos Escribano recordó que en la primera Asamblea la ACG se dotó de un instrumento muy valioso, el Proyecto de la nueva ACG, que hay que seguir poniendo en práctica. Recordó los cuatro elementos que lo forman: una espiritualidad profunda, una formación adecuada, la misión, centrada en la parroquia, pues la ACG «es una realidad nuevamente parroquial» y la organización, signo de identidad.
También han intervenido D. José Ramón García, presidente de la ACG de Madrid, D. Ricardo Loy, presidente de la Federación de la ACE, el presidente del Consejo de la Juventud de España, Ricardo Ibarra y Rafael Serrano, secretario general de Manos Unidas. Este último destacó la estrecha vinculación entre la AC y Manos Unidas, que nació como un compromiso de las mujeres de AC, y animó a que se sigan estrechando estas relaciones. También se han hecho presentes, mediante comunicados, la presidenta de la UMOF y la del Foro de Laicos.
Por la tarde se ha ratificado la gestión del cuatrienio y se han votado las modificaciones propuestas a los estatutos y al reglamento de régimen interno. La jornada ha finalizado con la Eucaristía, presidida por D. Carlos Osoro.