Un Episcopado más descentralizado, ágil y con obispos "pastores" y encarnados con la realidad social del país. Se acabaron los tiempos de la ideologización y la politización de la Conferencia Episcopal y sus medios afines
(Jesús Bastante).- Se acerca el día, y se disparan los rumores. ¿El 15 de octubre, tras la beatificación de mártires y la marcha de Bertone? ¿El día 4, después de la previsible reforma curial? A lo largo del fin de semana, diversos «fontaneros» de Añastro incluso, especulan con la posibilidad de que Francisco acepte la renuncia del cardenal Rouco este mismo martes, coincidiendo con la Comisión Permanente de la CEE.
Sea como fuere -incluso en el hipotético caso de que «el hecho» se retrasara a febrero-, los días de quien ha sido durante dos décadas el «vicepapa» español en Bailén y Añastro tocan a su fin. Francisco ya tiene perfilado el plan para la Iglesia española post Rouco Varela.
Un Episcopado más descentralizado, ágil y con obispos «pastores» y encarnados con la realidad social del país. Se acabaron los tiempos de la ideologización y la politización de la Conferencia Episcopal y sus medios afines (Cope, 13TV y otros) y, sobre todo, se busca acabar con la imagen de una Iglesia enfadada y centrada en la condena y en la «obsesión» (Francisco dixit) con la moral sexual.
Francisco ya lo sabe
En las últimas semanas, Francisco ha recibido a varios eclesiásticos y sacerdotes españoles. A diferencia de lo que sucediera durante los primeros encuentros -algunos ya han pasado por Santa Marta hasta en tres ocasiones-, en esta ocasión Bergoglio no ha preguntado por situaciones, nombres o errores. Sabe perfectamente lo que sucede en España. Les ha preguntado por las esperanzas, por las expectativas, por qué es lo que esperan los católicos -todos los católicos- españoles y cómo les gustaría ser vistos también por una sociedad en la que, en los últimos años, no sabían tomar parte. También, cómo no, por cómo se han recibido sus primeros seis meses.
Pocos además del Papa saben cuáles serán los pasos concretos. Aunque el mismo Bergoglio ha dado algunas pistas: la primera, la convocatoria de Visita Ad Limina para los día 24 de febrero al 7 de marzo, que obligará a los obispos a modificar las fechas de la Plenaria que, en principio, designaría al sucesor de Rouco Varela al frente del Episcopado. La segunda, las decisiones tomadas respecto a Zollitsch (Alemania), Terrazas (Bolivia) o Policarpo (Portugal), que hacen pensar en una inmediata aceptación de la renuncia del cardenal de Madrid, si bien con la posibilidad de no nombrarle sucesor y permitirle continuar presidiendo la Casa de la Iglesia hasta marzo.
Posibles escenarios
De este modo, sin escenificar públicamente un cese anticipado, Francisco lograría desactivar, en la práctica, las estrategias del cardenal de Madrid para tutelar su sucesión -y la de los suyos- tanto en Bailén como en Añastro. Tomar esta decisión el 1 de octubre, justo cuando la Comisión Permanente del Episcopado se encontraría reunida en Madrid, supondría, además, desactivar cualquier atisbo de estrategia tanto para la sucesión de Rouco como para la designación del sucesor de Martínez Camino en la Secretaría General -en noviembre-.
Si la decisión se retrasara unos días, estaría sin duda entroncada con los inminentes cambios en la Curia vaticana, lo cual dejaría muy claro quién sería el sucesor del cardenal. Del mismo modo, los cambios podría afectar a otras diócesis, bien por enfermedad de sus titulares –se habla de Mérida y de Zaragoza-, bien por la llamada a España -o a Roma- de otros eclesiásticos.
La otra opción que se plantea, la más «políticamente correcta», sería dejar que pasara la beatificación de mártires que se celebrará en Tarragona el 13 de octubre, y hacer coincidir el cambio en Madrid con el relevo en la Secretaría de Estado. El 15 de octubre, Pietro Parolin toma posesión del cargo, sustituyendo a Tarcisio Bertone.
Candidatos, especulaciones y sorpresas
En todo caso, tanto en la sede del Arzobispado de Madrid como en la de la Conferencia Episcopal, la sensación es de «estar preparados para cualquier cosa en cualquier momento». En los últimos días, se han sucedido las hipótesis, que se unen al nombre de Antonio Cañizares. Carlos Osoro -en cuyo caso Cañizares, que dejará Roma, pasaría a Valencia- es el otro candidato (sin olvidar a Ricardo Blázquez, si bien parece que éste podría ser el futuro presidente del Episcopado), como ya informara RD.
Desde otros ámbitos, más o menos interesados, se ha llegado a hablar de la presencia en Madrid del todavía nuncio en Canadá, Pedro López Quintana, o de una «sorpresa mayúscula», que supondría un antes y un después en los nombramientos para las grandes sedes, y que llevaría al frente de la diócesis de la capital de España a un sacerdote. Misionero, por más señas.