Ha habido más mártires cristianos en el siglo XX que en el conjunto de los diecinueve siglos anteriores
(José Manuel Vidal).- El próximo domingo, Tarragona se convertirá en el epicentro del catolicismo con una masiva beatificación de mártires del siglo XX. Un acontecimiento de fe, al que el arzobispo tarraconense, Jaume Pujol, quiere desligar de cualquier «connotación política». Porque «las beatificaciones no van contra nadie», asegura. Denuncia, en cambio, que en el «siglo XXI siguen las persecuciones religiosas».
¿Todo a punto para el gran acontecimiento de la beatificación de los mártires?
-Efectivamente. Ha sido un gran esfuerzo para la Conferencia Episcopal Española y para la Archidiócesis de Tarragona. Había -hay todavía- muchas cosas que coordinar, pero podemos intuir que ese evento constituirá un gran bien espiritual para todos.
¿Un acontecimiento histórico para la Iglesia de Tarragona?
-Sin duda alguna. Una beatificación tan numerosa -la mayor de la historia de la Iglesia- ya es un acontecimiento en sí misma; máxime cuando hacía siglos que Tarragona no acogía ninguna. Además, es reafirmar la gran tradición martirial de la Archidiócesis. No olvidemos que Tarragona fue evangelizada por un mártir (el apóstol Pablo), sus patronos son dos mártires (santa Tecla y san Magín) y, por añadidura, los protomártires de la península Ibérica son los santos Fructuoso, obispo, y Augurio y Eulogio, diáconos, como indican las Actas de su martirio, las más antiguas de la península y uno de los documentos más venerables de la primitiva Iglesia universal.
¿Qué frutos concretos espera cosechar?
-Son frutos a largo plazo. Esperamos que los fieles vean en los mártires beatificados un ejemplo de amor, de fe, de esperanza y de perdón. Con esos cuatro pilares -y las promesas de Cristo- podemos edificar confiados la Iglesia del futuro.
¿Han conseguido liberar el acontecimiento de la beatificación de los mártires de cualquier otro tipo de connotación política?
-Siempre habrá quien busque mezclar las cosas. En la tradición cristiana se ha considerado que un «mártir» era una persona que moría por su fe religiosa. En muchas ocasiones asimilamos «mártir» a los mártires cristianos de los tres primeros siglos, quienes fueron martirizados por sus convicciones religiosas. Sin embargo, ha habido más mártires cristianos en el siglo XX que en el conjunto de los diecinueve siglos anteriores. Cabe señalar que en nuestro siglo XXI siguen las persecuciones religiosas, la mayoría con los cristianos como víctimas. Por tanto, honrar la memoria de quienes dieron su vida por no renunciar a su fe es algo que no tiene la menor connotación política. Máxime cuando las beatificaciones no tienen ningún sentido vindicativo. Es decir, sólo se da gracias por el ejemplo de fe, amor y perdón. Las beatificaciones no van contra nadie. Además, ¿cómo podrían ir contra alguien si los propios mártires murieron perdonando a quienes los mataban, tal como hizo Jesucristo?
¿Qué les dice a los que aseguran que las beatificaciones de mártires reabren heridas en la sociedad española?
-A este respecto cabe señalar que numerosos estudiosos del tema sostienen que cuando a las víctimas -en el supuesto que nos ocupa- se les denomina «mártires de la guerra civil», se está incurriendo en una manipulación de los términos. La guerra civil fue el contexto sociopolítico en que se produjo la muerte de la mayoría; pero ellos fueron víctimas, no de una «guerra civil», sino de una «persecución religiosa», que son dos conceptos totalmente diferentes. En una guerra civil sólo hay víctimas, sin distinción de bandos.
¿Sigue siendo verdad lo de ‘sangre de mártires, semilla de cristianos’?
-Lo dijo Tertuliano en el siglo III y continúa siendo cierto. ¿Cómo explicar, si no, la persistencia del Cristianismo en Pakistán, la India, Egipto y tantos y tantos países donde confesar la fe en Cristo significa poner en riesgo la vida? Y esas comunidades, pese a todo, persisten e incluso muchos de ellos dan la vida por la fe. Ese valiente: «Yo soy cristiano, y si queréis matarme por ser cristiano, ¡ya podéis hacerlo», proclamado por un joven sirio llamado Sarkís, muerto por los terroristas de Al-Qaeda en Maalula hace pocos días, una población donde por cierto se venera a nuestra patrona santa Tecla, no puede caer en saco roto. Tarde o temprano dará sus frutos y, como decía el Señor, hasta el ciento por uno.
¿Habría que pedir a los mártires que los católicos diésemos más testimonio público de nuestra fe y no nos avergonzásemos de aparecer como tales en público?
-Más que pedirles eso a los mártires, deberíamos reflexionar sobre su conducta. Si ellos entregaron por su fe el don más preciado que tenemos -la vida- por qué no podemos ir con la cabeza bien alta y proclamar «Sí, somos cristianos». Pero no debemos hacerlo al modo de los hipócritas, sino al de los santos: con el trabajo de cada día, con la solicitud hacia los más pobres y marginados… En los primeros siglos los cristianos se distinguían porque, sin pretenderlo, la gente decía: «Ved cómo se aman». Es aquello de que «Fray Ejemplo es el mejor predicador». Seamos cristianos de palabra y de obra y lo demás se nos dará por añadidura.
Ser testigos creíbles de Cristo es una de las líneas maestras del Papa Francisco. ¿El ejemplo de los mártires puede ayudar a ello?
-Creo que eso de ser «testigos creíbles de Cristo» no es una exclusiva del papa Francisco. Es algo que todos los pontífices han tenido como línea maestra. Y, repito, el ejemplo de los mártires es signo de una opción radical del seguir a Cristo hasta las últimas consecuencias; luego sí, ayudará sin duda.
Algunos titulares:
-Esta gran beatificación continúa la tradición martirial de Tarragona
-Ha habido más mártires cristianos en el siglo XX que en el conjunto de los diecinueve siglos anteriores
-En nuestro siglo XXI siguen las persecuciones religiosas, la mayoría con los cristianos como víctimas
-Honrar la memoria de quienes dieron su vida por no renunciar a su fe es algo que no tiene la menor connotación política
-Las beatificaciones no van contra nadie
-No debemos proclamar que somos cristianos al modo de los hipócritas, sino al de los santos
-Seamos cristianos de palabra y de obra y lo demás se nos dará por añadidura