No nos hubiera gustado que lo mataran. No nos hubiera gustado que mataran a nadie. Pero sabemos que está en el cielo, y tal vez desde allí nos ayude
(Jesús Bastante).- El 20 de diciembre pasado, la noticia corrió como la pólvora en Urrotz, un pequeño pueblo del noroeste navarro. Benedicto XVI, en una de sus últimas decisiones como Papa, declaraba el martirio de uno de sus hijos: José Javier Gorosterratzu Juanarena, religioso redentorista, asesinado en el Seminario de Cuenca en la madrugada del 10 de agosto de 1936. Este domingo, el sacerdote será beatificado en Tarragona junto a otras 521 personas.
«Llevábamos años esperando la noticia, y la verdad es que estamos muy contentos», afirma desde Urrotz, Socorro Maximiana Ezkurra. «Mi tío era un poco tímido, pero tenía mucho carácter«, asegura esta mujer de 58 años y madre de cuatro hijos, que este domingo estará presente en la beatificación de su pariente. «Nos hace muchísima ilusión poder tener un santo en la familia. Nosotros, que siempre rezamos por santos que no hemos conocido, pues éste va a ser uno de casa«. Junto a ella y su familia, «otros 15 primos vamos a Tarragona».
Gorosterratzu Juanarena nació el 7 de agosto de 1877 en Urrotz, en el seno de una familia de agricultores vascoparlantes. «La familia seguimos hablando en euskera«, afirma Socorro. Fue el segundo de ocho hermanos. «Mi abuela fue hermana suya, y siempre hablaba de él», y de cómo a los 15 años, «se fue al colegio», que era como entonces se llamaba al seminario. Los Redentoristas de San Ignacio de Pamplona lo admitieron como hermano coadjutor, pues apenas sabía castellano. «Le hicieron ser carpintero».
«Tenía fuerte carácter, era cabezón«, recuerda Socorro. Tal vez fue eso lo que le llevó, pese a todo, a lograr estudiar Teología y conseguir ordenarse como sacerdote en 1903. Su castellano mejoró tanto que fue enviado como misionero a Madrid, a la comunidad de San Miguel, donde estará hasta 1930 en que vuelve por 3 años a Pamplona. Y en 1933 es destinado a Cuenca, donde le sorprenderá la muerte. «Apenas volvió dos veces a Urrotz».
«Mi abuela rezaba mucho por su hermano, y después siempre le hemos rezado al tío», apunta esta mujer, que asegura que, pese a su devoción, José Javier Gorosterratzu «hablaba de la revolución religiosa, antes y después lo supimos». De hecho, algunas de sus últimas cartas, revela la familia, se conservan en la Biblioteca Koldo Mitxelena de San Sebastián, donde se desprende que se trataba de un hombre muy devoto, y estudioso de la realidad y la cultura vasca. «Él dice en las cartas que le mataron por ser cura«.
Sea como fuere, lo cierto es que a finales de julio de 1936, ya en el Seminario de Cuenca, donde se habían refugiado el obispo y otros religiosos, cuentan los testigos que «el P. Javier se vino abajo y le entró una crisis de ansiedad. Tuvo que afrontar su destino trágico y darle sentido a su vida y a su previsible muerte desde su fe y su Profesión Religiosa». «Era un hombre de carácter, nervioso y centrado en sus estudios. Quería terminar una obra que estaba escribiendo, y no pudo».
A las 2 de la madrugada del día 10 de agosto de 1936 se abrieron las puertas del Seminario y bajaron por las calles 4 personas. Sor Escolástica Nuin Goroterratzu, monja Benedictina refugiada en el Asilo de las Hermanitas, vecino al Seminario, y -curiosidades de la vida- sobrina de Gorosterratzu, aseguró haber visto salir a su tío con las manos atadas. Su cadáver fue recogido a la mañana siguiente en el camino del cementerio de Cuenca con varios disparos en la cabeza, y enterrado en una fosa común, de la que fue exhumado en 1940. En la actualidad, sus restos se encuentran en el santuario madrileño del Perpetuo Socorro.
¿Qué significa una beatificación en la familia? «Estamos muy contentos. Es un orgullo saber que uno de los nuestros supo vivir su fe. No nos hubiera gustado que lo mataran. No nos hubiera gustado que mataran a nadie. Pero sabemos que está en el cielo, y tal vez desde allí nos ayude», concluye Socorro, antes de terminar las maletas para viajar desde Urrtoz a Tarragona, donde este domingo su tío abuelo será declarado beato. Uno de los 522.