Tanto en el pabellón como fuera del mismo, los asistentes siguen el funeral, mudos, rotos de dolor y con la emoción más o menos contenida
Cientos de personas, rotas de dolor, abarrotan el Polideportivo de Santa Lucía de Gordón, donde a las 11.00 horas ha comenzado la misa funeral presidida por el obispo de León, Julián López, por los seis mineros que fallecieron anteayer en un accidente en una mina en la provincia leonesa.
Estas instalaciones se han quedado pequeñas para albergar a tantos asistentes a un funeral, en el que cientos y cientos de personas, incluidas familiares de los fallecidos y autoridades que han acudido, incluido el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, se han quedado afuera.
El primero de los seis féretros ha llegado a las 10.20 horas a este pabellón, con los familiares detrás del mismo, y así sucesivamente hasta llegar a cinco de los mineros fallecidos, todos ellos de la provincia de León.
Los aplausos, las lágrimas y el silencio reinaba cada vez que han ido sacando uno a uno los féretros de los cinco mineros.
El sexto fallecido, que procede de Asturias, no está de cuerpo presente pero el funeral también se celebra por él.
Tanto en el pabellón como fuera del mismo, los asistentes siguen el funeral, mudos, rotos de dolor y con la emoción más o menos contenida, pero en todo caso con una tristeza inmensa.
Desde la megafonía se escuchan las palabras del obispo, que ha comenzado la eucaristía lamentado esta «trágica muerte», por la que todos se sienten «abrumados».
«No sabemos encontrar palabras, pero no podemos con todo desesperarnos, porque en este doloroso momento tienen la ayuda de la fe cristinana», ha dicho el obispo.
Julián López inició su homilía con un mensaje dirigido «especialmente a las familias afectadas: quiero deciros que desde el primer momento os hemos tenido en nuestro pensamiento y corazón; en nombre de la Diócesis de León y de varios obispos que me han hecho llegar su testimonio de condolencia deseo expresar a los familiares y allegados de los fallecidos, a sus compañeros de trabajo, al personal de la empresa y al esforzado mundo de la minería del carbón, nuestra cercanía afectuosa junto con el consuelo de la fe, a la vez que hacemos votos por la completa recuperación de los heridos y por el futuro de la minería, que no queremos que se vea afectado por el drama que estamos viviendo».
En su homilía el prelado legionense ha recordado que «este accidente ha hecho revivir la tragedia que golpeó a esta misma zona minera en el ya lejano mayo de 1952 cuando el grisú se llevó por delante a 9 trabajadores. La vida humana, nuestro mayor tesoro, es un bien demasiado frágil».
«La muerte de estos mineros nos ha sobrecogido a todos a la vez que nos ha recordado la fragilidad del ser humano frente a las fuerzas aún no domeñadas de la naturaleza pese a la tecnología y a los medios de hoy», aseguró el obispo de León quien subrayó que «no es fácil en estas dolorosas circunstancias vivir en la fe y en la esperanza un hecho así después del daño irreparable que ha truncado la vida de unos hombres en su mayoría jóvenes, llenos de proyecto e ilusiones y que nos ha sumergido a todos en aflicción y amargura». Sin embargo, ante esta situación Julián López indicó que «aun en medio de la tristeza que nos embarga el mismo profeta Jeremías nos invitaba a la esperanza; que la misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión». En su homilía el obispo se refirió directamente a la actitud «del profeta que se aferra a la fe y busca en ella otros signos que le proporcionen un mensaje confortante y lo encuentra en la certeza que le da el saber que pese a todo Dios es fiel y es bueno para con los que le esperan y lo buscan» para concluir afirmando «cómo desearía que esta certeza pudiera ser compartida y experimentada por cada uno de vosotros, que es bueno esperar en silencio la salvación del Señor».
En la parte final de la celebración, dos familiares de los fallecidos agradecieron el acompañamiento y reclamaron mejore condiciones de seguridad en el trabajo. En medio de una gran emoción, y mientras todos los asistentes entonaban el himno minero de «Santa Bárbara», el obispo de León, acompañado por el párroco de La Pola de Gordón, Joaquín García, ha cumplimentado un saludo a los familiares de los cinco minero fallecidos cuyos cadáveres ocupaban la parte central del Polideportivo, frente al altar, a los que ha trasladado el pésame de toda la Iglesia de León.
Además del presidente de la Junta, están el delegado del Gobierno en Castilla y León, Ramiro Ruiz Medrano, el secretario de organización del PSOE, Óscar López, el secretario general del PSOE de Castilla y León, Julio Villarrubia, además de los responsables de UGT y CCOO, Agustín Prieto y Ángel Hernández, respectivamente. (RD/Agencias)