La gente iba al cementerio comiendo castañas con la fe de que cada una libraba un alma del purgatorio
Manuel Mandianes, antropólogo).- El 1 de noviembre, los celtas celebraban el Samhaim. La participación en la celebración era obligatoria y quien no participaba corría el peligro de perder la razón. Los asistentes comían y bebían en abundancia, muchos alcanzaban el grado de borrachera agrada; es decir, dejaban de hablar y pensar por ellos mismos para convertirse en portavoces del más allá, de lo sagrado; se encendía el primer fuego con el que se encendían todos los fuegos de la isla.
Como otros muchos emigrantes, los emigrantes irlandeses y escoceses celebraban las fiestas de su país en el país al que llegaban, en este caso a los Estados Unidos de América en donde se implantó y se llamó halloween (hallow, santificar, y ere, víspera).
En los últimos años del siglo XX algunos Grandes Almacenes, con ánimo de lucro, y algunos maestros, creyendo que estaban importando algo original del otro lado del Océano, trataron e implantarla en nuestro país.
Se puede llamar Halloween al Samahaim pero sin olvidar su origen ni su significado: fiesta en memoria de los antepasados.
Muchos detalles del samhaim perduraron en diferentes lugares de Europa; en España, aunque con las transformaciones debidas al paso inexorable del tiempo, se ha celebrado de diferentes maneras hasta nuestros días en algunas regiones. En Galicia, la tarde del día uno de noviembre se celebra el magosto.
El magosto se puede celebrar en cualquier parte pero el que se podría considerar continuación del Samahaim es el que hace la juventud en un monte, en un lugar sin cultivar, en un claro del bosque, el németon celta, verdadero lugar de los actos de culto.
El bosque y el templo son, para los celtas, nociones equivalentes o intercambiables. La mentalidad gallega es cercana a esta manera de pensar. Los galleos [como los celtas] no tienen templos sino naturaleza. Los Sínodos de Mondoñedo dicen que el día de los Fieles Difuntos los fieles comían castañas.
El inglés Swinbume que viajó por Galicia en el siglo XVIII cuenta que la gente, la víspera de esta fiesta, iba al cementerio comiendo castañas con la fe de que cada una libraba un alma del purgatorio.
En Esfarrapada los mayordomos de la cofradía de las ánimas llevaban a la iglesia castañas y vino la víspera de Fieles Difuntos y la mocedad hacía baile en la iglesia mientras comían las castañas, bebían el vino y tocaban las campañas. En el magosto berciano, pueblos cercanos o limítrofes con Galicia, el mayordomo de la Cofradía de las Ánimas reparte a boleo castañas cocidas desde la torre de la iglesia. No sabemos si serían asadas en el mismo campanario. Las gentes las agradecían como donativo de las ánimas del purgatorio en paga a las limosnas que dieron por ellas durante el año. Unos albañiles que abrían y preparan las sepulturas cuando había que utilizarlas de nuevo, me dijeron: «Entre los restos de algunas tumbas había restos de castañas».
En Cataluña, antiguamente en las casas y actualmente en las calles, se celebra la castañada, muy importante la que se celebra en las calles de Sabadell. En nuestros días, en Cataluña desde unos días antes de Todos los Sanos, se compran en las confiterías, muchas casas los hacen, los panelles y se comen bebiendo licor. El nombre original de los paneles, según confiteros de tradición se llamaban castañas de muertos porque, en realidad, eran la sustitución de las castañas fruto del castaño. En las Alpujarras, según algunos historiadores, lugares repoblados en algún momento por gentes provenientes de Galicia, se celebra la mauraca.
En las tres celebraciones se comen castañas asadas, se bebe vino en abundancia y licores y, antiguamente, se rezaba por el eterno descanso de los difuntos de la familia y de la comunidad parroquial. Muchos iban hasta la Iglesia mientras otros se quedaban en casa rezando el rosario u otras oraciones. El magosto, la castrada y la mauraca son el reverso del carnaval y éste el reverso de aquellos. El día de la fiesta de las castañas, los vivos salen al espacio de residencia de los habitantes del otro mundo, y los antepasados, en forma de máscara, vienen al espacio urbano a visitar y convivir con los habitantes de este mundo.