Nos duele que sean tantas las personas que no encuentran trabajo. Nos preocupa que se pueda dañar la unidad secular de España, la de los matrimonios y las familias
(Jesús Bastante).- Hacía frío en Madrid, pero la plaza Mayor volvió a llenarse de fieles para celebrar la fiesta de La Almudena, patrona de Madrid. Una ceremonia en la que el cardenal Rouco pidió «que se comprenda, se acepte y se viva que sin la familia, sin la protección del matrimonio y la natalidad, no habrá salida de la crisis«.
Antes de su homilía, se produjo la renovación del Voto de la Villa, por parte de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, quien destacó que «Madrid hoy es una ciudad sin muros ni fronteras«. En referencia a la crisis, Botella puso a la Virgen como «ejemplo de la madre que nunca abandona a sus hijos».
«Hoy quiero pediros por las víctimas del terrorismo, con quienes todos los que amamos la libertad tenemos una deuda impagable», reclamó la regidora, «para que su inmenso dolor se vea al menos resarcido en la firme respuesta de la ley ante el execrable terrorismo que padecieron», entre los aplausos de los fieles.
«Os pido por todos los que dieron su vida por España y por la libertad que disfrutamos hoy«, concluyó Botella, quien también tuvo un recuerdo para los madrileños en paro y los que padecen la pobreza. «Os pido por España y por la unidad de los españoles. La fuerza de nuestra nación está en la unidad«, recalcó la alcaldesa en lo que, más que un Voto, pareció un mitin político. Junto a la alcaldesa estuvo presente la Corporación Municipal y el presidente de la Comunidad, Ignacio González.
En su homilía, Rouco Varela apuntó que la Virgen ha recordado desde tiempo inmemorial «que si Dios no habita en nuestro interior, los fracasos y las frustraciones personales y sociales estarán servidas». Como hiciera ayer Martínez Camino en el CEU, Rouco arremetió contra quienes quisieron «hacer una sociedad sin Dios».
Para el cardenal de Madrid, «es importante y decisivo que la familia humana sepa que Dios quiere habitar con ellos y entre ellos«. Recordando la primera encíclica de Francisco, Rouco destacó que «Dios prepara una ciudad para nosotros los hombres». Una ciudad a construir «en medio del mundo», por lo que consideró «urgente» ir construyendo «la visión del Apocalipsis: ellos serán su pueblo y Dios estará con ellos y será su Dios».
Rouco pidió «un compromiso de vida cristiano, con acento nuevo en este año de incertidumbre, pero también de positivos presagios para el futuro de la Iglesia y la sociedad. Purifiquémonos».
¿Cómo hacerlo? «Con la confesión de nuestros pecados en el sacramento de la penitencia». De este modo, argumentó Rouco, «encontrarán solución» los problemas de familias y personas. «El camino de la conversión moral para ir saliendo definitivamente de la crisis«, ésta es, a juicio de Rouco Varela, la clave para el futuro.
«En estos momentos de crisis e incertidumbre económica, la acción de Cáritas son un testimonio esperanzador de cómo la fe sabe transformarse en obras de servicio. Hay muchas manos trabajando en ello«, recordó Rouco, quien pidió que «esas manos se multipliquen» y «que se comprenda, se acepte y se viva que sin la familia, sin la protección del matrimonio y la natalidad, no habrá salida de la crisis».
«No nos dejemos robar la esperanza«, señaló el cardenal volviendo a citar a Francisco. «Nos duele que sean tantas las personas que no encuentran trabajo. Nos preocupa que se pueda dañar la unidad secular de España, la de los matrimonios y las familias», los «descartados de la sociedad actual», y entre ellos, «las víctimas del terrorismo», concluyó el cardenal.
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