“Me pareció un gesto relevante, esperanzador y muy significativo. Un gesto que denota mucha seriedad por parte de los Legionarios”
(José M. Vidal).- Religión digital entrevistaba el pasado 16 de diciembre al sacerdote Félix Alarcón, uno de los primeros miembros de la Legión de Cristo, secretario general y secretario personal del fundador Marcial Maciel. Y una de sus víctimas. La entrevista tuvo un enorme eco en el universo eclesiástico e, incluso, en la propia institución. De hecho, 12 días después, el secretario general de los Legionarios de Cristo, padre Jaime Rodríguez visitó al cura en su casa de Madrid y le invitó a dirigirse al Capítulo general, que comienza el día 8 en Roma.
El secretario de la Legión es español y viajó desde Roma a Madrid, para visitar a su padre enfermo. Jaime Rodríguez, de 37 años, aprovechó la ocasión para llamar por teléfono al Padre Félix e ir a su casa a visitarlo y hablar con él de su sufrimiento pasado y de su visión de futuro.
La conversación se prolongó durante horas. Una «conversación de alma a alma», como dice el Padre Félix. Una charla animada entre uno de los «fundadores» que, después, fue también uno de los 8 que denunciaron a Marcial Maciel ante el Vaticano, y un legionario joven, que vivió los últimos tiempos de la institución azotada por el escándalo público de la vida impresentable del fundador.
Sin acritud ni ánimo de venganza, el Padre Félix volvió a relatarle al joven legionario su dolorosísima experiencia con Maciel y con la Legión. Tan dura que tuvo que abandonar la institución y fue tachado de «traidor y mentiroso» durante décadas por sus propios compañeros. Le habló también de cómo pudo rehacer su vida personal de abusado y su vida sacerdotal como cura diocesano, asi como de su lucha para hacerse escuchar en Roma, sin éxito alguno.
Por su parte, Jaime Rodríguez le contó sus vivencias y sus inquietudes sobre la Legión, en un momento en que la institución se prepara para celebrar el Capítulo general. Un encuentro decisivo, en el que los legionarios van a entrar con «diferentes maneras de ver las cosas». Al parecer, la mayoría sigue pensando que es suficiente un pequeño cambio cosmético, mientras la minoría, que opina diferente, quiere una profunda revisión del carisma y de la estructura de la Legión, cuando no su disolución.
Tras la larga y profunda conversación entre los dos legionarios (uno de derecho y otro de hecho), el padre Rodríguez le pidió la bendición al padre Félix y, más aún, le invitó a ir a Roma, a hablarle al Capítulo general de su propia experiencia y de su visión del futuro de la Legión.
«Me pareció un gesto relevante, esperanzador y muy significativo. Un gesto que denota mucha seriedad por parte de los Legionarios», explica el padre Félix. Una oferta que el ex legionario sintió no poder aceptar. «No puedo ir a Roma, porque soy un anciano a punto de cumplir los 80 años, con un cuadro médico de hipertensión y con una hermana de 94 a la que tengo que cuidar. No me siento con fuerzas para acudir a la cita», explica.
Entonces, el padre González le propuso que enviase un mensaje al Capítulo. Y allí mismo le grabó con su teléfono móvil un breve mensaje de un par de minutos, en el que el padre Alarcón pidió a los 61 padres capitulares que «abracen la verdad para poder tener futuro».
Gratamente impresionado por este «gesto de mucha seriedad» por parte de uno de los máximos líderes de la Legión, el padre Alarcón casi olvida lo mucho que la institución le hizo sufrir. Y es que el anciano sacerdote reconoce que «muchos de estos jóvenes legionarios ya no vivieron lo que vivimos nosotros y, aunque no pueden pagar un precio desorbitado, es de justicia que recobren la memoria histórica, que pidan perdón, que purifiquen el pasado y, si quieren tener futuro, que se aferren a la verdad. A toda la verdad, por muy dolorosa que sea«.