Cuando la Iglesia sale a la calle se constipa, y esos constipados hay que remediarlos. Pero no hacer una televisión no sólo religiosa, porque perderíamos la posibilidad de llegar a más gente
(Jesús Bastante).- El nuevo secretario general y portavoz de la CEE, José María Gil Tamayo, proclamó ayer el «pesar y dolor» de los obispos españoles ante «la muerte de 15 inmigrantes tratando de llegar a Ceuta, a la Unión Europea, pensando en un paraíso que les dé esperanza», y criticó con dureza las políticas «que no se han de limitar a medidas de control» que se han demostrado «ineficaces».
Lo hizo antes de comenzar la rueda de prensa con motivo de la declaración de la Renta. Como se le venía pidiendo a la Iglesia española, Gil Tamayo hizo una declaración esperada. «Quiero comenzar expresando nuestra solidaridad con las víctimas, nuestro pesar y nuestro dolor«, señaló el portavoz, haciendo suyas las declaraciones de la diócesis de Cádiz y Ceuta y organizaciones como Cáritas, «que han denunciado este drama, que no podemos olvidar». Como tampoco las palabras del Papa Francisco, quien denunció «la globalización de la indiferencia«.
«Es necesario que se dé una salida a esta situación dramática y dura, que arranca de los países de origen, donde los derechos humanos son pisoteados, o viven en la miseria más absoluta», prosiguió Gil Tamayo, quien subrayó que «el drama, la tragedia de Ceuta, espolea a la conciencia europea, y a la comunidad cristiana, que debe manifestar una sensibilidad especial». Sin hacer «opción política, no entramos en el debate político».
Y es que, continuó, «dramas como éste no pueden ser parteras de enfrentamientos, sino de un espíritu de humanidad que lleve a solucionar este problema». «Hay -continuó el portavoz- 30.000 personas esperando a las puertas de Ceuta y Melilla, hay un flujo que está buscando mejores condiciones de vida en mitad de un drama humano. Y tenemos que dar una respuesta, que no se ha de limitar a las solas medidas de control, que no están siendo eficaces. El hambre no conoce fronteras. Sabemos que la solución es compleja, por lo tanto no caer en demagogias».
Al tiempo, el portavoz episcopal reclamó «un compromiso de los países desarrollados para los países pobres», puesto que «da la impresión de que incluso en la UE, la adelantada de los derechos humanos, las políticas migratorias ponen hincapié en las políticas de fronteras, cada vez más costosas», y no tanto en la realidad de las personas que se ven forzadas a emigrar. «El bien común nos tiene que llevar a solucionar en el origen, que impidan estas dramáticas consecuencias«.
Sobre el lanzamiento de pelotas de goma al agua por parte de la Guardia Civil, Gil Tamayo recordó que «hay un derecho a la vigilancia en la frontera, pero entre todos tenemos que buscar formas en las que sea posible vivir esa regularización con el respeto absoluto a la integridad física de las personas. Ése es un deber de humanidad». Del mismo modo, pidió «juzgar a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en su totalidad», reivindicando la tarea de ayuda que llevan a cabo a diario.
En este punto, reclamó «una labor conjunta de todas las fuerzas políticas por el bien común ante una situación dramática que afecta a millones de personas». Al tiempo insistió en la necesidad de «políticas de prevención en los países de origen. La UE tiene que ser en esto más generosa«. «Este es un problema más complejo, más grave, y que entre todos, y la Iglesia arrimará el hombro para encontrar una solución para estas personas que quieren encontrar un futuro mejor».
Respecto a las palabras de Santiago Agrelo sobre la cobertura de 13TV respecto a esta cuestión, Gil Tamayo leyó una carta enviada a la Secretaría General por parte del arzobispo de Tánger. «Hemos entendido su protesta como una corrección que nos ayuda, y al arzobispo se le va a enviar información cumplida sobre el seguimiento de los temas de inmigración en el último mes en toda la programación, no sólo en los espacios de tertulia».
«Hay que mirar la realidad completa. 13TV es un medio generalista, y en su línea editorial ha ocupado una parte importante el tema de la inmigración, se han hecho líneas editoriales específicas sobre estos acontecimientos tristes que por desgracia, si no ponemos un remedio, nos va a provocar una vergüenza a todos. También debemos explicar que en un espacio de tertulia que hay pluralidad de expresión, se tienen que manifestar con libertad. Sí pedimos que sea con respeto. Y en ese campo se está trabajando. Nos ayudan correcciones como la de monseñor Agrelo, y queremos colaborar con él, no sólo con la ayuda a la Iglesia de Tánger, y también concienciando a la opinión pública española».
«Cuando la Iglesia sale a la calle se constipa, y esos constipados hay que remediarlos. Pero no hacer una televisión no sólo religiosa, porque perderíamos la posibilidad de llegar a más gente».
Las palabras de Gil Tamayo marcaron la rueda de prensa en la que la Conferencia Episcopal daba cuenta de los 249 millones que han recibido a través del IRPF. «Vamos a hablar de números, pero no de números a secas. Dentro de la política de transparencia. Detrás de cada cifra, hay millones de ciudadanos que ven en la Iglesia una manera para ayudar a la construcción social. Una labor educativa, de promoción humana y de ayuda a los más pobres», que llevó por ejemplo a que la Iglesia atendiera a más de 276.000 inmigrantes a través de sus centros.
En cuanto a las cifras en sí, Tamayo se declaró «satisfecho sin triunfalismos. Ha subido el porcentaje hasta un 34,87%. Y esto es especialmente relevante en un año marcado por la crisis, que la sufren especialmente los que tienen menos recursos».
La crisis ha pasado factura a la Iglesia española. Al menos, en lo tocante al dinero recibido a través de la «X» de la declaración de la Renta. Hubo menos declaraciones que el año pasado, 7,3 millones (17.395 declaraciones menos), aunque la cifra de españoles que marcan la casilla sigue estando en los nueve millones.
Podría parecer una situación ideal, pero la nota episcopal, y el análisis del gerente de la Conferencia Episcopal, Fernando Giménez Barriocanal, subraya cómo «la crisis sigue afectando al sistema, ya que la Iglesia percibirá 2,6 millones de euros menos que hace 5 años, a pesar de disponer de 150.000 declaraciones más con asignación».
Uno de los problemas está en el modelo de asignación tributaria, que entró en vigor el 1 de enero de 2007 y que incrementó el coeficiente al 0,7% a cambio de que la institución renunciara a la exención del IVA. Un incremento del gasto que, con la subida del tipo general del impuesto, también ha aumentado en un 31%. «Además, con el nuevo sistema, el Estado no garantiza ya ningún mínimo para el sostenimiento básico de la Iglesia».
Sobre este punto, Giménez Barriocanal señaló que «en ningún momento la CEE se plantea el retoque de este tipo de parámetros. Si estamos viviendo en un momento de dificultad, la estamos viviendo todos los españoles».
Respecto al IBI, el gerente del episcopado insistió en que «la Iglesia no goza de ningún privilegio y está acogida a la Ley de Mecenazgo», con el mismo régimen fiscal «que otras confesiones, fundaciones, asociaciones deportivas, etc…»