El corazón humano está hecho para el trigo; ha sido el enemigo quien, a escondidas, ha arrojado la mala semilla. Pero la hora de la cizaña ya está irrevocablemente fijada
(J. B./Agencias).- Frente al recuerdo de la sociedad secularizada, la necesidad de prestar más atención al trigo que se siembra que a la cizaña que otros colocan en el campo. El Nuncio de Su Santidad en España, Renzo Fratini, despidió este mediodía al cardenal Rouco -quien en su farragoso discurso no hizo referencia alguna a su anunciada marcha de la presidencia de la CEE- ofreciendo una versión de lo que el Papa Francisco quiere de la Iglesia española rotundamente distinta a la planteada por el todavía cardenal de Madrid.
«Ha sido como darle la vuelta a un calcetín», comentaba un eclesiástico tras la sesión de la mañana. En la misma, Fratini ha despedido a Rouco Varela agradeciéndole «su generosa entrega con sentido eclesial, su saber actuar desde el conocimiento real de las causas y su confianza en el Señor, sabiendo que es Él, el que guía a la nave de su Iglesia sabiamente». «Muchas gracias por todo, señor cardenal«, ha subrayado.
A su vez, el representante del Papa en España anticipó sus «mejores votos» al nuevo presidente que será elegido mañana por la mañana, asegurándole de antemano su «fraterna ayuda en la labor confiada al servicio de este episcopado«. Antes y después del discurso de Rouco, se vio a Ricardo Blázquez hablar animosamente con el Nuncio.
Hablando del mensaje que Bergoglio ofreció la semana pasada a los obispos españoles en el Vaticano, Renzo Fratini animó a los obispos a no estar tan preocupados por la denuncia de la secularización y el laicismo rampante, y más en «abrir caminos nuevos al evangelio», caminos mediante los cuales los fieles «descubran lo que ya anida en su interior».
«El acompañamiento de las familias, el incremento de las vocaciones sacerdotales y el cuidado testimonial en la atención a los pobres» deben ser objetivos principales del futuro presidente de los obispos españoles.
«El amor de Dios se manifiesta en la entrega y el sentido del otro, particularmente del débil. Todo esto invita a ponerse en estado de misión permanente, de anuncio incesante y animación constante», recordó Fratini, quien pidió obispos con dos virtudes: la valentía y la paciencia. «Valentía de ofrecer con generosidad la propia vida, de consumirse por el rebaño, y paciencia que descansa en la confianza en el Señor y llena de esperanza cada día«.
«La cizaña -concluyó el Nuncio, transformado en el último año, probablemente el primer gran fruto del «efecto Francisco» en España- nunca será tanta como para llenar el campo. El corazón humano está hecho para el trigo; ha sido el enemigo quien, a escondidas, ha arrojado la mala semilla. Pero la hora de la cizaña ya está irrevocablemente fijada. Por tanto, hay que trabajar, más bien, en la preparación del terreno, en la amplitud de la siembra«.
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