Nosotras, las esposas, no somos algo decorativo, pintoresco o un mal menor, sino que participamos de la diaconía de nuestros esposos
(Paloma Pérez Muniáin).- El domingo día 25 de mayo se celebró en la Diócesis de Pamplona la II Jornada del Diaconado Permanente. Mi esposo, Fernando Aranaz, fue ordenado diácono hace casi siete años y desarrolla su labor diaconal en la capellanía de la cárcel de Pamplona, manteniendo su trabajo en la vida civil, tal como se les recomienda a los diáconos.
Los años de discernimiento, estudio, preparación y, finalmente, de ordenación, no estuvieron exentos de problemas e incomprensiones, ya que él fue el primer diácono de la Diócesis y abrir camino siempre es muy difícil cuando la cerrazón de algunos es dura.
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