Ucrania, Gaza, Iraq... Parece que no terminamos nunca de captar el valor de la paz. Se provocan heridas muy difíciles de curar
(Carlos Navarro, Diario de Sevilla).-El sábado se jubila como cardenal elector. Monseñor Amigo cumple 80 años, de los que casi 30 ha estado al frente de la diócesis hispalense. Sevilla se quedará desde ese día sin participante en un hipotético cónclave. Es el momento de hacer un balance tras casi 11 años como purpurado con derecho a voto, un sufragio activo que ejerció nada menos que en los cónclaves de los que salieron elegidos Benedicto XVI (2005) y Francisco (2013).
Ahora continúa con el proceso de recuperación después de una operación quirúrgica que lo mantuvo hospitalizado, pero que no le ha cambiado el sentido del humor: «Un mes y medio ingresado te deja mucha fatiga, aunque el otro día estuve en la Catedral de Santiago de Compostela y un amigo, andaluz como vosotros, me dijo que yo era como los grandes toreros, que reaparezco en una plaza grande tras una cornada«.
No es muy partidario de hacer balances como cardenal: «Yo el balance siempre lo hago desde que tuve la vocación, desde que fui franciscano. A partir de ahí vienen mis responsabilidades en la fraternidad y se van añadiendo hitos, cargos, la ordenación como obispo, mi etapa en Tánger y, por supuesto, los años en una diócesis tan grande, compleja y de tanto peso como Sevilla. Mi balance siempre está marcado por si he logrado servir o no a las personas. Y al menos no tengo el remordimiento de no haberlo intentado». Sigue hablando con la misma fuerza de entonación de la que hacía gala en las homilías en la Catedral de Sevilla: «Estoy cada día más fuerte y con ganas de trabajar más, lo que es buena señal. Pero no me recupero todo lo rápido que me gustaría».
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