Destacan su pleno apoyo a los derechos de los indígenas y sus críticas contra "los ídolos del neocapitalismo y del neoliberalismo"
La XLVI Universitat Catalana d’Estiu ha homenajeado al religioso catalán vinculado a la Teología de la Liberación y afincado en Brasil Pere Casaldàliga, y ha destacado su compromiso a favor de una sociedad más justa y su trabajo hacia una espiritualidad «posteclesial».
El acto lo ha organizado el colectivo de cristianos católicos de base Església Plural, y ha contado con la intervención de la sobrina del religioso, Glòria Casaldàliga, y el misionero Joan Soler, que pertenece a la misma orden que el homenajeado, los claretianos.
Casaldàliga nació en Balsareny (Barcelona) en 1928 y en 1968 se trasladó como misionero a la selva del Mato Grosso, en Brasil, y en 1971 fue ordenado obispo de Sao Felix do Araguaia, una de las más extensas de este país, con una superficie de 150.000 metros cuadrados y una población de 50.000 personas, según ha detallado su sobrina.
Los fieles de su diócesis son mayoritariamente indígenas, y Casaldàliga apoyó desde un principio sus reivindicaciones, y ello le provocó ser víctima de amenazas: de hecho, en 1977, su vicario, Joao Bosco, fue asesinado, porque lo confundieron con él.
Desde su llegada a Brasil nunca más ha regresado a España, y al cumplir los 75 años, pasó a ser obispo emérito, aunque él decidió permanecer en su diócesis y mantener su compromiso con los más débiles, pese a estar enfermo de Parkinson desde los últimos tiempos.
Soler ha considerado que Casaldàliga tiene una espiritualidad que trasciende la dimensión de las instituciones religiosas, y por este motivo le ha definido como posteclesial, y ha asegurado que a él lo que le interesa no es el poder temporal, sino «poner la Iglesia de Jesús al servicio del Reino de Dios» aquí en la Tierra.
Su espiritualidad supera las fronteras de la propia Iglesia Católica, según este misionero, por lo que abraza a cristianos protestantes y ortodoxos y también a otras tradiciones, como las propias de la selva amazónica e incluso seduce con su mensaje a ateos y agnósticos.
Desde su compromiso con el Evangelio también parte una cosmovisión política, y de ahí, su pleno apoyo a los derechos de los indígenas y sus críticas contra «los ídolos del neocapitalismo y del neoliberalismo».