Llamó por teléfono a Cañizares: "Antonio, tienes aquí muchísima gente que te quiere y te espera. Un abrazo y ya nos hablaremos, pero oye el aplauso de todos"
(Jesús Bastante).- Carlos Osoro ya es arzobispo de Madrid. Así se presentó antes los medios, «abrumado» y «agradecido» al Papa Francisco, y con una idea clara: » Quiero ser obispo de todos, estar con todos, no sólo con los creyentes. Hablaré con todos los que me encuentre, saldré por las calles. Así, soy, no sé hacer otra cosa«, aseguró el arzobispo electo de Madrid en rueda de prensa, justo después de que la Nunciatura hiciera pública su designación, así como el nombramiento del cardenal Cañizares como arzobispo de Valencia.
Antes de comparecer ante los medios, Carlos Osoro rezó el Angelus en el hall de la sede del Arzobispado de Valencia. Al término del mismo, y tras leer su carta de despedida a los valencianos, el nuevo arzobispo de Madrid sacó el teléfono y, ante más de un centenar de fieles que habían acudido a despedirle, dijo que «si no os importa, voy a llamar a don Antonio Cañizares, aunque estará con mucho lío. Voy a intentarlo… Perdonad…».
El teléfono sonó varias veces, pero no hubo caso. «Lo siento, pero buzón de voz: Antonio, tienes aquí muchísima gente que te quiere y te espera. Acabo de leer la carta que yo leo a los valencianos y a los madrileños. Un abrazo y ya nos hablaremos, pero oye el aplauso de todos», y todos dieron la bienvenida, vía mensaje, a su nuevo arzobispo. Al cabo de un minuto, sonó el teléfono…. «A ver si es don Antonio», dijo entre risas… y cogió el teléfono. «¿Sí?…. Muy bien, Arturo…. ¡es un obispo de Cuba! Es que estoy aquí con la prensa. Ya te llamo… un abrazo, Arturo… Como era de Roma, yo pensaba que…», se justificó, ante la carcajada general.
En la rueda de prensa posterior, Osoro subrayó que «soy un obispo más, que va a intentar seguir haciendo lo que he hecho en Valencia, en Asturias y Orense. Uno va aprendiendo, van pasando los años y Nuestro Señor te va enseñando mucho más, y la gente, a ser pastor. Yo voy a hacer lo mismo». Sobre la elección de Francisco, el prelado apuntó que «yo le agradezco al Papa que me haga este regalo, pero él sabe bien cómo soy».
¿Y qué va a hacer? «No voy a hacer otra cosa que hablar con la gente, y ser de todos, porque estoy convencido que soy para todos, ni siquiera solo para los creyentes. Con esta pasión y la sencillez de una persona que sabe que tiene límites, pero que está dispuesto a salir sin miedo para servir», señaló.
¿Qué va a aportar a Madrid? Osoro lo tiene claro. «Lo que dice la Evangelii Gaudium. Una Iglesia que se entrega no solo con la palabra sino con la vida. Una Iglesia que tiene que regalar el fervor apostólico que tuvieron los discípulos del Señor. Una Iglesia que entrega el verdadero DNI de todo ser humano, que es el Hijo de Dios. Ojalá mi presencia, mis palabras, sirvan para regalar este DNI a todos los que me encuentre por el camino. Para decirles que Dios está de su parte, que no es un estorbo, regala libertad«. Para el sucesor de Rouco Varela, «este mundo necesita mucha más fraternidad, no maquillarnos delante de Dios. Somos como somos, somos lo que somos. Y eso que somos es lo que aportamos».
Osoro negó que vaya a ser cardenal en el futuro «ni sabía que iba a ser arzobispo de Madrid», y tampoco entró a valorar el legado del cardenal Rouco en Madrid, aduciendo que «la Iglesia no es como un banco, las cuentas de resultados no son matemáticas». Sí quiso dejar claro que este nombramiento no es una prueba para una futura presidencia de la Conferencia Episcopal. Es más: «tal vez un obispo de una diócesis grande no deba tener muchos más cargos, porque lo principal es estar con la gente».
«Naturalmente que Dios ha actuado en todos estos años de nuestro querido cardenal D. Antonio María. Hay muchas cosas que ha realizado, que se ven y otras muchas que quizá no vemos. Estoy seguro de que ha aumentado muchísimo las vocaciones en Madrid», subrayó, admitiendo que «todavía no he hablado con él, y tengo que tener en cuenta el calendario que él tiene previsto» para su toma de posesión. Todo parece indicar que no antes del 22 de octubre.
No quiso Osoro entrar en comparaciones con el cardenal Rouco. «Yo no sé lo que ha hecho don Antonio en Madrid. Lo único que puedo decir es que voy a seguir haciendo lo que he hecho aquí, intentando apacentar a mi ovejas, queriéndolas, dándoles mi amor, haciendo posible que se sientan a gusto, que descubran que somos hermanos aunque podamos pensar de forma diferente». Ser obipo de todos, «como son, no como yo quiera que sean», y «sin imponer».
En cuanto a lo que deja en Valencia, Osoro incidió en que «he intentado estar al lado de la gente, estar con todos, no decir a nadie que no porque no piense como yo; he intentado que me sintiesen hermano y al lado de ellos, y no como enemigo, sino como ese amigo que se juega la vida y apuesta por ideales que agrandan el corazón». «Si he aportado esto, si he ayudado a agrandar el corazón de alguien, pues bendito sea Dios», añadió.
Sobre sus planes para Madrid, el arzobispo apuntó que «yo voy como soy, no puedo cambiarme», y aseguró que «hablaré con todos los que me encuentre, saldré por las calles. Habrá quien no quiera saber nada conmigo, pero yo quiero saber con todos, quiero hacer la cultura del encuentro, donde los hombres y mujeres de este mundo descubran que anunciar el Reino de Dios es servir y considerar al otro en la dignidad que tiene, ni más ni menos que la de ser imagen de Dios».
¿Tiene miedo ante los retos? «¿Cómo no vas a tener miedo a algo nuevo, a algo grande, a algo que en lo humano te sobrepasa? Siempre tienes miedo a afrontar lo nuevo», señaló el nuevo arzobispo de Madrid. «Siempre he estado con maletas, toda la vida, pero al final hay que seguir la máxima de San Agustín: ‘No busques dar, date a ti mismo’. Esa es la opción que hice en mi vida».
En este punto, puso de ejemplo al Papa Francisco, de quien destacó su «pobreza evangélica y su aproximación sincera a todos los hombres». «A mí me gustaría hacer muchas cosas, y voy a hacer lo que sea capaz«. Sí quiso dejar claro que «de Valencia marcho con las sotanas que tengo, con la ropa que tengo, con muchos libros y muy poquitos euros en la cuenta». Osoro confesó cobrar 1.010 euros al mes.
«Me llevo muchas cosas de Valencia. Estos años han sido para mi de un crecimiento personal, este pueblo me ha regalado lo que era, sus ideas, me ha regalado lo que él era, no solamente ideas, sus personas, sus afectos, sus casas, sus costumbres. El Carlos Osoro que vino es distinto del que marcha, ha sido enriquecido por un pueblo al que yo sinceramente nunca le agradeceré lo suficiente lo feliz que he sido con ellos».