¡No tengamos miedo a los cuestionamientos críticos, ni a la agresividad de los ambientes anticlericales, porque el Señor nos ha enseñado que la mansedumbre puede convertirse en nuestra respuesta más convincente!
El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha asegurado este martes en Oñati que «cada uno de nosotros tiene que aportar su granito de arena en la construcción de la paz, sin escudarse en la responsabilidad de los políticos».
Munilla ha hecho estas manifestaciones en la homilía que ha pronunciado en la basílica de Nuestra Señora de Arantzazu con motivo de la festividad de la patrona de Gipuzkoa, a la que ha asistido el lehendakari, Iñigo Urkullu, acompañado por otros miembros del Gobierno Vasco.
Durante la eucaristía, el prelado guipuzcoano ha explicado que, «aunque hoy se mezclen los motivos para agradecer los pasos dados» hacia la «pacificación» en el País Vasco y «la necesidad de seguir caminando hacia ese objetivo», es preciso «transcender» la situación actual para unirse «al clamor universal por la paz».
«En este mundo tan globalizado -ha concretado-, cada vez somos más conscientes de que la paz sólo llegará a ser consistente en la medida en que llegue a ser universal«.
Ha recordado, en este sentido, la «estremecedora» violencia que se ha producido este verano en Medio Oriente, «entre otros lugares, donde, como de costumbre, los más débiles e inocentes se llevan la peor parte«.
Munilla ha parafraseado en este punto al papa emérito, Benedicto XVI, y ha mantenido que «nuestra propia casa no estará en paz, mientras el mundo no lo esté«.
«Por este motivo entre otros, no somos ajenos ni indiferentes ante la suerte de los lugares en conflicto«, ha proseguido Munilla , para quien «cada vez se hace más patente el hecho de que la comunidad internacional tiene una gran responsabilidad en los conflictos armados».
«Cada uno de nosotros tiene que aportar su granito de arena en la construcción de la paz, sin escudarse en la responsabilidad de los políticos», ha sentenciado el prelado vasco, quien ha considerado que «tenemos que tomarnos más en serio el compromiso de oración por la paz». En su homilía, D. José Ignacio ha abogado por una Iglesia en salida y ha hecho incapié en la necesidad de llevar la Iglesia a la gente.
«Cristo nos pide que no cejemos en el empeño por buscar a la oveja perdida y cargarla sobre nuestros hombros… No tenemos derecho a descansar hasta que todas las ovejas descubran el gozo de la comunión con Cristo» .
En este sentido el prelado ha recalcado que «La Iglesia no está llamada a ser un club de os, sino la casa común de todos los hijos de Dios». Sin embargo, haciéndose eco de las palabras del Santo Padre, ha añadido que «hoy, más que nunca, es necesario llevar la Iglesia a la gente, sin esperar a que la gente vaya a la Iglesia«.
En esta tarea, D. José Ignacio ha alertado sobre la tentación de pensar que la Iglesia tiene que cambiar sus convicciones y adaptarlas a las del mundo: «no puede ser asumir el pensamiento políticamente correcto de cada momento y lugar una iglesia mundanizada suele ser mayoritariamente aplaudida por resultar complaciente pero a posteriori es abandonada por quienes la han aplaudido por ser innecesaria e insignificante».
«Por el contrario, ha dicho el obispo, es necesaria la conversión personal y pastoral en todos y cada uno de nosotros sin agarrarnos a falsas seguridades ni a hábitos pastorales caducos. Es necesario vencer los miedos con discernimiento, prudencia, preparación y planificación,… y confiando en el Espíritu Santo«.
Munilla ha subrayado la necesidad de que todos los cristianos trabajemos unidos en llevar la Iglesia a nuestra familias, amigos, trabajo,… y a mostrar el rostro de una Iglesia en salida en todos los ámbitos de la sociedad, danto testimonio de unidad.
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(RD/Agencias)