El presidente acudió al funeral de Botín presidido por Osoro en Boadilla, mientras que el ministro participó en unas jornadas en el Seminario
(Jesús Bastante).- Comienza una nueva era en las relaciones Iglesia-Gobierno… aunque con una piedra en el zapato. La paralización de la reforma del aborto –la «Ley Gallardón»- ha provocado un profundo malestar en la Conferencia Episcopal, que el Ejecutivo de Rajoy intentó ayer atajar con dos encuentros: uno, del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, con el Nuncio; y otro, del mismísimo presidente del Gobierno con el vicepresidente del Episcopado y arzobispo electo de Madrid, Carlos Osoro.
El mismo día en que los obispos recordaban en una nota el «valor sagrado de la vida humana desde la concepción hasta su fin natural», el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, acudía a la misa previa a la inauguración del las II Jornadas Sociales Católicas que se celebran en el Seminario de Madrid. El ministro, miembro del Opus Dei, participó en primera fila de la ceremonia, y de la posterior primera sesión, que contó con la presidencia del cardenal Rouco y la presencia de los cardenales Marx y Bagnasco.
A la salida de la misa, se vio a Fernández Díaz departiendo con el portavoz episcopal, José María Gil-Tamayo. Posteriormente, mantuvo un encuentro con el Nuncio de Su Santidad en España, Renzo Fratini. Fuentes gubernamentales apuntaron que la presencia del ministro en el acto -que no estaba prevista- se debía a un intento por «limar asperezas» con la Iglesia española, profundamente molesta por la más que previsible retirada de la reforma de la Ley del Aborto.
A la misma hora, en la Ciudad Financiera del Santander, se celebraba una misa de exequias por el eterno del presidente del Banco Santander, Emilio Botín. Una ceremonia presidida por el vicepresidente del Episcopado y arzobispo electo de Madrid, Carlos Osoro, y a la que asistieron unas dos mil personas. Entre ellas, una presencia destacada: la del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien mantuvo un breve encuentro con el sucesor del cardenal Rouco. Al funeral también acudió el ex-presidente José María Aznar.
Y es que las relaciones el Gobierno con la actual cúpula episcopal son infinitamente mejores que en la reciente etapa. Cabe recordar que Rajoy no quiso encontrarse con Rouco Varela, y que tardó apenas unas semanas en recibir en el Palacio de la Moncloa al nuevo presidente, Ricardo Blázquez. Su asistencia al funeral de Botín -amigo de Carlos Osoro, quien insistió en celebrar la misa pese a algunas reticencias desde el entorno del cardenal (Boadilla pertenece a la diócesis de Getafe, y no a la de Madrid, en todo caso)-, y su saludo al nuevo arzobispo de Madrid, suponen toda una declaración de intenciones por parte del político gallego.
A esto se une la suma de esfuerzos por parte de Ejecutivo y Episcopado para lograr la ansiada visita de Francisco a España el próximo año. En ese objetivo común se inscribió la visita que rindió este lunes al Vaticano la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría. Unas relaciones que podrían verse empañadas con la retirada del proyecto de reforma de ley del Aborto. Y cuyas reticencias se intentaron mitigar ayer, con la presencia del ministro en el Seminario de Madrid, y la de Rajoy en el funeral de Botín.