"Un obispo se debe a todos sin distinción", afirma el nuevo titular de Mérida-Badajoz
(José Manuel Vidal).- Celso Morga acaba de ser nombrado por el Papa arzobispo-coadjutor de Mérida-Badajoz. Tras 27 años de servicio en la Curia romana, el arzobispo riojano regresa a España con ganas de pastoral directa, no siente que baje en el escalafón, le parece «lógico» que Guadalupe pasa a Extremadura y está dispuesto a ejercer, en éste y otros temas, la denuncia profética, «cuando sea necesaria y en la medida que lo sea».
¿Cómo recibió la noticia de su nombramiento?
Recibí la noticia «oficial» bastante preparado interiormente, ya que, desde finales de julio y principios de agosto, las voces sobre un posible nombramiento como arzobispo coadjutor de Mérida-Badajoz ya corrían por Roma y por España.
¿Qué fue lo primero que sintió en esos momentos?
La recibó con espíritu de fe. Como sacerdote y obispo me debo a la Iglesia y deseo servirla donde el Santo Padre disponga. Humanamente, la recibí con serenidad e incluso con alegría porque me permitirá ejercer el ministerio episcopal de modo directo en una archidiócesis que ya he comenzado a conocer y amar y también porque vuelvo a España después de tantos años fuera. No puedo ocultar que dejo Roma con nostalgia, con «morriña». Aquí dejo muchos amigos y un trabajo que me ha apasionado durante estos años.
¿Viene dispuesto a ser obispos de todos?
Por supuesto. Un obispo se debe a todos sin distinción. Lo apasionante de la vida del pastor es que busca siempre a todas las ovejas e intenta mantenerlas unidas. Un pastor no puede ser «de parte» ni en el campo social, ni en el político, ni al interno de la Iglesia.
Pastor (coadjutor, por ahora) de una tierra noble y empobrecida. ¿Será necesaria la denuncia profética?
Se trata efectivamente de una tierra noble. Sé que el paro laboral la afecta particularmente. La denuncia «profética» se hará cuando sea necesaria y en la medida que lo sea. Algunas veces los problemas sociales no son de fácil solución para quienes tienen la responsabilidad directa. Prefiero la colaboración y la concordia con todos los agentes sociales para procurar entre todos solucionar los problemas reales de la gente, pero sin perder la libertad interior que un pastor de la Iglesia debe conservar si, en conciencia, considera necesaria una intervención de «denuncia profética».
¿Venir de la Curia a España es bajar en el escalafón o eso es algo que no existe en la Iglesia?
Yo no lo pienso así. Son modos distintos de servir. Tengo, gracias a Dios, bien metido en la cabeza, que mi vida está al servicio del Reino de Cristo en esta tierra. Además, ahora tengo la posibilidad de hacerlo en España, en un servicio pastoral directo, que un poco me faltaba en Curia. El Santo Padre me ha dicho que intente hacerlo bien.
Alto cargo vaticano durante años, experto en clero, pero dicen que con poca experiencia pastoral.
Bueno, aparte que el trabajo de Curia que, por gracia de Dios, he desarrollado durante estos años es eminentemente pastoral, puedo decir que antes de venir a la Curia romana fui párroco en diversas parroquias de mi diócesis y, en Roma, he mantenido siempre contacto con una u otra parroquia. Cierto que el trabajo de la Curia te adsorbe y a veces no deja mucho tiempo ni fuerzas para un trabajo pastoral directo, pero, como le digo, he procurado siempre hacer compatible uno y otro empeño.
Con la salida del cardenal Rouco, su sustitución por monseñor Osoro, la llegada del cardenal Cañizares y la suya propia a España, ¿comienza un nuevo ciclo en la Iglesia española?
No lo sé, pero me parece que, aunque la sede de Madrid, de Valencia y, en cierta forma, la de Mérida-Badajoz, sean importantes, en España hay muchas más archidiócesis y diócesis como para que podamos hablar de un nuevo ciclo.
¿Dónde se coloca entre la línea de la misericordia del cardenal Kasper y la de la doctrina del cardenal Müller?
A mí me parece que el varicentro, desde el punto de vista doctrinal, es entender el matrimonio como institución natural querida por Dios al origen de la creación y ratificada por Cristo como uno de los siete sacramentos de la Iglesia con características doctrinales propias, objetivas, o bien entenderlo como una institución natural querida por Dios y sacramental pero donde es primordial y decisivo el «afecto», el «amor», o sea la componente humana que hace posible vivirlo con la satisfacción y la «felicidad» que el ser humano siempre busca. Ahí me parece que está el centro del debate y «le sfumature» de una y otra parte.
¿Cree que Guadalupe debería integrarse en la Iglesia extremeña?
En principio me parece «lógico» puesto que está en tierra extremeña y es la patrona de Extremadura, pero sé que es terreno «minado» y que hay tantos recovecos en un asunto que se discute desde hace tiempo.
¿Cuáles van a ser sus prioridades en Mérida-Badajoz?
Los sacerdotes, las vocaciones, la familia y la gente que está pasando por particulares dificultades a causa del paro, de la enfermedad etc.