Recomponer la comunión con la vida religiosa es esencial y urgente para Carlos Osoro, quien ya ha mantenido encuentros con responsables de algunas congregaciones
(Jesús Bastante).- Este mediodía, Carlos Osoro se convertirá en arzobispo de Madrid, sustituyendo al cardenal Rouco Varela. Una ceremonia que se prevé multitudinaria, y que marcará el comienzo del pontificado de «el peregrino», como lo denominó el Papa Francisco. Un camino en el que Osoro, prestará especial atención a tres aspectos: la vida religiosa, los jóvenes y las periferias.
¿Cómo será el primer día de Osoro como arzobispo de Madrid? Según ha podido saber RD, la primera intención del nuevo arzobispo era presidir la misa en un pequeño pueblo de la sierra norte, para simbolizar su intención de llegar a todos los rincones de la diócesis. Sin embargo, la presencia de casi toda su familia en Madrid para su toma de posesión ha impedido que, salvo sorpresa, esa visita se produzca.
Sí que podría darse una visita -aún no confirmada- de Osoro a una de las «periferias» más rotundas que vive, y sufre, la Comunidad de Madrid, que no es otra que la Cañada Real. Uno de los primeros deseos del nuevo arzobispo es acercarse a la comunidad de religiosas -franciscanas Hijas de la Misericordia- que trabajan con los más pobres y descartados de este rincón olvidado y despedazado de la ciudad, donde entre las casas derruidas -o por derruir- se alza la parroquia de Santo Domingo de la Calzada, donde ese domingo, el párroco, Agustín Rodríguez, da misa a las 10 de la mañana.
La idea de Osoro era acudir a primera hora de la tarde para terminar la jornada visitando visitando a las hermanas Oblatas y rezando con ellas vísperas, en lo que se interpreta como un gesto de cercanía, necesario, a la vida religiosa madrileña.
Precisamente, Osoro vivirá la víspera de su toma de posesión este viernes, con un encuentro con los religiosos claretianos, coincidendo con la festividad de su fundador, San Antonio María Claret. La relación de la diócesis de Madrid con la vida religiosa es un aspecto que preocupa, y mucho, al nuevo arzobispo, sabedor de que en las dos últimas décadas muchas congregaciones se han sentido desplazadas y menospreciadas, especialmente en la vertiente educativa.
El gran proyecto del cardenal Rouco Varela, la Universidad Eclesiástica San Dámaso, se erigió como una apuesta contra un modelo educativo que en Madrid simbolizaban los jesuitas (Universidad de Comillas), los claretianos (con el ITVR) o los hermanos de La Salle. Al tiempo, las tensiones con las Escuelas Católicas -formadas en su parte por colegios pertenecientes a congregaciones religiosas- llegaron a ser ciertamente duras, especialmente en la primera década de este siglo.
Recomponer la comunión con la vida religiosa es esencial y urgente para Carlos Osoro, quien ya ha mantenido encuentros con responsables de algunas congregaciones.
En cuanto a los jóvenes, Carlos Osoro ya ha anunciado que, como hiciera en las diócesis de Ourense, Oviedo y especialmente Valencia, retomará sus encuentros mensuales y vigilias de oración, y hará especial hincapié en la cercanía de la misión a la juventud. Madrid es una diócesis urbana con una importantísima población universitaria, a la que habrá de prestar especial atención.
El lunes, el primer acto público de Carlos Osoro será una rueda de prensa a todos los medios de comunicación, que tendrá lugar en la calle La Pasa 3 a las diez de la mañana, y en la que «el peregrino», como lo denominó el Papa Francisco, tenga la ocasión de dirigirse a todos los madrileños y explicar cuáles serán las claves de su pontificado en Madrid. Qué significa realmente ese «hagamos nuestros los sueños de Dios» con los que se dirigió a los fieles en su primera carta, nada más conocerse su nombramiento.