Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más les valdría que le colgasen una piedra de molino al cuello y lo arrojasen al fondo del mar
(José María Castillo).- Como es lógico, Granada está sufriendo estos días el escándalo y la indignación por los abusos sexuales de menores que presuntamente han cometido algunos curas y dos laicos. Lo razonable sería dejar que la justicia actúe y aceptar su veredicto. Por otra parte, ya es bien sabido que, en este penoso asunto, el papa Francisco ha sido el que ha tomado la iniciativa, el que ha pedido que el presunto delito se denuncie en el juzgado, y el que controla al detalle la solución que requiere el caso, así como la ayuda que se ha de prestar a las víctimas.
Sin embargo, parece que hay gente empeñada en que el escándalo se siga agitando. Se sabe, en efecto, de no pocas personas que están preparando, para el próximo domingo día 23, una especie de manifestación de «desagravio» en la catedral, coincidiendo con la misa que allí celebra el arzobispo.
No dudo de la buena voluntad de las personas que están preparando semejante desagravio. Lo que no tengo tan claro es que sea un acierto organizar ese acto. ¿A quién quieren desagraviar? ¿Tienen estas personas tan claro que a quien quieren desagraviar es completamente inocente? ¿No se dan cuenta de que, cuando ocurre un incidente de este tipo, lo mejor es dejar actuar a las autoridades competentes y no dar más motivos de agitación o chismorreo?
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