Tras varios intentos frustrados, el 24 de septiembre de 2013 la joven se tiró al vacío desde un tercer piso, pero sobrevivió y sufrió lesiones muy graves
El Juzgado de Instrucción número 2 de Burgos investiga el intento de suicidio de una menor –que actualmente ha cumplido la mayoría de edad– supuestamente sometida a varios exorcismos y posibles malos tratos. Parte de la familia de la menor denunció el 13 de agosto ante el Servicio de Atención a la Familia (SAF) de la Comisaría los hechos que se investigan y podrían ser presuntamente constitutivos de delitos de lesiones graves, trato degradante, coacciones, inducción al suicidio y violencia física y psíquica habitual, según la información publicada por el Diario de Burgos recogida por Europa Press.
Las diligencias previas se han abierto una vez analizado el relato de la niña ante la Policía Nacional y leídas las declaraciones de los padres ante los agentes, tras lo que se «presentan características que hacen presumir la posible existencia de delito de violencia de género, lesiones y maltrato familiar».
A la vista de las circunstancias, se ha llamado a declarar como imputados a los padres de la joven, quienes se han negado a prestar testimonio en sede judicial. Mientras tanto, la joven ha sido internada en un centro de menores de la Junta de Castilla y León.
Según el rotativo, la joven declaró ante la Policía Nacional que en mayo de 2012 comenzó con «unos problemas de anorexia acompañados por problemas nerviosos de ansiedad» y que dejó de comer «por hacer penitencia», la misma razón que le llevó a realizarse «cortes en las muñecas», algo a lo que los progenitores habrían animado junto a un grupo religioso llamado ‘Milicia de Santa María’.
En su relato, la joven explicó que sus padres interpretaron los ataques de ansiedad «como una posesión demoníaca», algo que les había sugerido un seminarista estudiante de Teología, quien manifestó a los progenitores que tenía unos sueños en los que aparecía la joven cuando era «ahogada por un demonio».
La menor estuvo ingresada entre septiembre y noviembre del año 2012 en el Servicio de Psiquiatría infanto-juvenil del Hospital Clínico de Valladolid «por una sintomatología compatible con anorexia» y fue allí donde manifestó a los doctores que desde hacía unos meses tenía «un demonio dentro», que era «quien le engaña y motiva a hacerse daño». Además, indicó que la finalidad de no comer «no es adelgazar sino autocastigarse».
En marzo de 2013, según el atestado policial, sus padres la trasladan a un convento en la zona de Guadalix (Madrid), donde le fue practicado su primer exorcismo, mientras que los ingresos en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid y en el de Burgos fueron continuos hasta mayo de 2013 y perdió el curso escolar.
EXPULSADA DE CATEQUESIS
Posteriormente, en septiembre aseguró que fue expulsada de la catequesis de la parroquia a la que acudía, respecto a lo que su madre aseguró ante la Policía que no le prohibieron asistir y sólo le aconsejaron que dejara de ir porque «decía cosas inusuales relacionadas con el suicidio» e incluso algunos catequistas le espetaron que «estaba endemoniada», que tenía «algo que no se lo curaba un médico y que iba a ir al infierno».
Tras varios intentos frustrados, el 24 de septiembre de 2013 la joven se tiró al vacío desde un tercer piso, pero sobrevivió y sufrió lesiones muy graves en la columna vertebral, las muñecas y el tobillo derecho, lo cual la dejó inicialmente postrada en una silla de ruedas. Este hecho se produjo después de que en uno de sus primeros episodios en los que se intentó autolesionar su madre le dijera que se tirase por la ventana. Su progenitora reconoció haber pronunciado esta frase «en un momento de estrés» cuando su hija amenazaba «con cortarse las venas o ingerir pastillas».
Tras varias conversaciones y gestiones con un seminarista, una profesora de religión y un párroco de Burgos llegaron a la conclusión de que estaba «poseída por el demonio» y en abril de 2014 la llevaron al convento de San Joaquín y Santa Ana, de Valladolid, para que el único exorcista de Castilla y León en ese momento -Burgos cuenta ahora con uno- la liberara del diablo.
Para ello, la tumbaron en el suelo a los pies del altar, pero como intentó escaparse, tras ponerse muy nerviosa, la sujetaron por los brazos y se sentaron encima de las piernas. Mientras un señor le sujetaba la cabeza, una señora «le ponía un crucifijo y apretaba con fuerza», relata el Diario de Burgos, que añade que la joven sufrió daño, una herida y además se la colocaron imágenes de santos por todo el cuerpo.
Durante el rito, que duró entre una y dos horas, el exorcista estuvo rezando el rosario y otras oraciones de sanación, la hizo beber agua con sal exorcizada y se dirigía a ella voceando expresiones como «¿quién eres, Satanás, Belcebú, el diablo en persona?» y «bestia inmunda, dixi mi como tu a dominaris». Como el diablo no contestó, concluyó que la posesión era total y le recomendó, según la joven, que dejara de tomar la medicación prescrita por su psiquiatra.
Según la denuncia, esta ceremonia se repitió hasta en 13 ocasiones y en vista de que no tenían mucho éxito fue obligada a rezar todos los días y uno de ellos se desmayó por llevar mucho tiempo de pie e incluso su padre supuestamente le dio varias patadas mientras le gritaba que se levantara. En otra ocasión, al no querer rezar el rosario, le ataron las piernas y las manos y la introdujeron una braga en la boca.
El Juzgado de Instrucción 2 aún no ha tomado declaración a la presunta víctima, pues la Junta se ha opuesto a ello por el momento. A finales de noviembre fueron citados los parientes de la joven, pero no declararán hasta el mes de enero.
Seis tíos maternos de la chica, que son los denunciantes se han constituido en acusación popular tras pagar una fianza de 3.000 euros. (RD/Ep)
Nota aclaratoria del arzobispado de Burgos sobre «el intento de suicidio de una menor sometida a exorcismos»
Ante las informaciones aparecidas en el Diario de Burgos referentes a la investigación judicial por «el intento de suicidio de una menor sometida a trece exorcismos», el arzobispado de Burgos se ve en la obligación de declarar lo siguiente:
La diócesis de Burgos comparte el sufrimiento por el que está atravesando la joven y su familia.
La noticia se basa en una querella interpuesta por algunos familiares de la joven sin que los acusados hayan recibido todavía notificación judicial.
El intento de suicidio de la joven no ha sido consecuencia de los exorcismos practicados, tal como parece deducirse de la información publicada. Según declaraciones de los padres de la joven recabadas por el arzobispado, la decisión de llevar a su hija a un exorcista de Valladolid fue bastante posterior a su intento de suicidio. Después de haber estado ingresada varias veces en hospitales de Burgos y Valladolid, sus padres, angustiados al ver que su hija no se recuperaba, consideraron conveniente llevarla al exorcista en el mes de abril. Las sesiones concluyeron en junio de este año, con el convencimiento de sus padres de que estaba sanada. Los padres han indicado también que acudieron tiempo atrás a un exorcista en Madrid, si bien no recibió en aquella ocasión ningún exorcismo.
Puestos en contacto con el párroco de Nuestra Señora del Rosario, nos vemos en la obligación de afirmar que la joven nunca fue expulsada de la catequesis; que el párroco no ha sido confesor habitual de la joven y nunca la ha confesado en los últimos dos años, y que la parroquia no ha tenido nada que ver en la decisión de llevar a la joven al exorcista.
Las personas que han colaborado con los padres lo han hecho a título personal, nunca por mandato de la parroquia o del arzobispado.
El arzobispado de Burgos no ha tenido nada que ver en el desarrollo de los hechos descritos en la noticia, y ha tenido conocimiento de la situación solo después de lo sucedido, cuando se solicitó un exorcista en Burgos ante los inconvenientes de trasladarse a Valladolid y, posteriormente, tras entrevistarse los denunciantes con el vicario general.
Los exorcismos son una práctica religiosa que se ha mantenido en la tradición de la Iglesia como un derecho de todos los fieles. El Código de Derecho Canónico exige que el exorcista sea nombrado por el obispo y que valore la oportunidad de realizarlo. Reconocemos que el exorcista de Valladolid está legítimamente nombrado por su obispo.