Se sabe que el escritor fue amortajado con el sayal de San Francisco y una sencilla cruz de madera
Los cuatro equipos que desde este sábado participan en la búsqueda de los restos de Miguel de Cervantes tienen como misión dar con los huesos de una persona con unas características muy determinadas, las de un varón de 69 años, con sólo seis dientes, con la mano izquierda atrofiada y con restos de plomo por arcabuzazos.
En la rueda de prensa de presentación de la segunda fase de búsqueda, los investigadores han recordado que fue el propio Cervantes quien describió su mala dentadura, con dientes «mal acondicionados y peor puestos porque no tienen correspondencia los unos con los otros», en el prólogo de sus ‘Novelas ejemplares’.
Su antebrazo y mano izquierda quedaron atrofiados tras la Batalla de Lepanto y podrían albergar partículas de plomo procedentes de los arcabuzazos que Cervantes recibió en esta contienda, donde se contabilizaron hasta 30.000 bajas.
Los investigadores han destacado en la rueda de prensa que, según una crónica anónima de la época, el cadáver del escritor «fue amortajado con el sayal de San Francisco y en su diestra se colocó una sencilla cruz de madera». A eso se une que «cuatro hermanos de la Orden Tercera lleváronlo a la iglesia de monjas trinitarias, donde al día siguiente recibió cristiana sepultura».
(RD/EP)