"Si nos descuidamos, este siglo recién empezado será un siglo de retroceso ético", denunció Amin Malouf
(José Luis Pinilla).-¡Cicatrizes! … así con «z» . Que no solo se vea mejor sino que «suene» más fuerte. Y nuestra mirada y nuestro oído (hay paredes que hablan) queden más atrapados por el grito escrito en el mismo muro que intenta atravesar. Un grito que habla de las heridas -y muertes- que producen las fronteras y los muros insalvables que colocamos a la dignidad humana para defendernos de no sé qué identidades como si fueran páginas ya escritas e impresas para siempre.
Uno de los muros fue la operación «Mos Mairoum». Frase entrañable que traducida del latín buscaba el objetivo (solo aparentemente amable) de acudir a las raíces de nuestra identidad europea: «La costumbre de nuestros mayores». No pudieron poner nombre más contradictorio. Europa está basada en la razón griega, en la idea de la justicia romana de dar a cada uno según sus necesidades y en el humanismo de raíz cristiana que sabe mucho de compasión y de preferencia por el pobre. Justo lo contrario de lo que aquella operación significaba.
Los resultados de la Operación del pasado octubre -27 países participantes- descubren que se interceptaron a 19.234 personas. De ellas, 346 por parte de España. 2.721 menores. Más de 5.000 procedían de Siria y 1.500 de Afganistán. Es decir, de países en guerra. 2.000 casos sin saber de qué país venían. Y tan solo 257 informantes de las supuestas mafias de transporte de inmigrantes, uno de los principales objetivos de la operación. ¡»Pobre» resultado para tanto esfuerzo económico y policial! ¡Y tanto miedo provocado! Las fronteras dejan cicatrices.
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