Ese futuro difícil tal vez encuentre en algunos de estos jóvenes a esos amigos fuertes de Dios que los tiempos reclaman
(Ángel Gutiérrez Sanz).- Ávila ha vuelto a ser el escenario de un evento importante. Alrededor de ocho mil jóvenes cristianos procedentes de toda Europa se han concentrado en esta hermosa ciudad para honrar la memoria de Sta. Teresa de Jesús.
La Concentración ha sido Convocada por la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española, el Departamento de Pastoral de la diócesis de Ávila, la Orden de los Carmelitas Descalzos etc; pero quien en última instancia ha arrastrado a esta multitud de jóvenes ha sido el carisma de una mujer que sigue teniendo tirón en amplios sectores de nuestra sociedad.
Durante cinco días, del 5 al 9 de Agosto, multitud de jóvenes estarán congregados, llenando las calles, plazas e iglesias de esta histórica ciudad castellana.
A través de diferentes actividades espirituales, culturales o festivas, están tratando de ir asimilando el mensaje de Teresa de Jesús, dentro de un clima de jovialidad, porque la alegría en un colectivo juvenil es algo que no puede faltar.
Todo ello muy en consonancia con el sentir de la Santa Fundadora, que no se cansaba de testimoniar con el ejemplo que la alegría de vivir no está reñida con la santidad, por eso no quería monjas tristes en sus conventos como tampoco le gustaban las personas aburridas y melancólicas; así que lo primero que ha querido regalar a los jóvenes que han venido a visitarla, ha sido su alegría contagiosa, ésa que tiene su origen en la unión con Cristo y que nada ni nadie puede arrebatarles.
Aprender a vivir la vida desde la alegría del evangelio sigue y ha de seguir siendo un mensaje siempre actual. La masiva llegada juvenil a estas tierras hay que entenderla como un signo de gracia venida del cielo. Ya sé que no es oro todo lo que reluce y que en este tipo de manifestaciones tan masivas hay mucho de folclorismo exhibicionista. Yo he tenido la oportunidad de hablar con algunos de los participantes y he podido apreciar , como no podía ser por menos, que existen diversos niveles de concienciación religiosa entre ellos; pero una cosa es cierta y es que durante estos días, miles de jóvenes gargantas se van a dejar escuchar cantando y gritando emocionadas los anhelos de Teresa, lo que hace pensar que no todo está perdido y que ese futuro difícil que se avecina, tal vez encuentre en algunos de estos jóvenes a esos amigos fuertes de Dios que los tiempos reclaman.
A muchos de estos jóvenes cristianos concentrados les va a tocar vivir, sin duda, tiempos recios como lo fueron los de Sta. Teresa. Tiempos de dudas y vacilaciones, de desorientación y crisis. Vivimos el final de una época histórica y el comienzo de otra nueva, lo que hace que todos andemos un poco perdidos A la espera de lo que haya de suceder, el hecho es que hoy por hoy las juventudes cristianas han vuelto a dar muestras de que no tienen la menor intención de renunciar a vivir el ideal cristiano con todas sus exigencias y compromisos.
Ahí están, ahí les encontramos cuando la ocasión lo requiere, a la espera de dar un paso más, que pueda ser decisivo y hacerse presentes de forma definitiva en un mundo que tan necesitado anda de esperanzas de futuro.
Aquí en Ávila estamos viendo cómo es posible todavía compartir fraternalmente los gozos interiores dentro de unas jornadas, que se están viviendo con intensidad y sin desfallecimientos, porque cuando se cuenta con la fuerza del espíritu el cansancio no hace mella y se pueden soportar estoicamente los rigores climáticos, dormir en el suelo, comer de bocadillos o lo que sea.
Yo que he pasado mi vida entre los jóvenes, no he dejado nunca de creer en ellos, ni tampoco en sus ansias de autenticidad, en todos los órdenes de la vida. De los jóvenes he oído decir muchas cosas. Se les acusa de rebeldía y de la ruptura generacional; pero en realidad hemos sido nosotros, los mayores, los que no hemos sabido ser ejemplos vivos para ellos, ni tampoco hemos sabido trasmitirles esos valores e ideales cuando más lo necesitaban.
La explosión de entusiasmo juvenil en torno a Teresa de Jesús y a lo que ella representa, lleva implícito el mensaje de que hay cansancio de tanta dispersión y que en muchos de ellos están vivas las inquietudes del espíritu.
A vosotros jóvenes cristianos que repudiáis toda falsía y mediocridad, me gustaría deciros que habéis elegido bien al decidir ser cristianos en un mundo paganizado y ahora lo que tenéis que hacer es serlo de verdad, asumiendo vuestras cuotas de responsabilidad y compromiso con la Sociedad y con la Iglesia.
Todos estamos expectantes, por lo que habrá de ser vuestra respuesta, porque de ella depende el ser o no ser de un futuro que ya es presente. El reto lo tenéis delante y no es otro que devolver el mundo a Cristo. Va a ser misión difícil plagada de dificultades, sobre lo que con toda seguridad vais a tener ocasión de reflexionar muy seriamente en estos días.
Es de suponer que cuando acaben estas jornadas quedarán presentes en vuestro recuerdo algunas vivencias y vosotros mismos os preguntareis ‘¿Habrá servido para algo todo esto?’. Me temo que cuando regreséis a casa os volváis a encontrar con el mismo mundo y las mismas gentes que dejasteis y que los problemas de siempre seguirán ahí aparcados, sin resolver; pero al menos este masivo encuentro juvenil habrá servido para demostrar a quien quiera verlo, que el cristianismo sigue vivo y que no tiene fundamento alguno decir que el periodo histórico de la pos-religiosidad ha iniciado su ciclo.
Yo pienso que jornadas como ésta siguen teniendo sentido, mientras en nuestro mundo abrumado por la fiebre del poseer y del consumismo siga habiendo jóvenes dispuestos a dedicar su tiempo y a hacer miles de kilómetros para escuchar de labios de Teresa decir «Quien a Dios tiene nada le falta … Sólo Dios basta»