Ha asegurado que Dios "siempre ofrece su perdón" y que "la Iglesia no va a machacar"
El secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo, ha explicado que, con su última decisión, el Papa Francisco quiere quitar «trabas» para «aliviar» a quienes se arrepientan del pecado del aborto durante el Año Santo de la Misericordia.
«A lo largo de la historia ha habido pecados de especial gravedad que han estado más penados y facilitar, quitar esas penas, que la gente pueda acudir sin trabas para aliviar y quitar ese peso de encima que supone un pecado de estas características. Que esa persona se quede con paz y reconciliada», ha subrayado en declaraciones a Onda Cero recogidas por Europa Press.
Hasta ahora, según ha recordado, la mujer que hubiera abortado o los médicos que hubieran practicado un aborto y quisieran obtener el perdón tenían que acudir a alguien con especial facultad como el obispo o penitenciarios y, ahora, con esta decisión, el Papa da facultad a cualquier sacerdote para que pueda «aliviar a esas personas».
Según ha precisado, a lo largo de la historia ha habido determinados pecados que la Iglesia ha penado cuando han adquirido una «extensión social» para «extirparlos». Ahora, la Iglesia pone «determinados tiempos» de «amnistías religiosas» para esos pecados y este año jubilar el Papa lo ha querido hacer con el aborto.
Gil Tamayo ha defendido que la opción de la Iglesia no es la del «rigorismo» sino la del «perdón» porque la Iglesia «no es de cátaros» sino que está compuesta por «pecadores».
En este sentido, ha asegurado que Dios «siempre ofrece su perdón» y que «la Iglesia no va a machacar». «Hay que dar una imagen de coherencia con las convicciones, de una gran comprensión y de una gran confianza en el perdón», ha subrayado.
La decisión del papa Francisco de permitir que sacerdotes comunes absuelvan a las mujeres que se arrepientan en confesión por haber abortado fue mayoritariamente bien recibida, pero también surgieron voces críticas que opinaron que es un intento de juzgar decisiones personales.
La disposición papal regirá durante el Año de Misericordia, entre el 8 de diciembre de 2015 y hasta fines de noviembre de 2016.
La jubilada argentina Silvia Lagguzzi, de 72 años, saludó la decisión del papa. «¿Por qué no van a perdonar eso (el aborto) todos los sacerdotes si todos los pecados son perdonables?», se preguntó.
«Yo aborté una vez, tenía 25 años, fue un montón de cosas que se juntaron… me arrepentí, soy católica, y en ese entonces un sacerdote común me perdonó», en alusión a la práctica de algunos curas argentinos que se han anticipado a la decisión papal.
El Instituto Nacional de Latinas para la Salud Reproductiva, con presencia en Washington y Nueva York, fue muy crítico en un comunicado y afirmó que los comentarios del pontífice «dan por entendido que una persona que ha terminado su embarazo debe estar avergonzada de ello». Enfatizó que «rechazamos cualquier intento de juzgar o avergonzar a alguien en base a decisiones personales tomadas sobre salud, embarazo y la posibilidad de ser padres».
En América Latina el aborto mayoritariamente está prohibido, y sólo es permitido como parte de sus políticas de salud pública en Cuba y está legalizado en Puerto Rico y en algunos países de las Antillas. En Uruguay está despenalizado hasta la semana 12, al igual que en Ciudad de México.
En Cuba el aborto fue introducido en sus hospitales en 1965. Miguel Sosa Marín, ginecólogo y presidente de la Sociedad Cubana de Desarrollo de la Familia, dijo al diario oficial Granma que el aborto seguro «es un logro de las mujeres cubanas en su lucha por el pleno ejercicio de igualdad entre los géneros.
Hasta ahora si una mujer quería confesar su aborto y obtener la absolución debía acudir a un obispo, quien designaba a un cura especializado en esas materias.
Para el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Augusto Castro, muchas mujeres sufren por abortar, «y uno de los momentos especiales de superar todo ese sufrimiento es también la confesión y la absolución y es un gesto maravilloso del Papa y que lo extienda todo ese año a todos los sacerdotes».
El párroco Peter Kliegel, de la chilena ciudad de Osorno, dijo que «es un paso súper importante para darle la oportunidad a personas de levantarse, porque la iglesia no puede solamente dar a conocer leyes, sino que tiene que tender la mano igual como lo hizo Jesucristo».
En Chile está prohibido cualquier tipo de aborto, incluso el terapéutico, que sí es permitido en Brasil, donde según estudios de opinión, más de dos tercios de sus habitantes consideran que deben seguir regulado. Rosangela Talib, coordinadora de un grupo católico por el Derecho a Decidir, opinó que la medida «es un cambio importante en la postura del Vaticano, pero sería mucho más importante si no tuviera fecha de término».
Carol Tobías, presidente de Derecho Nacional a la Vida, la organización pro vida más grande de Estados Unidos, señaló que «mientras algunas mujeres mejoran y pueden superar el dolor de matar a su niño no nacido, todavía hay muchas que no han podido llegar a ese punto».
El padre César Piechestein, vocero de la arquidiócesis de Guayaquil, Ecuador, dijo que «durante los últimos años se ha extendido la práctica del aborto, debido a varios factores, por eso los sacerdotes debemos estar dispuestos a acompañar y a sanar a las mujeres que han sufrido por cometer este pecado».
En Uruguay, el obispo de Maldonado, Rodolfo Wirz, recordó que el aborto «es un asesinato». Agregó que «lo nuevo sería que ahora, al mismo tiempo, la Iglesia, con una mayor sensibilidad, se pone en el lugar de la madre, la que está verdaderamente arrepentida y la que no».
Para el párroco dominicano Alejandro Valera, la absolución de sacerdotes de sacerdotes a mujeres que abortaron «es una práctica de siempre».
Por otro lado, la Fraternidad San Pío X toma conocimiento, por la prensa, de las disposiciones que el Papa Francisco ha establecido con ocasión del próximo Año Santo. En el último párrafo de su carta dirigida, el 1° de septiembre de 2015, a Mons. Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, el Santo Padre escribe: «Por una disposición mía establezco que quienes durante el Año Santo de la Misericordia se acerquen a los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X para celebrar el Sacramento de la Reconciliación, recibirán válida y lícitamente la absolución de sus pecados.»
La Fraternidad San Pío X expresa su agradecimiento al Soberano Pontífice por este gesto paternal. En el ministerio del sacramento de la penitencia, ella siempre se ha apoyado, con absoluta certeza, en la jurisdicción extraordinaria que confieren las Normae generales del Código de Derecho Canónico. Con ocasión de este Año Santo, el Papa Francisco quiere que todos los fieles que desean confesarse con los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X puedan hacerlo sin ser importunados.
En este año de conversión, los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X procurarán ejercer con renovada generosidad su ministerio en el confesionario, siguiendo el ejemplo de dedicación infatigable que el santo Cura de Ars dio a todos los sacerdotes.
(RD/Agencias)