Silverio Nieto le comentó a mi hijo que en la vida hay que ser un poco malote, que hay que tener picardía. Y después empezó un interrogatorio en toda regla sobre lo que le ocurrió a mi hijo
Esta entrevista no tiene localización. La familia del chico que en el curso 2008-09 sufrió, presuntamente, abusos sexuales por parte de un docente, abandonó Bizkaia y se trasladó a un punto del norte del Estado debido a todo lo que esta denuncia de pedofilia acarreó en sus vidas. El padre del joven concede en su nueva residencia una entrevista a Marta Hernández en DEIA en la que muestra su indignación ante el hecho de que la Conferencia Episcopal niegue que se haya reunido con ellos y por las maneras en las que se enteró de que la Congregación para la Doctrina de la Fe ha archivado la denuncia.
¿Cómo se encuentran?
-Tenemos la sensación total y absoluta de que estamos siendo maltratados, más de lo que ya habíamos sido con anterioridad. Nos estamos encontrando, una vez más, con una serie de presiones y hasta de sutiles amenazas. Después de que se publicase que el Papa solicitó abrir un juicio canónico, una noticia que fue una filtración y no por nuestra parte, recibí un mensaje a través de Facebook de un alto representante del ala religiosa de la Universidad de Navarra en el que decía: «Lo bueno de un Estado de derecho es que castiga por igual a presuntos pedófilos que a presuntos difamadores». Es una demostración de todas las presiones, difamaciones… que estamos recibiendo.
¿Representantes de la Conferencia Episcopal mantuvieron un encuentro con ustedes?
-El miércoles 17 de junio recibo una llamada de un individuo que se presenta como Rafael Felipe, que llama de parte de la Conferencia Episcopal, y también nombra a Silverio Nieto, que es asesor y confesor personal del ministro del Interior actual y persona muy cercana al Opus Dei, como hemos sabido después. Me dice que el Papa les ha enviado para que vengan a interesarse por el estado de salud de mi hijo y para mostrarnos su cariño y afecto de forma personal. Y quedamos un viernes a las 12.00 horas. Ese mismo día, una vez que he colgado el teléfono, se me ocurre llamar a un obispo que nos ha estado ayudando y a mi abogada. Ella llama a Rafael Felipe, juez eclesiástico perteneciente al muy conservador Obispado de Terrassa, y le transmite que desea estar presente en ese encuentro y él contesta que no hace falta, que es una reunión que no tiene ningún cauce canónico o judicial. Silverio me pareció un hombre muy dicharachero. Empezó a contarnos cosas de su vida: que es de Almendralejo, que fue marino mercante… Le preguntó a mi hijo qué quería ser de mayor y él le contestó que periodista. Y Silverio le dijo: «Te voy a dar un consejo: estudia árabe, así encuentras trabajo seguro porque te mandan al frente a Siria». También le comentó que en la vida hay que ser un poco malote, que hay que tener picardía. Y después empezó un interrogatorio en toda regla sobre lo que le ocurrió a mi hijo.
¿Cómo se enteran de que el Vaticano archiva el caso?
-Ángel María Unzueta, vicario general de la Diócesis de Bilbao, se pone en contacto conmigo para que quedemos en persona porque quería contrastar conmigo una noticia. Pero antes de que pudiéramos quedar, muy nervioso, me llama otra vez y me dice: «Te tengo que dar la noticia, quería decírtelo en persona, pero los acontecimientos se están precipitando y te lo tengo que contar ya. Me han dicho que te diga, así -remarca- que ha llegado una comunicación del Vaticano al Obispado en la cual se dice que se archiva el caso de tu hijo». Alguien nos informa de que el Papa no puede archivar el caso, que seguramente haya sido el dicasterio de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Allí hay personas del Opus y Ludwig Müller, el prefecto, acaba de firmar un documento en lo que es un semigolpe de Estado contra el Papa. Llamo a Ángel y le solicito que me manden un documento, un papel, una resolución. Yo oficialmente no me doy por enterado. A mí nadie me ha notificado nada por vía escrita. Además, es falso que el Papa haya archivado este caso. Los que han cerrado esto son los del dicasterio de la Congregación para la Doctrina de la Fe, después de una investigación viciada de raíz.
Entonces, ¿las preguntas que les hacen esos dos hombres corresponden a la investigación que el Papa ordenó?
-Han sacado las declaraciones con trampa. Esos testimonios, sin un abogado presente, son nulos, y el perfil de esas personas, por ser próximos al Opus Dei, anulan la independencia del caso. No hemos podido aportar pruebas, no ha habido informes periciales…
La Congregación asegura que ha investigado durante seis meses.
-El jesuita Landaria habla de una supuesta investigación, que ni se nos notificó ni nos consta.
¿Cómo está ahora su hijo?
-Está mal. Sigue con los efectos del shock postraumático acaecido a raíz de los abusos sexuales y el acoso escolar y no puede hacer la vida habitual de un chaval de su edad.
¿Qué le ocurrió?
-Es el preceptor, numerario del Opus Dei, profesor de Religión, el que abusa, supuestamente hay que decir, de mi hijo. Nosotros habíamos decidido cambiar de colegio, sin saber nada aún, viendo cosas que no nos gustaban como doble varas de medir, y un día fuimos a hablar con él para anunciarle que nos íbamos de Gaztelueta. Tanto al entrar al despacho como al irnos, al darnos la mano le temblaba el pulso. Cuando realmente explota mi hijo es una mañana, en La Avanzada, me dice que le están amenazando a través de la redes sociales: desde te vamos a matar, te vamos a arrancar los ojos… Y un chaval, que ya fue expedientado por ello por la Fiscalía de Menores, le mandó un mensaje que decía que iba a venir a su casa a follar con él y con su madre. Mi hijo explota, pero va contando cosas poco a poco. Mi hijo empieza a hablar en 2011, cuando todo le ocurrió en 2008-09. A día de hoy, hay algunas cosas que le ha contado al psiquiatra y que ha podido contar en la declaración del juzgado, que nosotros no sabemos. Mi hijo empezó a contar el acoso y después el abuso. Gaztelueta no abrió ningún protocolo y en una de la reuniones que tuvimos, cuando mi hijo contó, por ejemplo, que este profesor le enseñaba fotos de mujeres ligeras de ropa en el ordenador, según Iñaki Cires -entonces director- e Imanol Goyarrola -entonces subdirector- no era eso: era que le mostraba fotos de la actriz de Harry Potter, en su despacho, a puerta cerrada, y los dos solos, para enseñarle el desarrollo sexual de una mujer. Y eso, Imanol Goyarrola e Iñaki Cires nos lo contaron de la forma más natural. ¿Es normal que el profesor de Religión para enseñar el desarrollo sexual de una mujer muestre fotos de una actriz de Harry Potter semidesnuda? Es solo un ejemplo de la capacidad que pretenden tener estos señores de Gaztelueta a la hora de manipular. Se han convertido en los reyes de la verdad a medias. Y si miento, que sean capaces de decírnoslo a la cara a mi mujer y a mí. La verdad a medias, núcleo de ese crucifijo de cristal que siempre han enarbolado.
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