Es inadmisible que personas que se ponen bajo la tutela de la Iglesia sean violentadas de modo tan repulsivo y atroz
El Obispo de Bilbao, Mario Iceta, ha señalado que se debe «pedir humilde y profundamente perdón» por el «daño grande y tantas veces irreparable que se ha podido hacer» con respecto a posibles casos de abusos en la Iglesia. «Tenemos que pedir perdón por aquello que no se ha hecho bien», incide.
En una entrevista concedida a Deia, recogida por Europa Press, al ser cuestionado por posibles abusos ante los que la Iglesia de Bizkaia ha podido no llevar a cabo una reflexión pública, Iceta afirma que la Iglesia es consciente de estos problemas y está «tomando medidas». «Algunas preventivas, para que no ocurran; tolerancia cero. Es inadmisible que personas que se ponen bajo la tutela de la Iglesia sean violentadas de modo tan repulsivo y atroz. Hay que concretar actuaciones para saber que las personas puestas en el ámbito de la Iglesia están prevenidas ante las tentativas de abuso de cualquier persona. Una vigilancia, intensa y testada», indica.
En esta línea, ha afirmado que si se producen «hechos execrables», debe haber una colaboración total con la Justicia para investigar y conocer la verdad. «Vamos a secundar todas las instrucciones que han llegado de Roma para que se apliquen y estén plenamente vigentes», añade.
Respecto al pasado, dice que en todo aquello que la Iglesia ha hecho mal, «pedir humilde y profundamente perdón por el daño grande y tantas veces irreparable que se ha podido hacer». «Tenemos que pedir perdón por aquello que no se ha hecho bien», incide.
Por otro lado, Iceta califica la inmigración de «oportunidad y enriquecimiento» y subraya que «toda persona humana es un bien y más para una sociedad envejecida como la nuestra, incapaz de hacer su propio recambio generacional».
Paz y convivencia
En materia de convivencia, el Obispo recuerda que la Iglesia «no es un agente político» e incide en que su tarea es «mucho más a pie de obra». «La primera es acompañar a las personas que han sufrido el zarpazo de la violencia. Segundo, existe una labor de reconciliación que necesita una pedagogía distinta en cada persona«, afirma.
Asimismo, considera que «no es fácil pedir perdón cuando uno ha cometido un asesinato o ha hecho daño», y tiene que haber un recorrido interior que reconozca ese daño causado.
«También existe una pedagogía para aquellos que han sufrido la violencia y tienen que abrirse a un perdón», manifiesta, para añadir que el ámbito educativo es «fundamental». (RD/Agencias)