La humanidad actualmente ya necesita los recursos equivalentes a 1,5 planetas, pero si viviéramos a nivel medio de los EE.UU., necesitaríamos 3.9 planetas
La Asociación Cultural Frontera, Conversaciones y Debates, celebró los días 6, 7 y 8 de noviembre, las CONVERSACIONES DE AVILA, en su 49 edición, que con la participación de cincuenta hombres y mujeres, provenientes de diferentes Comunidades Autónomas, versaron sobre EL PARADIGMA ECOLOGICO, teniendo como conversadora mayor o ponente a Yayo Herrero y siguiendo la metodología ya clásica de ver, juzgar y actuar. Presentamos sus conclusiones y propuestas.
1.- VER.
Se analizó la situación actual global del Planeta Tierra, sometido a un deterioro muy grave y creciente a partir del comienzo de la era industrial. Siendo sus recursos renovables y no renovables, pero en todo caso limitados, los hemos utilizado como si fueran ilimitados. Hemos sometido nuestro Planeta a contaminaciones de todo tipo: gases de efecto invernadero, deforestación galopante con miles de hectáreas por día, acumulación de residuos en tierra, aire y mar; calentamiento climático; eliminación de especies terrestres y acuáticas, que alcanza el 39 % en terrestres y marinas y hasta el 76 % en las de agua dulce, o lo que es lo mismo: el número de mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces en todo el Planeta es, en promedio, la mitad de lo que era tan solo hace 40 años.
Monocultivos, adulteración genética artificial (OGMs), superconsumo de los sectores y países más desarrollados en detrimento de los más pobres, profundizando la huella ecológica hasta consumir a veces el doble de lo que nos corresponde y de lo que el Planeta es capaz de reponer. La humanidad actualmente ya necesita los recursos equivalentes a 1,5 planetas, pero si viviéramos a nivel medio de los EE.UU., necesitaríamos 3.9 planetas. Actualmente, casi mil millones de personas pasan hambre, la mayoría mujeres y niñas; 768 millones viven sin agua potable y 1.400 millones no tienen acceso a un suministro seguro de electricidad: son los habitantes de la Tierra más vulnerables al cambio climático. Si ahora ya estamos gastando mucho más que lo que la Tierra puede reponer, ¿qué pasará para el año 2050 en que habrá 2000 millones de habitantes más?
2.- JUZGAR.
Por lo que hasta ahora sabemos, el planeta Tierra es, con muchísima diferencia, el más bonito, maravilloso y extraordinario de cuantos conocemos, sin posible comparación con ningún otro. Su evolución filogenética, a través de muchos millones de años, fue capaz de llegar a producir la inteligencia, llegar a la hominización, dar origen al ser humano. Por eso el hombre es el pensamiento consciente de la Tierra. El ser humano, HOMBRE-MUJER, es, por tanto, la misma Tierra en su expresión de conciencia, libertad y amor.
En consecuencia, nuestra primera actitud hacia la Tierra, la Madre Tierra, debería ser de admiración, alabanza y respeto, así como de agradecimiento, amor y cuidado. No es así, sin embargo. Constatamos que estamos reaccionando muy débilmente ante su grave daño y deterioro. Las políticas nacionales e internacionales, junto con la tecnología unida a ellas, están al servicio de las finanzas y de los grandes poderes económicos, y en particular de las compañías multinacionales, que aparecen como los mayores culpables del fracaso de todo el sistema Tierra. Por otra parte, debemos reconocer que todos tenemos una parte de responsabilidad en esta situación, ante nosotros mismos y antes las próximas generaciones.
3.- ACTUAR.
Por todo ello vemos necesario comprometernos con estas líneas de acción:
– Es urgente y necesario sanar lo que hemos dañado y destruido.
– Han de implicarse todos los estados, gobiernos, organismos internaciones, la sociedad civil y los ciudadanos particulares, no solo en detener el deterioro, sino reconstruir urgentemente la integridad del Planeta.
– Ninguna rama de la ciencia, ninguna sabiduría, ninguna filosofía, ninguna religión pueden eximirse de esta responsabilidad y compromiso.
– Todos debemos buscar juntos caminos de liberación integral del hombre y la tierra, basados en la inmensa dignidad de toda persona humana y de toda criatura, con opción preferencial por los pobres, las personas más vulnerables como los niños, los ancianos y los enfermos, y las criaturas en más inminente peligro de extinción, con amor a todos e incluso a las criaturas de vida más efímera, de tan solo segundos, porque todas tienen un valor por sí mismas y una misión que cumplir.
– Tenemos que apostar por una agricultura sostenible, formas renovables de energía, mayor eficiencia energética, gestión más adecuada de los recursos forestales y acuáticos, cuidar con esmero y consumir con austeridad el agua potable, exigir normas de obligado cumplimiento en cuanto a la emisión de gases de efecto invernadero, planificación de la política y la economía al servicio de la vida, no del dinero.
– Es imprescindible tener hábitos de consumo responsable y apostar por el decrecimiento y una austeridad que permita que haya lo suficiente y de calidad para todos, optando por otro estilo de vida, lejos del consumismo promovido por el poder económico-financiero, que nos manipula y quita la libertad de ser y nos vacía el corazón de otros valores para que solo necesitemos y busquemos objetos para comprar, poseer y consumir.
– Finalmente, nos compete a todos desarrollar la dimensión política de la solidaridad, comprometiéndonos en acciones que tengan como objetivo organizar la sociedad del bien común del hombre y del Planeta, del cual dependemos todos. Hemos de procurar que este compromiso se contagie e impregne a toda la sociedad.