Hay dos situaciones muy traumáticas para él: las que ocurrían en el despacho de su tutor, donde era víctima de abusos y agresiones sexuales y, la otra, el maltrato que sufrió de sus compañeros: burlas, menosprecio, amenazas
Iñaki Viar ya intervino en el procedimiento judicial abierto tras la muerte de Jokin, el chaval de 14 años de Hondarribia que se quitó la vida por un acoso escolar que le atormentaba. Ahora, el psiquiatra y psicoanalista también aporta su conocimiento a otro caso que se dirime ante la Justicia: los supuestos abusos sexuales cometidos por un profesor del colegio Gaztelueta a un alumno menor de edad. Viar es el profesional que trata a la presunta víctima; su informe clínico es una de las pruebas periciales y él, también, es testigo de la acusación. Lo entrevista Marta Hernández en Deia.
¿Cómo se encuentra actualmente el joven?
-Los episodios agudos han ido desapareciendo con el tiempo. Pero hay un síntoma que perdura, una secuela grave de los hechos vividos y que aún no se ha resuelto: la dificultad todavía muy importante para relacionarse socialmente que, por un lado, le impide asistir con regularidad al colegio, y por otro, hace que evite el trato con muchachos de su edad. Él es un joven de trato correcto, educado, sensato… Y es consciente de que tiene unos problemas que no ha superado, que consisten en esa dificultad grande, de tipo fóbico, a relacionarse socialmente. Estar en un grupo de gente o referencias a temas de índole sexual y, no digamos ya de abusos, le retrotrae a las escenas que sufrió. Hay dos situaciones muy traumáticas para él: las que ocurrían en el despacho de su tutor, donde era víctima de abusos y agresiones sexuales y, la otra, el maltrato que sufrió de sus compañeros: burlas, menosprecio, amenazas… De ahí que como mecanismo de defensa evite las relaciones sociales que puedan reproducir su angustia. Por otra parte, él se esfuerza en proseguir con sus estudios.
¿Cómo afectaría al chico una condena o absolución del profesor?
-Para él, ha sido muy duro el procedimiento judicial. Hablar de lo ocurrido le afecta profundamente en su pudor. Solamente ahora ha sido capaz de presentar la querella. Desde luego, espera que se haga justicia. Creo que sería muy beneficioso para él que se tome en cuenta su palabra.
En su informe, usted descarta «cualquier fabulación» y habla de un «relato coherente y sin contradicciones» del joven.
-Exactamente. Según mi criterio, hay una concordancia entre lo que expresa y la afectividad que muestra. No hay contradicciones ni hay nada carente de sentido. Es un relato coherente y realizado con un gran esfuerzo. Con tiempo, ha ido contando cosas que le resultaban muy difíciles de decir. Lo que es lógico tratándose de un menor (ahora ya es mayor de edad) que padece un síndrome postraumático que consiste en un conjunto de síntomas ocasionados por una vivencia traumática que le ha dañado gravemente en su vida.
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