Afirmamos que la persona humana es centro y punto de convergencia del interés cristiano
(Centro Ecuménico Misioneras de la Unidad).- Con el lema «La misión de la Iglesia humanizante, hoy» se acaba de celebrar entre el 28 de junio y el 2 de julio la XXVI edición del Encuentro Ecuménico de ‘El Espinar’ en la Casa de Espiritualidad ‘Las Rosas’ de Collado Villalba (Madrid).
Estos encuentros surgieron por la iniciativa personal de miembros pertenecientes a diversas Iglesias o Congregaciones cristianas (católicos, ortodoxos y protestantes) que vieron la urgencia y la necesidad de encontrarse para conocerse y fomentar juntos el compromiso de caminar, con la fuerza del Espíritu, hacia la unidad visible y la plena comunión de la una e indivisa Iglesia de Cristo.
Organizado por la Iglesia Católica, la Iglesia Evangélica Española, la Iglesia Española Reformada Episcopal (IERE) y la Iglesia Ortodoxa Rumana en España, el Encuentro de ‘El Espinar’ ha acogido este año un programa centrado en el papel del cristianismo como fuerza humanizadora en un mundo con preocupantes síntomas de deshumanización.
El jesuita Héctor Vall, la joven profesora del SEUT Mireia Vidal, el pastor de la IEE Alfredo Abad, el sacerdote ortodoxo rumano en Móstoles Marius Picus y el también sacerdote y profesor de la Facultad de Teología ortodoxa en la universidad rumana de Alba Iulia, Nicolae Coriolan, han enriquecido con sus ponencias unos días de estudio conjunto y oración en los que se ha contado con la presencia y acompañamiento constante del Arzobispo de la Iglesia Siria de Antioquía, Monseñor Nicolaos Matti, que está desarrollando su ministerio episcopal en España. También el delegado de Ecumenismo del Arzobispado de Madrid, Manuel Barrios, se hizo presente en estos días de encuentro y comunicación.
Desde el Centro Ecuménico ‘Misioneras de la Unidad’, con su director Manuel González Corps al frente, que también asistió al Encuentro, se pone de manifiesto la importancia de este y otros encuentros ecuménicos, como oportunidades para el conocimiento mutuo, el intercambio de dones y la búsqueda de caminos para hacer visible esa unidad querida por Cristo: «Padre, que todos sean uno, para que el mundo crea» (Juan 17, 21).
Centros ecuménicos, delegaciones episcopales de Ecumenismo y grupos ecuménicos de toda la geografía española, Madrid, Barcelona, Galicia, Santander, Bilbao, Córdoba, Málaga, Jaén, Cáceres, Cartagena, Murcia, Burgos, Segovia y Soria, han compartido las experiencias en el caminar diario en sus respectivas comunidades y han elevado al Padre sus plegarias por la unidad.
El tratamiento de temas de actualidad, el drama de los cristianos perseguidos, el escándalo de los refugiados que están llamando a las puertas de Europa y el diálogo interreligioso han estado en el núcleo de la reflexión y la oración. En este mismo pensar y mismo sentir, ha surgido una llamada al compromiso para poner como centro de interés a la persona y su dignidad, tal y como enseña aquél que une a todos los hermanos, el hombre plenamente humano, Jesús, el Señor.
Al finalizar el encuentro, los participantes aprobaron un documento conclusivo que compartimos a continuación:
Espiritualidad para un mundo en crisis
La fe transforma, humaniza y salva
1. Creemos en Dios Uno y Trino: en el Padre, creador del mundo; en el Hijo, salvador; y en el Espíritu Santo, vivificador y santificador. Dios es Amor, es decir, comunión, relación y transformación.
2. Nuestra espiritualidad acepta la trascendencia de Dios y también su inmanencia en el mundo, en la historia y en el ser humano.
3. Nuestra fe en Dios Creador presupone y afirma la unidad de la naturaleza y de todo el género humano. Dios ama todo lo que ha salido de sus manos, la creación entera. De ahí nuestra visión ecuménica.
4. Jesucristo, Dios y hombre verdadero, es nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida. Creemos que en Jesús de Nazaret, Dios se ha humanizado, haciendo así posible la humanización y la divinización del hombre, por la fuerza del Espíritu.
5. A pesar de los enormes avances científicos y tecnológicos actuales, parece que la sociedad ha iniciado un camino deshumanizador. La soberbia, el individualismo, el egoísmo y la ignorancia fomentan normas de conducta destructivas, contrarias al bien común.
6. Vivimos en un mundo globalizado e interdependiente que obliga a revisar ciertos comportamientos egoístas ante la economía del mercado y nuestro modo de actuar con la naturaleza. Estamos en un estado de emergencia ecológica y económica auténticamente suicida.
7. Afirmamos que la persona humana es centro y punto de convergencia del interés cristiano. Dios afirma, no rechaza nunca lo verdaderamente humano.
8. Por ello, nuestro ideal de conducta no puede ser buscar el máximo provecho económico, sino la justicia y la solidaridad, que traducen de modo inteligible y concreto la exigencia evangélica del amor al prójimo y hacen posible la vida.
9. Consideramos, además, que la amistad y la colaboracón ecuménica entre las diversas Iglesias y Confesiones Cristianas es urgente e imprescindible, frente a todos los procesos de deshumanización que vemos desarrollarse ante nuestros propios ojos.
10. La presencia del Amor y la Misericordia de Dios en la realidad dramática del mundo, fundamenta y exige una espiritualidad ecuménica y de servicio, respetuosa con la naturaleza y solidaria con la entera humanidad.
Amar es respetar y servir. La fe y la espiritualidad cristiana transforman, humanizan y salvan.
– El Espinar. Julio 2016