"La catequesis en España está bien, pero necesita un revulsivo y un rejuvenecimiento"
(José M. Vidal).- Todavía está de ‘luna de miel’ con la nueva diócesis con la que se ‘ha casado’ hace cuatro meses. Amadeo Rodríguez Magro, el nuevo obispo de Jaén, ‘franciscano antes de Francisco’, es uno de los obispos españoles que más sabe de catequesis. A ella ha dedicado gran parte de su vida de obispo, en cuyo ministerio asegura «o sirves o dejas de ser feliz». Pide «un revulsivo y un rejuvenecimiento» en la catequesis de nuestro país.
Don Amadeo pasa por Madrid con destino a Roma, para participar en le Jubileo de los catequistas, que se celebra este fin de semana en el Vaticano. Y no va sólo. Le acompañan unos 500 catequistas de toda España, asi como el obispo Sebastiá Taltavull, administrador apostólico de Mallorca y encargado de la catequesis en Cataluña.
El programa en Roma será apretado. El viernes asistirán a catequesis por grupos lingüísticos sobre un tema novedoso: «Contemplar la misericordia a partir de la obra de Caravaggio, la vocación de San Mateo». Como dice el obispo de Jaén, «además de ser uno de los cuadros preferidos del Papa, representa a la mil maravillas la misión de la Iglesia hoy y su vocación de servicio».
A su juicio, la obra refleja «el encuentro personal de San Mateo con Cristo, que toma la iniciativa, sale a su encuentro e ilumina siempre al que llama, como la luz de toda vocación que, en el fondo, es el servicio a los demás».
El domingo, la misa jubilar con el Papa en la Plaza de San Pedro y, antes, el sábado, además de la peregrinación hacia la Puerta Santa, habrá adoración eucarística y celebración de la penitencia.
-¿Los obispos se confiesan, monseñor?
-Por supuesto que sí, aunque la gente no nos vea
-¿La tentación del poder es la que más acecha a los prelados?
-Internamente, puede haber un sentimiento de cierta vanidad, que dura poco. Luego, el episcopado es un ministerio en el que o sirves o dejas de ser feliz. La vida de un obispo es situarse al servicio de los demás, especialmente de los que más sufren. Quizás por eso, el gran pecado a confesar sea el de no estar suficientemente volcados con la gente.
No seguimos hurgando en los ‘pecados’ episcopales, porque hoy no toca. Y, con el presidente de la comisión episcopal de catequesis de la Conferencia episcopal, volvemos al tema catequético. Un tema que permea la Iglesia a todos los niveles y que sigue siendo «esencial para la evangelización».
Para Don Amadeo, «la catequesis, organizativamente, está muy bien, pero necesita un revulsivo, porque, en el contexto actual, ya no se puede dar nada por supuesto y hay que asumir que, muchas veces, los chavales ya no viven en un ambiente cristiano en casa, en el colegio o en la calle».
Por eso, el movimiento catequético tiene que ser ‘integral’, es decir basado en la doctrina, en el conocimiento racional, pero también en el testimonio y en la experiencia de la práctica religiosa. «Una catequesis que no sea meramente escolar o escolástica», explica el prelado. De ahí, «la necesidad de catequistas más preparados, mejor formados y con una identidad cristiana clara».
El número de catequistas en España supera los 50.000, aunque con una media de edad alta. Es necesario «rejuvenecer a los catequistas», que suelen ser personas mayores. Y Don Amadeo reconoce que «cuesta encontrar relevo», como en otras tantas facetas de la pastoral. Por eso, hace ya años que la Iglesia española trata de «implicar a los padres en el proceso de iniciación cristiana de sus hijos, pidiéndoles que colaboren en la catequesis».
Con esta dinámica, se matan dos pájaros de un tiro: Se multiplican los catequistas y se recupera a esos padres jóvenes que, después de la confirmación, se desengancharon de la Iglesia. Pero, como dice monseñor Rodríguez Magro, «vuelven a sintonizar con la fe, cuando tienen que educar a sus hijos». Hay algunos, incluso, que siempre estuvieron alejados de la religión y que regresan a través del catecumenado de adultos, que ya funciona en todas las diócesis.
Una dinámica que no abarca a todos los padres. Porque los hay que desconectan por completo y para siempre. «A veces, los padres no sólo educan poco en la fe, sino que educan poco». Ahí están, al quite todavía, los abuelos, para enseñarles a los críos las primeras oraciones, ir a buscarles a la salida del cole o llevarlos a la catequesis de la parroquia.
Considera, Don Amadeo, que el ejemplo del Papa es vital también en el ámbito catequético. «El Papa utiliza un lenguaje claro, directo, sencillo y evocador. Su lenguaje llama la atención a todos y, además, transmite un mensaje creativo». Y allá van el obispo de Jaén y los 500 catequistas españoles: a dejarse empapar de la creatividad evangélica de Francisco.