El Papa es un ser humano brutal, te hace estar feliz y muy fuerte espiritualmente". Y no sólo a él, sino a "tantos otros que siguen sufriendo sus dudas y sus miedos"
(Jesús Bastante).- «Que el Santo Padre hable de mi durante un vuelo y abrace a todos los seres humanos por igual, es algo que jamás podré ni sabré agradecerle. ¡Gracias, amigo mío!«. Así reaccionaba ayer en su perfil de una red social Diego Neria, el transexual recibido por el Papa hace un año, tras leer, en Religión Digital, las declaraciones de Bergoglio durante el vuelo de vuelta de Bakú.
Un día después, y «después de muchas horas en una nube», Neria se muestra ante esta web como alguien «absolutamente contento con mi vida y con mi fe, y con la dulzura del Santo Padre«. Como ha sido una constante desde que el Papa le llamara y les invitara a él y a su esposa Maca (así les denominó el propio Francisco durante el vuelo), Diego no quiere valorar ni interpretar las palabras de Bergoglio. «Sus palabras son suyas y sólo a él le pertenecen».
En el avión, Francisco reveló algunos datos del encuentro, muchos de los cuales Neria jamás ha revelado, ni en su libro ni en las escasas entrevistas que ha concedido desde entonces. Sigue sin querer hacerlo, demostrando que su lucha no es la de un oportunista, sino la de un hombre que, movido por su fe, está logrando abrir caminos, puertas nuevas a la misericordia en la Iglesia.
«Se están dando giros brutales a favor, se están empezando a abrir puertas» exclama, exultante, Diego Neria, quien confiesa estar «absolutamente feliz en mi interior», aun sabiendo que «queda mucho por caminar, pero el camino está siendo más llano«.
Francisco también tuvo palabras elogiosas para el obispo que lo acompañó, Amadeo Rodríguez, antes titular de Plasencia y hoy de Jaén. «Es un magnífico obispo», decía el Papa. El prelado ha preferido no salir siquiera a agradecer las palabras del Papa, pero la felicidad del trabajo bien hecho habla por sí solo. También, el agradecimiento de Diego Neria: «Don Amadeo me ha acompañado, me ha ayudado, me ha querido y me quiere. No ha habido jamás un ‘No puedo’ por su parte siempre que le he necesitado».
Ahora, el camino continúa. «El Papa es un ser humano brutal, te hace estar feliz y muy fuerte espiritualmente». Y no sólo a él, sino a «tantos otros que siguen sufriendo sus dudas y sus miedos. Gracias a Dios, yo me siento con fuerzas para tirar del hombre de los que tienen esos miedos, y decirles que es posible creer y seguir adelante», remacha.