La independencia por sí misma no amenaza la Iglesia, porque siempre se ha sabido situar en geografías cambiantes. La nueva hegemonía busca que la Iglesia desaparezca de la esfera pública
(C. Doody/Agencias).- En una Cataluña independiente hay un peligro real de que la Iglesia quede «arrinconada» o que directamente «desaparezca de la esfera pública». Esa es la alarma que ha lanzado el marista Lluís Serra, quien además ha denunciado la «lucha descarnada por la hegemonía» que se está librando con la aparición de nuevos partidos.
Bajo el título de «Independencia y hegemonía», el religioso -secretario general de la Unión de Religiosos de Cataluña (URC)- ha escrito un artículo en la revista Horeb en el que advierte de labores «subterráneas» para buscar «el desprestigio» de la Iglesia.
«La independencia acapara en Cataluña la máxima atención», advierte, «pero de manera subterránea hay otro dinamismo de gran importancia que a menudo pasa inadvertido y que, además, influye con fuerza en los planteamientos soberanistas. Se trata de la hegemonía, que consiste en buscar a toda costa la supremacía en Cataluña, sea independiente o autonómica».
El religioso marista destaca que en la «lucha descarnada por la hegemonía», el objetivo inicial fue «reducir a la insignificancia a los dos partidos o coaliciones que la han ejercido hasta ahora, errores propios al margen: CiU y PSC».
«Los ataques, especialmente a la coalición que ha gobernado más años la Generalitat, se han producido por todos los flancos. Incluso, debido a su última apuesta independentista, se ha usado munición de gran calibre: informes falsos, fondos reservados del estado, difamaciones… Todo vale para provocar un cambio de hegemonía», denuncia el secretario general de la URC.
Serra asegura que «el PSC se ha visto especialmente afectado por las nuevas mareas de los indignados, que se han articulado en partidos de nueva creación».
Según el secretario de la URC, que agrupa a todas las órdenes religiosas que hay en Cataluña, uno de los objetivos de las nuevas fuerzas que reclaman la hegemonía política es «el arrinconamiento de la Iglesia».
«La independencia por sí misma no amenaza la Iglesia, porque siempre se ha sabido situar en geografías cambiantes. La nueva hegemonía busca que la Iglesia desaparezca de la esfera pública», considera Serra.